El pueblo venezolano arrasó a la derecha

El pueblo venezolano arrasó a la derecha

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El voto mayoritario de 18 millones de venezolanos asestó una bofetada con guante blanco a una recalcitrante derecha que tanto en el interior de su país como desde el exterior ha buscado, sin mucho éxito, derrocar con métodos nada democráticos el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Las elecciones del pasado 15 de octubre para elegir a los gobernadores de los 23 estados de Venezuela representan además un duro revés a opositores como Gerardo Blyde de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), Julio Borges del partido Primero Justicia y por supuesto al perdedor en el Estado Central de Miranda y exaspirante presidente, Henrique Capriles.
El Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) se alzó con un triunfo indiscutible en 17 estados —dando una cerrada pelea en el de Bolivar—, y recuperando la Región Sureña de Amazonia y la Región Occidental de Lara donde perdió el también opositor, Henri Falcón.
Los resultados pusieron en evidencia a muchas encuestadoras pagadas por la derecha y que en medios internacionales daban una supuesta ventaja a los opositores en por lo menos 18 gubernaturas. La realidad mostrada en las urnas fue lo opuesto a las estimaciones de los  amañados sondeos.
La lección de democracia de Venezuela se refrendó con la participación del 61.14 por ciento de los electores que acudieron a las urnas en un clima de paz y tranquilidad, desarticulando a los provocadores que meses atrás buscaron incendiar el país de acuerdo con un plan de desestabilización trazado desde el exterior.

Los venezolanos demostraron  estar unidos y no temer a las amenazas de Donald Trump ni a las de sus corifeos como el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro; y mucho menos a las de los expresidentes mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón que hicieron eco al canciller Luis Videgaray, vulnerando  con su actitud la tradición diplomática de nuestro país de la no intervención y el respeto a la autodeterminación  de los pueblos.
Como era de esperarse, ahora los opositores alegan fraude y esgrimen un sinfín de excusas para tratar de justificar su apabullante derrota, evadiendo explicar al pueblo venezolano cuáles han sido sus verdaderos motivos para atacar al régimen chavista y que no son otros más que restaurar los privilegios de las empresas multinacionales que buscan por todos los medios apoderarse de las riquezas del país petrolero, como ya lo han hecho en naciones como México, despojado de sus hidrocarburos con la reforma energética.
La derecha venezolana nunca ha estado ni estará interesada en el bienestar de las mayorías. Su alianza con el gobierno norteamericano y con la oligarquía internacional oculta un proyecto para favorecer el capitalismo salvaje que en el mundo está produciendo millones de pobres. Razón por la cual la respuesta democrática de la nación bolivariana  es una “lección histórica”, como atinadamente la calificó la titular de la Asamblea Nacional Constituyente, Delcy Rodríguez. Y la muestra de un “chavismo vivo y triunfante”, de acuerdo con las palabras del presidente Maduro.

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