Las Afore juegan a los volados con ahorros de trabajadores
Ninguno
de los promotores en el Congreso de la Unión a las reformas del Fondo
Nacional de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del Estado
(Pensionissste) se tomó la molestia de informar a los directamente
interesados los pormenores en el cambio de modelo para el manejo de los
fondos de su vejez, como la opacidad y los cobros onerosos que les
esperan en la operación individual de sus cuentas y que desde 1997 ha
permitido a las administradoras de fondos para el retiro (Afore) obtener
multimillonarias ganancias con el manejo discrecional de un dinero del
que disponen de manera arbitraria y, cual si se tratará de una ronda de volados,
apuestan irresponsablemente en la Bolsa de Valores a través de las
llamadas “inversiones de riesgo”, sin que el Estado ni los legisladores
metan al orden a los irresponsables banqueros y eviten que los ahorros
de millones de trabajadores puedan esfumarse en los próximos años.
Segunda parte
La
imparable privatización del sistema de pensiones en México y el
gigantesco fraude que se viene registrando con los cuantiosos recursos
de los trabajadores que deberían ser invertidos de manera responsable en
proyectos con beneficio social para los directamente interesados, hace
inaplazable que se ponga a debate nacional una modificación y revisión a
fondo sobre la forma en que han venido operando estos verdaderos vampiros
financieros, a los que las políticas de transparencia les tienen sin el
menor cuidado, ya que la laxitud de la Comisión Nacional del Sistema de
Ahorro para el Retiro (Consar) no permite a ninguno de los 15 millones
de clientes de las Afore pedirles cuentas sobre sus aportaciones y la
forma en que se utilizan, menos aún, obtener información detallada de
los cobros por altísimas comisiones y las constantes pérdidas a su
capital, a las que se disfrazan como “minusvalías”.
Ningún
diputado ni senador se ha puesto a revisar el tramposo sistema de
“información” que utilizan las Afore para mantener en un estado de
permanente confusión a sus millones de clientes, que les impide conocer
de una forma clara y sencilla cuáles son, por ejemplo, los verdaderos
rendimientos que obtienen sus ahorros. De suma gravedad resulta
enterarse que los ahorros de los directamente afectados con el
imprudente manejo financiero de su dinero pueden esfumarse dejándolos
con las manos vacías en su vejez, criminal omisión por la cual, sin
embargo, los banqueros no tendrán responsabilidad alguna, pues los
contratos leoninos que firman los trabajadores, con la anuencia del
gobierno, los eximen de culpa alguna si pierden en “las inversiones de
riesgo”, que lo mismo han rescatado bancos en quiebra que comprado
“papeles” de gobierno para financiar el déficit público.
Teóricamente
se supone que el 79 por ciento de los 39 millones de cuentas
individuales registradas en el Sistema de Ahorro para el Retiro –de los
cuales 15 millones están inscritas en las Afore– deberán ser retiradas
por los trabajadores en los próximos 20 años, pero de continuar como va
el actual saqueo y las crecientes pérdidas a sus ahorros, el panorama en
su vejez podrían ser francamente escalofriante.
El
modelo de pensiones que tiene sus antecedentes directos en el utilizado
por el gobierno de Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, en
1981, ha mostrado una desmedida usura para acrecentar las ganancias de
los banqueros a costa del riesgo y la reducción paulatina del dinero de
los ahorradores. Va siendo hora de preguntarse qué pasará de quedar en
franca quiebra los fondos de pensiones, ¿quién responderá por tan
abominable quebranto financiero?
Si
bien los ordenamientos en la materia facultan a comprar a nombre del
trabajador, y bajo su cuenta y riesgo, acciones de una sociedad de
inversión especializada en fondos para el retiro (Siefore),
supuestamente bajo la premisa de generar rendimientos a sus ahorros, la
abusiva y autorizada imposición del cobro de comisiones por manejo de
cuentas, donde México es el país con mayores tarifas del mundo, y la
inexistente regulación y mecanismos de vigilancia que posibilite a los
ahorradores a tener la certeza del tipo de inversiones a dónde se
destina su dinero, genera un abismo entre las ganancias de unos y las pérdidas de otros.
Es
así que mientras los banqueros han mantenido en los últimos años una
tasa media anual de ganancias del 24.11 por ciento, en la desventajosa
contraparte los trabajadores apenas y alcanzan el 2.7 por ciento de
intereses, siendo que son los dueños del dinero, de tal manera que cada
ahorrador está pagando, dependiendo de los cobros de las Afore, un
promedio de 23 centavos de cada peso por el manejo de su cuenta. Tan
sólo en el primer semestre de 2008 las “inversiones de riesgo”
reportaron pérdidas al capital de las cuentas individuales por 53 mil
millones de pesos, mientras que las Afore de los banqueros obtuvieron
ganancias por 10 mil millones de pesos. Es decir que los barones del
capital nunca pierden ni se hacen responsables por el detrimento de los
ahorros de millones de mexicanos.
Si a
este incierto panorama le agregamos el paulatino desmembramiento del
sistema de seguridad social que dejará sin atención médica a estos
millones de jubilados cuyas pensiones están en peligro, utilizar el
término “genocidio” no sonará exagerado si no se toman las providencias
necesarias. De hecho, el Estado mismo se estará jugando su propia existencia si no recula a tiempo y alienta las modificaciones necesarias que impida a los voraces tiburones financieros acabar con los ahorros para la vejez de millones de personas.
Como
se aprecia, seguir ciegamente con los lineamientos de organismos como
el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y dar como
validas sus teorías en el sentido de que la quiebra financiera de los
gobiernos es por culpa de los trabajadores que envejecen será el peor
autoengaño de los gobiernos cómplices que saben perfectamente que los
banqueros son los directamente responsables. México es un ejemplo
indiscutible de este modelo de barbarie financiera.
Por
esta extensa retahíla de calamidades es que los alabarderos de las
reformas al sistema de pensiones y a las modificaciones al Pensssioniste
deben vislumbrar las consecuencias que su ligereza legislativa puede
acarrear al futuro del país y a un conflicto social de dimensiones
gigantescas que se está gestando, y seguirá creciendo geométricamente si
no se pone a discusión y a revisión el saqueo incontenible de los
banqueros y sus voraces Afore. La carrera es contrarreloj y no puede
esperar.
Martín Esparza Flores*/Segunda parte
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
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