Astillero
Julio Hernández López
Periódico La Jornada
11 de Enero de 2010
DÍA DE REYES EN EL SME. Hijos de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas festejaron el Día de Reyes con un festival amenizado por payasos, donde recibieron juguetes. Al acto asistió también el diputado federal Alejandro EncinasFoto María Meléndrez Parada
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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Periódico La Jornada
11 de Enero de 2010
DÍA DE REYES EN EL SME. Hijos de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas festejaron el Día de Reyes con un festival amenizado por payasos, donde recibieron juguetes. Al acto asistió también el diputado federal Alejandro EncinasFoto María Meléndrez Parada
Felipe Calderón avanza exitosamente en el proceso de desmantelamiento de su precaria plataforma civil de sostén político (al tiempo que hace avanzar en extensión territorial e impunidad agresiva a su supletoria red de control armado). Inconscientemente optimista en privado, y demandante en reuniones oficiales de que sus diplomáticos hablen bien del país para así tratar de combatir la percepción internacional de que éste vive en un caos sangriento, el personaje más oscuro de la tragedia mexicana ha abierto fuego contra los gobernadores en general (aunque los panistas se hagan los que Los Pinos les habla), acusándolos de opacidad en sus ejercicios locales (Felipe, verdugo del IFAI, hablando de transparencia) y generando a su vez que algunos de esos mandatarios estatales le estén ya revirando mediante insólitas y retadoras descalificaciones públicas.
Un priísta y un perredista han dado muestra de esa acelerada descomposición. El coahuilense Humberto Moreira ha emitido un sonoro "¡Ya basta, presidente!" (es de entenderse que, en su ofuscamiento, el norteño gobernador familiar se refería a Calderón) y ha acusado a ese funcionario nacido en Morelia de "grillar a los estados" y le ha conminado a "dejarse de tarugadas" (¡Jesús de Veracruz de Fidel Herrera: el mexicano de lenguaje más crudo lo habría dicho con más apego al alvaradeño tardío!), pues de lo contrario "vamos a terminar mal como país", según nota enviada desde Saltillo a La Jornada por el corresponsal Leopoldo Ramos y publicada ayer. Indignado por el asesinato de un joven reportero del Zócalo de Saltillo, Valentín Valdés, que había sido levantado por personas presumiblemente relacionadas con el narcotráfico, el gobernador de Coahuila dijo: "¡Ya basta, Presidente! Desde Los Pinos, encerrado, está dirigiendo una guerra que emprendió, con no menos de mil soldados cuidándolo, y a La Laguna sólo envía 300 efectivos".
En la capital de Michoacán, Leonel Godoy, marginado y permanentemente colocado bajo sospechas, aprovechó la oportunidad para criticar epistolarmente a su paisano panista porque a él, gobernador oficial de la entidad, no le informan de la presencia de secretarios del gabinete calderónico para realizar actos en los que invariablemente están el dirigente estatal del PAN y la precandidata familiar a la gubernatura, Luisa María Calderón, llamada Cocoa, a quien su hermano Felipe convirtió en una suerte de comisionada futurista de Los Pinos para asuntos electorales y políticos del panismo michoacano.
No sólo se han puesto en pie de guerra discursiva contra el Opaco Felipe algunos gobernadores, sino también el precandidato presidencial priísta de apellido Beltrones, que ha denunciado el incumplimiento del hermano de la precandidata Cocoa en cuanto a no aumentar el precio de combustibles durante el año pasado, cosa que en los últimos días de 2009 hizo el calderonismo para tratar de aprovechar las distracciones populares de temporada asestando un incremento más en esos renglones energéticos. Manlio Fabio planteó que no se le deben dar más atribuciones a un presidente (se habla de Calderón) que no escucha, y en ese tenor hizo malabares para amagar con no aprobar la de por sí deshilachada propuesta felipesca de reforma política pero, al mismo tiempo, sostener que el PRI analizará ese proyecto de transformaciones sin prejuicios ni vetos.
Como puede verse, la nación arde mientras CalNerón toca desafinadamente una lira que ni siquiera existe (esta columna necesitada de clichés solicita por adelantado la disculpa de los profesionales y aficionados que ya en otras ocasiones han reprochado que se usen aquí imágenes neronianas flamígeras y desquiciadas que serían históricamente imprecisas o falsas). En lo económico se oye el crujir por doquier, mientras F.C. sigue obsesionado con pelear contra Carlos Slim y mientras su devaluado gabinetillo económico no es capaz ni de enfrentar decorosamente a legisladores federales normalmente manejables, y en lo social van de la mano el desencanto y la ira, entre un alto clero decidido a reinaugurar cristiadas a propósito de la normatividad capitalina relativa a matrimonios entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que adopten hijos.
Las noticias de inicio de año pasan, pues, por el hecho de que Calderón trabaja arduamente (lo logrado a lo largo del maratón Lupe-Reyes es escalofriante) en el desmantelamiento del aparato tradicional de sustento político, generando más tensión, violencia y confusiones, aumentando día a día el número, calidad y peligrosidad de sus adversarios (la "guerra" contra el narcotráfico fue escalada mediante la ejecución del llamado Jefe de jefes) y fortaleciendo gradualmente la red policiaca y militar en todo el país. ¡Feliz (gulp) Año Nuevo!
Astillas
De cómo el narco se metió hasta la cama de los gobernadores, según Calderón (confidencias hechas el pasado viernes ante embajadores y cónsules): "Un gobernador pedía ayuda desesperada. Me decía: Ayúdeme, presidente, porque están metidos ahí, en la comunidad donde yo gobierno. Y yo le dije esto. Bueno, pasa un poco que un día en tu casa le dices a tu esposa, mira, ahí dejé entrar a la cochera de la casa a tres muchachos que se van a dedicar a bolear los zapatos del vecindario. Y ya me aseguraron que no van a hacer más que eso, que no te preocupes, no va a pasar absolutamente nada. Y les abrí la puerta. Y, luego, te los encuentras cuando vas a cenar en tu casa, y te vas a echar un sándwich. Te los encuentras en el refrigerador comiéndose tu sándwich. Y luego te los encuentras en tu clóset poniéndose tu ropa. Y, finalmente, cuando entran a tu casa y a lo más íntimo de tu casa entonces vienes y me dices: Oye, cómo los sacamos. Yo te pregunto, es que: ¿cómo los dejaste entrar?" Y, mientras este tecleador agradece a los lectores el privilegio de volverse a encontrar en este espacio crítico, ¡hasta mañana, en esta columna reposada!
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