Moreno Valle hizo de Puebla el estado más endeudado del país
Escena de la obra Mi Luchita, inspirada en el gobernador
saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle, escrita por Jesusa Rodríguez
(al centro), junto con Pedro Miguel, articulista de La Jornada; los moneros Rafael Barajas El Fisgón y Patricio Ortiz, así como Rafael Pineda, Julio Glockner y Aurelio Fernández Foto José Castañares / La Jornada de Oriente
Mónica Camacho y Martín Hernández
La Jornada de Oriente
Periódico La Jornada
Lunes 30 de enero de 2017, p. 26
Lunes 30 de enero de 2017, p. 26
Puebla, Pue.
Este martes concluirá la gestión del gobernador panista Rafael Moreno
Valle Rosas, quien dejará a la entidad una deuda que trascenderá al
menos cuatro periodos gubernamentales, advirtieron expertos en finanzas
públicas y diputados de oposición.Los proyectos para prestación de servicios (PPS) que contrató Moreno Valle para
detonarla infraestructura en su sexenio hicieron de Puebla el estado más endeudado del país, aunque los pasivos todavía no se contabilizan en forma oficial y por ello no se ven reflejados en las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El estudio Obligaciones financieras de las entidades federativas de México al tercer trimestre de 2016, del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) del Congreso de la Unión, ubica hasta ahora a la Ciudad de México, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz y el estado de México como las cinco entidades más endeudadas del país; sólo la Ciudad de México adeuda 67 mil 200 millones de pesos.
Reforma disfraza pasivos; las cifras reales se revelarán en abril
De acuerdo con especialistas y legisladores de oposición,
los pasivos de Puebla suman 76 mil millones de pesos, pero el primer
mandatario panista del estado sólo reconoce ante Hacienda los 8 mil 400
millones que le heredó en 2011 su antecesor, el priísta Mario Marín
Torres, destacaron los analistas.
La mayor parte de los pasivos está oculta debido a una reforma
legislativa que promovió el Ejecutivo estatal para que los pagos
destinados a los PPS no se contabilizaran como deuda pública, explicó el
coordinador de los legisladores federales del partido Morena en el
estado, Rodrigo Abdala Dartigues.La deuda real de la entidad no figurará en las estadísticas oficiales hasta abril próximo, cuando la SHCP emita el reglamento del sistema de alerta sobre indicadores de endeudamiento de los entes públicos, el cual obligará a Puebla a transparentar el costo de los PPS contratados por su gobierno, advirtió el presidente de la comisión de hacienda y patrimonio municipal del Congreso local, José Chedraui Budib.
En entrevista, el legislador destacó que Puebla destina actualmente mil millones de pesos al mes para el pago de los tres PPS que permitieron la construcción de las plataformas donde se instaló la armadora alemana de vehículos de lujo Audi, el Centro Integral de Servicios de la zona de Angelópolis y el Museo Internacional Barroco.
El especialista en finanzas públicas Eudoxio Morales Flores dio a conocer en la Cámara de Diputados, el 29 de noviembre pasado, que los PPS contratados en el sexenio tuvieron un costo de 24 mil 373 millones de pesos, pero los intereses que se cubrirán durante unas tres décadas elevarán el pasivo a casi 70 mil millones de pesos.
El análisis de Eudoxio Morales Flores fue avalado por diputados federales de los partidos Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y Morena, quienes exigieron a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) una investigación sobre el manejo de los recursos públicos en la gestión de Moreno Valle.
La Ciudad de México tiene pasivos por 67 mil 211 millones de pesos; Nuevo León, por 63 mil 155 millones; Chihuahua, por 47 mil 808 millones; Veracruz, 44 mil 941 millones, y el Estado de México, 41 mil 778 millones. En esta lista Puebla se ubica en la posición 15 entre las 32 entidades federativas, debido a que sólo se contabilizan 8 mil 400 millones de pesos de compromisos finanacieros que Mario Marín heredó a Rafael Moreno Valle en 2011.
Humor y denuncia en el centro de Cholula
Paula Carrizosa La Jornada de Oriente
Puebla, Pue.
La genealogía perversa de un político ambicioso, el parentesco ficticio que explica las acciones que en seis años han llevado a Puebla a una crisis social, económica, cultural, ambiental y política, así como el ansia de perpetuación en el poder se reflejan en una farsa donde el gobernador Rafael Marrano Bello resulta ser hijo de uno de los personajes más repudiados de la historia: Adolfo Hitler.
En esta historia, colmada de referencias humorísticas a la realidad, crítica política y doble sentido, participan los actores Jesusa Rodríguez y Julia Arnaut, los periodistas Pedro Miguel y Aurelio Fernández y los moneros Rafael Barajas, El Fisgón, Patricio Ortiz y Rafael Pineda, Rapé, acompañados por el antropólogo Julio Glockner.
Bajo el título de Mi luchita, el elenco revela el deseo del gobernador Rafael Marrano Bello de saltar de la gubernatura a la silla presidencial, apoyado en los
Durante una hora, en el zócalo de San Pedro Cholula, Rafael Marrano Bello –interpretado por Patricio– deja en claro sus deseos:
Es a Tony Gallo –un político que no se cansó de cantar en voz de Rapé– a quien Marrano Bello da consejos que puede aplicar en su año y ocho meses de gubernatura: por cada peso que pida debe quedarse con dos, para que él también se ocupe de su futuro político.
La noticia resulta espléndida para Marrano Bello.
Una vez aclarado el parentesco, Hitler hace una serie de preguntas al político y lo regaña por sus constantes berrinches y su mala costumbre de arrojar teléfonos celulares a quienes lo colman.
Sobre los libros, Marrano Bello reconoce que leyó apenas un par de instructivos y tuvo intenciones de leer La sucesión presidencial, de Francisco y Madero (sic), otra obra de
A sus enemigos, dice ufano, no pudo matarlos con sus propias manos, pero sí hizo encarcelar a 355, entre ellos Simitrio (Rubén Sarabia, líder de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre) y el ex secretario de Medio Ambiente Francisco Castillo Montemayor.
Al crimen lo controló
Fuente
La genealogía perversa de un político ambicioso, el parentesco ficticio que explica las acciones que en seis años han llevado a Puebla a una crisis social, económica, cultural, ambiental y política, así como el ansia de perpetuación en el poder se reflejan en una farsa donde el gobernador Rafael Marrano Bello resulta ser hijo de uno de los personajes más repudiados de la historia: Adolfo Hitler.
En esta historia, colmada de referencias humorísticas a la realidad, crítica política y doble sentido, participan los actores Jesusa Rodríguez y Julia Arnaut, los periodistas Pedro Miguel y Aurelio Fernández y los moneros Rafael Barajas, El Fisgón, Patricio Ortiz y Rafael Pineda, Rapé, acompañados por el antropólogo Julio Glockner.
Bajo el título de Mi luchita, el elenco revela el deseo del gobernador Rafael Marrano Bello de saltar de la gubernatura a la silla presidencial, apoyado en los
malos consejosde Hitler, quien por azares de la ficción resulta ser su progenitor.
Durante una hora, en el zócalo de San Pedro Cholula, Rafael Marrano Bello –interpretado por Patricio– deja en claro sus deseos:
A mí me salen los círculos de poder en mi mente cuadrada, dice el protagonista, acompañado de su fiel subordinado, Tony Gallo.
Es a Tony Gallo –un político que no se cansó de cantar en voz de Rapé– a quien Marrano Bello da consejos que puede aplicar en su año y ocho meses de gubernatura: por cada peso que pida debe quedarse con dos, para que él también se ocupe de su futuro político.
Yo tengo que llegar a la Presidencia, pero todavía no entiendo cómo, expone Marrano Bello y no duda en llamar a un personaje de su infancia: su nana Hitler, que en realidad es su padre, enfundado en su histórico traje militar color caqui y la cruz gamada.
No soy tu nana. En realidad soy tu padre, confiesa Hitler, personificado por Jesusa Rodríguez, en medio de carcajadas y rechiflas del público que desborda el sillerío instalado bajo una lona en la plaza pública.
La noticia resulta espléndida para Marrano Bello.
Sabía que venía de una estirpe llamada a conquistar el mundo, dice enfático mientras Tony Gallo le acerca una y otra vez un espejo para mirar su rostro soberbio.
Una vez aclarado el parentesco, Hitler hace una serie de preguntas al político y lo regaña por sus constantes berrinches y su mala costumbre de arrojar teléfonos celulares a quienes lo colman.
¿Cuántos libros has leído? ¿A cuántos enemigos metiste a la cárcel? ¿Cómo controlaste el crimen?, son algunas de las preguntas que hace Hitler a Marrano Bello.
Sobre los libros, Marrano Bello reconoce que leyó apenas un par de instructivos y tuvo intenciones de leer La sucesión presidencial, de Francisco y Madero (sic), otra obra de
una autora llamada Sara Mago, y su libro de cabecera es Quihúbole con la presidencia, de
un tal Jordi Rosado.
A sus enemigos, dice ufano, no pudo matarlos con sus propias manos, pero sí hizo encarcelar a 355, entre ellos Simitrio (Rubén Sarabia, líder de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre) y el ex secretario de Medio Ambiente Francisco Castillo Montemayor.
Al crimen lo controló
como estadista, pensando en los nichos de oportunidad, por lo que echó mano de los huachicoleros (saqueadores de combustible), quienes se “han mochado bien”.
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