Se movilizan más de 40 mil zapatistas en 5 municipios de Chiapas

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Los indígenas llevaban un número según la zona zapatista a la cual pertenecenFoto Vìctor Camacho
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Bajo la lluvia, miles de indígenas marcharon por San Cristóbal de Las Casas, Palenque, Las Margaritas, Ocosingo y AltamiranoFoto Víctor Camacho
Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 22 de diciembre de 2012, p. 2
Ocosingo, Chis., 21 de diciembre. Más de 40 mil bases de apoyo zapatistas desfilaron silenciosamente esta mañana en cinco ciudades de Chiapas, en la que resulta la movilización más numerosa de dicha organización desde el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el primero de enero de 1994.
Procedentes de los cinco caracoles zapatistas en la selva Lacandona, los Altos y la zona norte, los pueblos mayas en rebeldía (tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales y mames) y zoques de Chiapas ocuparon las plazas centrales de Ocosingo, San Cristóbal de Las Casas, Palenque, Altamirano y Las Margaritas. En cada caso, en completo silencio.
A las 6:30 horas, cerca de 6 mil indígenas zapatistas, en su mayoría jóvenes, se concentraron en las inmediaciones de la Universidad de la Selva, cerca del sitio arqueológico de Toniná. Desde allí marcharon al parque central de Ocosingo, donde permanecieron por espacio de tres horas frente al edificio del ayuntamiento, que hace 19 años los insurgentes y milicianos del EZLN tomaron con las armas al declararle la guerra al gobierno mexicano.
En esta ocasión la acción fue civil y pacífica, y los únicos que hablaron fueron los puños izquierdos en alto de todos los zapatistas, que desfilaron ordenadamente sobre un templete que instalaron ex profeso. Hacia las 10:30 los últimos manifestantes abandonaron la plaza, de regreso a la selva.
Del mismo modo, en las demás plazas mencionadas los zapatistas colocaron templetes a los que subieron con el puño en alto todos los participantes en la movilización, en un desfile de impresionante laconismo.
En San Cristóbal de Las Casas desfilaron unos 20 mil hombres y mujeres zapatistas. Según reportes, en Las Margaritas se congregaron al menos 7 mil indígenas, y 8 mil en Palenque. De Altamirano se desconoce la cifra. De acuerdo con el testimonio de un transportista de la zona de Ocosingo, del caracol de La Garrucha pudieron haber salido el doble de los indígenas que llegaron a la cabecera municipal de Ocosingo, pero no hubo vehículos suficientes, por lo cual sólo fueron trasladadas 6 mil personas.
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La presencia de los jóvenes y las mujeres fue especialmente destacada.Foto Víctor Camacho
A lo largo de las semanas recientes, de manera intermitente, el portal electrónico Enlace Zapatista ha venido anunciando la palabra del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN, así como de las comisiones Sexta y Sexta Internacional. Se prevé que estas comunicaciones podrían darse a conocer pronto, pero aún no ha ocurrido.
En la fecha que muchos incautos en el mundo creyeron que el mundo se acabaría, según la interpretación oportunista de las profecías (en realidad, cálculos matemáticos) de los antiguos mayas, las comunidades bases de apoyo del EZLN, pertenecientes a los pueblos mayas contemporáneos, que en sus lenguas se denominan hombres verdaderos, con el rostro cubierto realizaron una poderosa demostración de fuerza y disciplina, perfectamente formados bajo una lluvia pertinaz (inusual en esta época del año) que acompañó las movilizaciones en las distintas localidades durante toda la mañana.
Hábiles para aparecer de pronto, los indígenas rebeldes desaparecieron tan pulcra y silenciosamente como habían llegado en la madrugada a esta ciudad que, a dos décadas de la traumática irrupción aquí del EZLN el año nuevo de 1994, los recibió con azoro y curiosidad, sin ninguna expresión de rechazo. Bajo los arcos de la alcaldía, que hoy suspendió sus actividades, decenas de ocosinguenses se congregaron para fotografiar con celulares y cámaras la espectacular concentración de encapuchados que colmó el parque como en un juego de Tetris, avanzando entre las jardineras con un orden que parecía coreografía, para subir a la tarima instalada con rapidez desde temprano, levantar el puño y decir, calladamente, aquí estamos. Una vez más.
 
 
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