La Casa Blanca, sorprendida por la decisión de Mubarak

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 11 de febrero de 2011, p. 37

Nueva York, 10 de febrero. "Estamos atestiguando el desarrollo de la historia", declaró feliz el presidente Barack Obama esta tarde al circular versiones de que esta noche renunciaría Hosni Mubarak en Egipto, dejando el poder en manos del vicepresidente aprobado por Washington, pero al concluir el día la Casa Blanca parecía igual de sorprendida que millones de egipcios.

Después de guardar un largo silencio oficial, esta noche el presidente Obama emitió una declaración en la cual afirma que "el pueblo egipcio ha sido informado que hubo una transición de autoridad, pero aún no queda claro que esta transición es inmediata, significativa o suficiente. Demasiados egipcios siguen no convencidos de que el gobierno es serio sobre una transición genuina a la democracia".

A lo largo del día en Washington, la expectativa era de que Mubarak anunciaría cambios dramáticos, incluso su renuncia. Cuando Mubarak aclaró que aunque estaba trasladando poderes a su vicepresidente Omar Suleiman, él permanecería como presidente y que las reformas se impulsarían hasta alcanzar las elecciones programadas para septiembre, hubo un enorme silencio en Washington, y ni el Departamento de Estado tan experto en expresarse diplomáticamente intentó reaccionar.

Ignorando las advertencias de Mubarak de que no respondería a presiones o intervenciones extranjeras, Obama declaró que el gobierno de Mubarak tenía la responsabilidad de "hablar claramente" a su pueblo y al mundo e insistió en que ese gobierno "tiene que presentar un camino creíble, concreto e inequívoco hacia una democracia genuina..." Eso sí, Obama repitió que "el futuro de Egipto será determinado por el pueblo egipcio", pero a recordó que Estados Unidos promueve ciertos principios, como el respeto a los "derechos universales" del pueblo egipcio, y dijo que "creemos que esta transición debe demostrar de inmediato cambio político irreversible, y un camino negociado a la democracia". Llamó por la revocación de la ley de emergencia y una negociación amplia con la oposición sobre reformas constitucionales y elecciones libres.

Obama advirtió que no se debe de emplear la violencia y que "es imperativo que el gobierno no responda a las aspiraciones de su pueblo con represión o brutalidad. Las voces del pueblo egipcio tienen que ser escuchadas".

No explicó por qué el gas lacrimógeno que han usado las fuerzas policiacas de Mubarak es de fabricación estadunidense, ni tampoco por qué Washington ha promovido que Suleiman, el hombre de Mubarak, sea el encargado de manejar la transición "ordenada" que favorece Washington, como tampoco su recomendación de que Mubarak no deje el poder de manera "apresurada", todo en contraposición a las demandas de la oposición que Obama dice son las voces que tienen que ser escuchadas.

No se sabe qué era lo que esperaba el gobierno de Obama ni qué se le había dicho, pero desde temprano indicaron que hoy habría un cambio dramático y bienvenido en Egipto. Leon Panetta, director de la CIA, dijo ante el Congreso que había una "fuerte probabilidad" de que Mubarak abandonaría el poder antes del fin del día (la CIA se equivocaría una vez más). Los medios estadunidenses reportaban que fuentes de alto nivel tanto en el Cairo como en Washington indicaban que el presidente egipcio está preparando su renuncia.

Obama, de viaje en Michigan, comentó que "estamos atestiguando el desarrollo de la historia", y elogió las aspiraciones de la "generación joven" en Egipto. Reiteró que Estados Unidos ofrecería todo lo posible para apoyar "una transición ordenada y genuina". En un mundo de comunicación instantánea, los comentarios en Washington nutrieron la esperanza y jubilo en la Plaza Tahrir (Liberación) en el Cairo.

Pocas horas después, el presidente vio el discurso de Mubarak en el avión presidencial (Fuerza Aérea Uno) de regreso a Washington. Al llegar, de inmediato se reunió con sus asesores de seguridad nacional para evaluar las palabras de su contraparte egipcia. Esta noche emitió su declaración en la cual critica el mensaje de Mubarak, pero evita explícitamente hacer un llamado por su renuncia.

Algunos analistas señalaron de inmediato que todo esto coloca al gobierno de Obama en un dilema que había buscado evitar, ya que será más difícil ahora no tomar una posición más definida frente a Mubarak. Por un lado, habrá más presión para romper abiertamente con el presidente de Egipto. No hacerlo podría nutrir la percepción de muchos en la oposición de que Estados Unidos tampoco está "escuchando al pueblo egipcio", lo cual complicará su interlocución en la crisis.

Por el momento, la jugada del gobierno de Obama de promover una "transición ordenada" encabezada por Suleiman parece haber estallado en el momento cuando el vicepresidente apareció en la televisión estatal poco después de Mubarak, para ofrecer un mensaje de lealtad a su jefe y amigo, y pedir que los manifestantes "regresen a sus casas".

Un alto funcionario estadunidense comentó a los medios poco después del discurso que "no fue lo que se nos dijo que ocurriría".


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