Bank of America prevé mayor reducción del gasto público en México

Peña y Videgaray durante un encuentro con empresarios. Foto: Octavio Gómez
Peña y Videgaray durante un encuentro con empresarios. Foto: Octavio Gómez

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Por donde se le vea, el panorama de la economía mexicana enfrenta nubarrones que le impiden despegar.
De acuerdo con el reporte titulado “México: Malestar Económico”, elaborado por el Bank of America, Merrill Lynch Global Research , nuestro país se encuentra golpeado por la debilidad económica mundial, el desplome de los ingresos petroleros, además de que las finanzas públicas enfrentan una creciente deuda. Por todo ello, se prevé que el gasto público se reducirá aún más.
Pero eso no es todo. La firma con sede en Estados Unidos puso el dedo en la llaga al advertir que la economía se encuentra afectada por la creciente inseguridad, el malestar social y un consumo que va de más a menos.
De hecho, el documento adelantó que la actividad económica de México se mantendrá por debajo del potencial, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 1.9% en 2016 y 2.1% en 2017, por la debilidad en las exportaciones y un menor estímulo fiscal y monetario.
Aunado a lo anterior, el crecimiento pronosticado enfrenta riesgos como una producción petrolera menor a la esperada, la incertidumbre global –incluyendo las elecciones presidenciales estadunidenses– y una menor demanda a la esperada por parte de Estados Unidos.
“Prevemos que el crecimiento del PIB continúe desacelerándose en el segundo semestre de 2016, a pesar de un mejor crecimiento en Estados Unidos, arrastrado por los recortes en el gasto de gobierno, una menor producción petrolera y mayores tasas de interés”, puntualizó Carlos Capistrán, economista en jefe para México de BofA Merrill Lynch Global Research,
Según el especialista, la deuda pasó a 48% como proporción del PIB en 2015, cuando hace una década representaba 32%. Ante esta situación, Capistrán apuntó que “el incremento en la deuda, junto con el bajo crecimiento del PIB, ha limitado el espacio fiscal de México”.
No es la primera vez que la economía mexicana se encuentra en entredicho. El pasado 23 de agosto, la agencia Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) bajó la perspectiva de la calificación de largo plazo del país de “estable” a “negativa”.
De hecho, la calificadora con sede en Nueva York advirtió que “la revisión de la perspectiva de las calificaciones en escala global refleja una posibilidad de al menos una en tres de que bajemos la calificación en los próximos 24 meses si el nivel de deuda del gobierno general o la carga de intereses presenta un deterioro superior a nuestras expectativas y aumenta la vulnerabilidad de las finanzas públicas de México ante los shocks adversos”.
Un día después, el analista de Riesgo Soberano de Moody’s Investor Services, Jaime Reusche, detalló que para que México no vea reducida su calificación crediticia, debe conseguir resultados en el proceso de consolidación fiscal (reducción de deuda), mantener en orden las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex) y dejar de poner mucha atención en riesgos externos, como la campaña presidencial de Donald Trump en Estados Unidos.
El especialista alertó que “es preocupante el aumento constante de la deuda del gobierno federal, aunado a las presiones de los pasivos de Pemex, que ha necesitado ayuda financiera del gobierno y, de seguir necesitándola, presionará aún más las razones de deuda”.
En este contexto, Merrill Lynch Global Research explicó que la consolidación fiscal de México debe basarse en una mayor recaudación de impuestos después de la reforma fiscal de 2013 –incluyendo impuestos a la gasolina–, mayores ingresos de otras fuentes, como transferencias de Banxico y las coberturas petroleras, así como en la contención del crecimiento del gasto de gobierno.
“Una política de tasas más altas, eventualmente incrementará las tasas de interés en la economía, lo cual disminuirá el crecimiento del crédito y el consumo. También las mayores tasas de interés limitan la depreciación del peso, lo cual es en parte la razón por la que el banco central ha estado aumentando tasas, pero también limita el rol del peso para ayudar a las exportaciones y contener las importaciones”, previó Capitrán.

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