Israel y la seguridad nacional de México
PROCESO
Los propios vendedores del software espía, como la empresa italiana Hacking Team, que ha vendido en México su sistema Remote Control System (RCS), con capacidades de invasión electrónica como el sistema Pegasus de la empresa israelí NSO, han hecho mofa de las capacidades de los funcionarios mexicanos encargados de operar esos equipos.
Cuando en 2014 la empresa italiana buscaba que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) renovara las licencias para el uso del RCS, los vendedores de la empresa se burlaban de la incapacidad de los agentes de seguridad mexicanos para utilizar los equipos de espionaje. Dejaban huellas por todos lados.
Lo mismo refirieron de los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que dijeron “estar enamorados” del manejo de los equipos por sus capacidades de invasión, según los cables publicados por la plataforma Wikileaks en 2015, cuando dio a conocer toda la información hackeada a Hacking Team.
El secretario de la Sedena, el general Salvador Cienfuegos, ha querido colocar en la agenda nacional el tema de la ciberguerra, sabedor seguramente de las vulnerabilidades de México.
Cisen y Sedena están llamadas precisamente a ser las dos instituciones que adviertan de los riesgos y amenazas a la seguridad nacional. Están obligadas, además, a realizar operaciones de contraespionaje para detectar cualquier acción encaminada a dañar la integridad de la nación.
Eso lo hacen todos los países que defienden a su población, sus instituciones y su territorio. Si el aspirante de Morena a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, dice que desaparecerá al Cisen en caso de ganar las elecciones del próximo año, tendrá que reemplazarlo por otro. No tiene opción.
De nada le sirve desprestigiarlo porque le puede pasar lo mismo que a Vicente Fox, quien como candidato presidencial también anunció que haría una profunda reestructuración de ese aparato. No lo hizo. Al contrario, lo manejó como quiso, echando por tierra los intentos de reforma que se hicieron al final del gobierno de Zedillo.
Los aparatos de seguridad, civiles y militares, son vitales para cualquier país. Si alguien sabe de eso son, precisamente, los israelíes. Su Ministerio de Defensa y el servicio de inteligencia Mossad son reconocidos por su desarrollo tecnológico y estratégico para defender los intereses vitales y estratégicos de Israel en el mundo, no sólo en sus fronteras inmediatas con los territorios palestinos y los países árabes.
De esas agencias israelíes han salido los equipos y programas que México ha comprado desde el gobierno panista de Felipe Calderón y que también han sido adquiridos por gobiernos estatales.
Ambas agencias gubernamentales han sido el origen de muchos de los dueños de las empresas asentadas en Israel que, ahora sabemos, están colocando sus equipos en México a través de empresarios de origen israelí, asociados con gestores y socios mexicanos, entre ellos militares retirados.
La ambición de gobernantes y policías mexicanos por espiar a sus opositores, con dinero público y a precios de corrupción, está dejando al Estado mexicano –población, gobierno y territorio– en manos de verdaderos estrategas que sí saben lo que quieren hacer en países tan vulnerables como México. Eso va mucho más allá de un éxito comercial.
Comentarios: @jorgecarrascoa
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