Paralizó Lisboa la huelga del transporte contra los planes de austeridad
Periódico La Jornada
Viernes 23 de marzo de 2012, p. 29
Lisboa, 22 de marzo. Los trabajadores portugueses paralizaron este jueves trenes y gran parte del transporte público en Lisboa, además de cerrar puertos, en protesta por las medidas de austeridad y la reforma laboral impuestas por el gobierno, como condición de un rescate internacional por 103 mil millones de dólares.
Con gritos de "FMI fuera", "Basta de sacrificios" o "Se necesita un cambio y trabajo para los jóvenes", los contingentes avanzaron desde varios puntos de esta capital y se dirigieron al Parlamento, donde se reunieron con movimientos de jóvenes indignados. Sin embargo, el tercer paro general en 16 meses en contra de los paquetes de austeridad tuvo poco impacto fuera del sector del transporte, y no causó grandes interrupciones en las empresas.
La Confederación General de Trabajadores Portugueses, la mayor agrupación sindical del país, se lanzó en solitario en esta batalla, sin el apoyo de la Unión General de Trabajadores (UGT), el segundo mayor sindicato portugués, que se había movilizado en las dos huelgas generales anteriores, de noviembre de 2010 y noviembre de 2011.
Los dos sindicatos están divididos ante la reforma laboral que promueve el gobierno, aceptada por la UGT pero que la CGTP ha rechazado al calificarla de "regreso al feudalismo". La medida prevé la flexibilización de la jornada laboral, facilitar despidos, eliminar días feriados y reducir días de vacaciones.
Defendida por el gobierno del primer ministro conservador Pedro Passos Coelho, la reforma se discutirá la semana próxima en el Parlamento, donde la coalición de derecha dispone de amplia mayoría.
Después de Grecia e Irlanda, Portugal es el tercer país de la zona euro que ha necesitado asistencia financiera para evitar la quiebra. En mayo del pasado año la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional le concedieron un paquete de créditos de 78 mil millones de euros a cambio de draconianas reformas para reducir el Estado.
Las medidas de austeridad del gobierno han provocado la desaceleración de la economía portuguesa, que según previsiones oficiales, se contraerá este año más de 3 por ciento y el desempleo subirá a 14.5 por ciento.
Armenio Carlos, el nuevo líder comunista de la CGTP, quería que sus 700 mil afiliados enviaran una señal al gobierno de centroderecha de que no tolerarán la merma de derechos laborales, la rebaja de salarios y desempleo récord. "Tenemos que seguir realizando huelgas, luchando. Estas políticas no resuelven nada, estamos en el mismo camino que Grecia", dijo Pedro Ramos, de 38 años, coordinador sindical que trabaja para una empresa estatal de gestión de residuos.
Otros grupos se reunieron en varios puntos de Lisboa, pero en números muy inferiores a los de la manifestación pacífica del mes pasado, que convocó a 100 mil personas. La CGTP reportó que había interrupciones en el sistema de ferrocarriles, incluyendo la ruta Lisboa-Madrid.
El metro de Lisboa permanecía cerrado, mientras muchos hospitales aceptaban sólo casos de urgencia. El sindicato indicó también que los servicios de recolección de residuos, los puertos y algunos colegios habían cerrado en todo el país.
Fuente
Viernes 23 de marzo de 2012, p. 29
Lisboa, 22 de marzo. Los trabajadores portugueses paralizaron este jueves trenes y gran parte del transporte público en Lisboa, además de cerrar puertos, en protesta por las medidas de austeridad y la reforma laboral impuestas por el gobierno, como condición de un rescate internacional por 103 mil millones de dólares.
Con gritos de "FMI fuera", "Basta de sacrificios" o "Se necesita un cambio y trabajo para los jóvenes", los contingentes avanzaron desde varios puntos de esta capital y se dirigieron al Parlamento, donde se reunieron con movimientos de jóvenes indignados. Sin embargo, el tercer paro general en 16 meses en contra de los paquetes de austeridad tuvo poco impacto fuera del sector del transporte, y no causó grandes interrupciones en las empresas.
La Confederación General de Trabajadores Portugueses, la mayor agrupación sindical del país, se lanzó en solitario en esta batalla, sin el apoyo de la Unión General de Trabajadores (UGT), el segundo mayor sindicato portugués, que se había movilizado en las dos huelgas generales anteriores, de noviembre de 2010 y noviembre de 2011.
Los dos sindicatos están divididos ante la reforma laboral que promueve el gobierno, aceptada por la UGT pero que la CGTP ha rechazado al calificarla de "regreso al feudalismo". La medida prevé la flexibilización de la jornada laboral, facilitar despidos, eliminar días feriados y reducir días de vacaciones.
Defendida por el gobierno del primer ministro conservador Pedro Passos Coelho, la reforma se discutirá la semana próxima en el Parlamento, donde la coalición de derecha dispone de amplia mayoría.
Después de Grecia e Irlanda, Portugal es el tercer país de la zona euro que ha necesitado asistencia financiera para evitar la quiebra. En mayo del pasado año la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional le concedieron un paquete de créditos de 78 mil millones de euros a cambio de draconianas reformas para reducir el Estado.
Las medidas de austeridad del gobierno han provocado la desaceleración de la economía portuguesa, que según previsiones oficiales, se contraerá este año más de 3 por ciento y el desempleo subirá a 14.5 por ciento.
Armenio Carlos, el nuevo líder comunista de la CGTP, quería que sus 700 mil afiliados enviaran una señal al gobierno de centroderecha de que no tolerarán la merma de derechos laborales, la rebaja de salarios y desempleo récord. "Tenemos que seguir realizando huelgas, luchando. Estas políticas no resuelven nada, estamos en el mismo camino que Grecia", dijo Pedro Ramos, de 38 años, coordinador sindical que trabaja para una empresa estatal de gestión de residuos.
Otros grupos se reunieron en varios puntos de Lisboa, pero en números muy inferiores a los de la manifestación pacífica del mes pasado, que convocó a 100 mil personas. La CGTP reportó que había interrupciones en el sistema de ferrocarriles, incluyendo la ruta Lisboa-Madrid.
El metro de Lisboa permanecía cerrado, mientras muchos hospitales aceptaban sólo casos de urgencia. El sindicato indicó también que los servicios de recolección de residuos, los puertos y algunos colegios habían cerrado en todo el país.
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