En 15 años se verán los daños del derrame petrolero de 2010 en el Golfo

PROCESO 


9 de abril de 2015
Nacional
MÉXICO, D.F., (apro).- El grupo interdisciplinario e interinstitucional que da seguimiento desde julio de 2010 al derrame provocado por la petrolera estadunidense British Petroleum (BP) en el Golfo de México prevé daños a largo plazo, en unos 10 ó 15 años, en aguas mexicanas.
En el primero y segundo año no se detectaron valores críticos de contaminación química, pero sí una tendencia a la alza de algunos metales pesados de crudo, lo que probablemente repercutirá, con mayor fuerza en 10 ó 15 años, en la cadena trófica, tanto de los organismos que habitan en la columna de agua, como los que se distribuyen sobre el fondo marino, así como de las especies migratorias como tortugas y delfines, advierten los especialistas.
El grupo de 45 investigadores, encabezado por Luis Soto González, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, da seguimiento al derrame ocurrido en abril de 2010 en las costas del río Misisipi a mil 600 metros de profundidad al norte del Golfo, cuyas aguas y recursos son compartidos entre México, Estados Unidos y Cuba.
Y si bien el vertido de 4.5 millones de barriles sucedió en zona estadunidense, “no existen fronteras físicas que eviten que estos accidentes afecten a las costas nacionales”, afirma Soto González.
Por ello, desde julio de 2010 el grupo interinstitucional integrado por académicos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), de la UNAM, el Cinvestav del IPN, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), realizan un seguimiento “para evaluar el grado de afectación ambiental ocurrido a 800 kilómetros de distancia de los litorales mexicanos”.
El proyecto multidisciplinario incluye siete subprogramas de investigación oceanográfica tendientes a identificar el daño al ecosistema marino, mantener vigilancia de las condiciones oceanográficas e interpretar la información recabada para generar escenarios de cambio.
Para ello dividieron el Golfo en tres zonas: “la UNAM cubrió la parte norte-noroeste con los litorales de Tamaulipas y Veracruz; el CICESE la zona central y profunda, y el Cinvestav se responsabilizó de los efectos en la Península de Yucatán”, comenta Soto González.
Los estudios revelaron que el hidrocarburo salió “proporcionalmente a la superficie” pero el mayor volumen “sigue concentrado en el fondo del norte del Golfo” y puede ser dispersado por las corrientes hacia el sur, es decir, hacia aguas mexicanas.
“¿Cuánto duran las consecuencias de un derrame?, hemos proyectado que más de 25 años, porque el petróleo no se degrada con facilidad y los elementos tóxicos causan efectos severos a largo plazo en el ambiente marino”, alerta el especialista de la UNAM.
Uno de los problemas que enfrentan para saber con exactitud cómo afectará el derrame a aguas mexicanas es precisar qué patrones de dispersión y descomposición tiene el hidrocarburo a mil metros de profundidad.
“Ahí, la contaminación por petróleo es muy severa, hay mortalidad de peces, mamíferos y nuestro conocimiento es aún limitado. No tenemos muchas respuestas de cómo un sistema como el Golfo de México responde a un caso catastrófico; pero con optimismo esperamos que se pueda recuperar por sí solo”, confía el universitario.
Comenta que las instituciones académicas responsables de la investigación continúan el procesamiento de la información para dar respuesta y editar una publicación con un primer esquema de interpretación, “porque –advierte—los efectos del derrame se agravarán” en los próximos 10 ó 15 años.
Corren riesgo los organismos que habitan en la columna de agua, los que se distribuyen sobre el fondo marino, así como las especies migratorias como tortugas y delfines.
“Es un esquema integrativo que se contrapone a quienes dicen que el problema o consecuencias ambientales se restringen al norte del Golfo”, afirma.
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