La Sedena: entre la soberbia y la cerrazón
10 de octubre de 2015
Destacado
Salvador Cienfuegos, titular de la Sedena. Foto: Octavio Gómez |
Lo
que pudo ser un encuentro constructivo entre los diputados de la
comisión que indaga el caso Ayotzinapa y el secretario de la Defensa, se
tornó en una reunión ríspida cuando el general Salvador Cienfuegos se
vio obligado a fijar su postura sobre la inacción militar en la noche de
Iguala. Fue tajante: dijo que el Ejército no intervino porque nadie le
pidió hacerlo y, además, advirtió que no le rendirá cuentas a ningún
organismo extranjero. Y aun cuando accedió a que los miembros del 27
Batallón sean interrogados, dijo que esto sólo ocurriría con la
presencia de un superior a su lado, para evitar “intimidaciones”.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Soberbio y negado a cualquier interrogatorio por parte
de organismos extranjeros, el titular de la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, advirtió a
legisladores de la Comisión Especial del Caso Ayotzinapa que el trabajo
de sus soldados podrá someterse al escrutinio legislativo siempre que
eso ocurra con un superior a su lado para evitar “intimidaciones”.
Durante
dos horas y media, Cienfuegos y altos mandos de la Sedena –el general
Gilberto Hernández Andreu, oficial mayor; el encargado del Área
Jurídica, general Alejandro Ramos; y el director de Derechos Humanos,
general José Carlos Beltrán Benítez– se impusieron ante la mayoría de
los diputados federales. De entrada, prácticamente catearon a los
legisladores para evitar que entraran a las instalaciones de la Defensa
con celulares, grabadoras o cámaras. Además, impidieron que sus asesores
los acompañaran.
La que hubiera podido ser una tersa
reunión entre diputados federales y el titular de la Sedena y sus
subalternos se convirtió en una dura crítica por parte de dos diputados
federales: Víctor Sánchez, de Movimiento Ciudadano, y Araceli Damián, de
Morena, quienes desentonaron en el “cordial” encuentro.
“Displicente”,
“soberbio” –como lo calificaron– y con todo lo que el uniforme de
cuatro estrellas puede provocar ante sus interlocutores, Cienfuegos
Zepeda se impuso a los legisladores advirtiéndoles que él sólo le
reporta al presidente de la República y sólo se somete a los tribunales
del orden común y del fuero federal, nunca a organismos extranjeros.
A
los ocho miembros de la Comisión Especial les dijo que los militares no
declaraban ante el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes
(GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “pero
que con mucho gusto se reportan a las instituciones y a los poderes de
México”.
“¡Entonces hágalo realidad, general secretario, y permita que entremos al 27 Batallón!”, se atrevió a decir Damián.
Con
su voz pausada, la diputada sorprendió a Cienfuegos, quien manifestó su
disposición para que los miembros de la Comisión Especial de Ayotzinapa
ingresen por vez primera a las instalaciones del 27 Batallón de
Infantería en Iguala y puedan interrogar a sus miembros.
Pero
Beltrán Benítez paró en seco el entusiasmo de los diputados. “Habría
que ver en calidad de qué los interrogarán; cómo va a quedar la
declaración de los soldados porque en términos de derechos humanos
también (sic) podríamos violárselos”.
Siguió: “Hay que
establecer qué papel juegan ustedes los diputados. Primero se tienen que
acordar las bases sobre las cuales se podría realizar ese
interrogatorio”. Luego les advirtió: “Ningún soldado podrá declarar ante
ustedes si no se hace acompañar de su superior… porque ellos se
sentirían intimidados ante los legisladores”.
Damián
calificó la advertencia de “penosa”, pues sostuvo que “si finalmente no
hay nada que ocultar y el Ejército actuó de manera ejemplar, como nos lo
dijeron en esa reunión, no deberían tener miedo a que los soldados
declaren sin acompañamiento, pues podría ser a la inversa: que los
superiores intimiden a los soldados y limiten sus declaraciones”.
(Fragmento del reportaje que publica la revista Proceso 2032, ya en circulación)
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