La trampa de la gasolina
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Esta semana el gobierno federal enviará al Congreso de la Unión el paquete económico –Iniciativa de Ley de Ingresos, Proyecto de Presupuesto de Egresos y las modificaciones fiscales que considere pertinentes– para 2017, penúltimo año de la administración de Enrique Peña Nieto.
Pero lo hace, como no sucedió en los primeros cuatro años, en las peores condiciones y con todo en contra: una economía que va en picada, reformas estructurales que no cuajan, descrédito internacional y desconfianza de los mercados financieros hacia la política económica, donde ven una perspectiva negativa. También con el repudio generalizado hacia la persona del presidente Enrique Peña Nieto y su gestión.
Además con un devaluado secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que en cuatro años no ha podido hacer crecer a la economía más allá del 2% que criticó siempre.
Menos gasto
En el contexto de la presentación del paquete económico 2017 –la fecha límite legal es el jueves 8–, se hallan también dos factores clave:
Uno, la urgencia de hacer correcciones en materia de finanzas públicas: abatir el ritmo acelerado del endeudamiento, que alcanzará un inédito 50.5% del PIB este año, el más alto de los últimos 25 años; y alcanzar un superávit primario, es decir, dejar por fin el déficit primario, que resulta de no otra cosa que de estar pidiendo prestado sólo para pagar los intereses de la deuda. Que es lo que ha estado haciendo la Secretaría de Hacienda.
Esa urgencia de corregir las finanzas públicas, de hacer que los gastos no superen los ingresos, inducirá al gobierno a presentar un paquete económico más bien restrictivo, austero o inclusive contraccionista. Menos gasto, pues.
Y dos, los factores políticos. El paquete económico llega en un momento de crisis del partido en el gobierno, que perdió en las elecciones de junio de este año siete de las 12 gubernaturas en juego.
Por eso, para intentar recuperar parte de lo perdido, o no seguir perdiendo, el gobierno no presentará en el paquete económico –lo ha reiterado el secretario de Hacienda– cambios en el ámbito tributario: ni creación de nuevos impuestos, ni alzas en las tasas de los ya existentes, que además ya lo había comprometido en el llamado Acuerdo de Estabilidad Tributaria, luego del golpazo que significó la reforma hacendaria que entró en vigor en 2014.
Además en el paquete económico incluirá la propuesta de adelantar para enero próximo la liberalización de los precios de la gasolina, prevista para el mismo mes, pero de 2018, en la reforma energética.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2079 de la revista Proceso, ya en circulación.
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