El inverosímil adiós de la Minera San Xavier
2 de enero de 2016
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La minera San Xavier. Foto: afectadosambientales.org |
CERRO
DE SAN PEDRO, SLP. (Proceso)- El tajo a cielo abierto de la Minera San
Xavier, a un costado de este pueblo, es lo que queda del cerro que da
nombre al municipio y que puede verse en el escudo oficial del estado,
con San Luis Rey de Francia, con dos barras doradas y plateadas a cada
costado, y al fondo un campo dorado y otro azul.
Dos décadas han transcurrido desde que Minera San Xavier, subsidiaria
de New Gold Inc., anunció su instalación, consiguió las primeras
autorizaciones por encima de un decreto de preservación de la zona y
dividió a los pobladores de la cabecera sanpedrense y comunidades
vecinas.
Generó además un movimiento social contra el
proyecto por sus consecuencias sociales, ambientales y sobre el
patrimonio histórico.
El anuncio de que la Minera San
Xavier (MSX) cerrará sus operaciones en un proceso que se inicia el 1 de
enero de 2016 fue recibido con desconfianza por los activistas y
organizaciones ciudadanas del Frente Amplio Opositor (FAO), que lucharon
contra la concesión a la empresa.
Los activistas
suponen que se trata sólo de un cambio de estrategia de la minera para
retomar otros proyectos de explotación en la misma zona, pues a la
concesión le quedan décadas de vigencia.
Este escenario,
advierten los activistas, incluye el riesgo de que la minera reactive
su pretensión original de extraer el mineral de la reserva ubicada bajo
el centro de Cerro de San Pedro. Así lo planteaba el proyecto inicial,
que debió modificarse ante la resistencia ciudadana apoyada por algunos
propietarios y ejidatarios (Proceso 1245).
“Hay muchas
contradicciones en torno de este anuncio –dice el ingeniero minero Mario
Martínez Ramos, originario de Cerro de San Pedro e iniciador del
movimiento ciudadano–. Hay señales para creer que lo que se va es la
razón social, que ya está muy quemada y está perjudicando mucho a la
empresa, no nada más en imagen, sino económicamente. De unos años para
acá les ha costado millonadas de dinero mantenerla operando en su
ilegalidad.”
Martínez Ramos fue uno de los pobladores
que asistió a la misa que ofició el padre Margarito Sánchez en el templo
de San Nicolás el 10 de septiembre de 1996, al final de la cual
directivos de MSX informaron a la gente del proyecto que afectaría 360
hectáreas.
Todo sonaba muy bien: reactivación de la
economía local, creación de empleos… hasta que los presentes escucharon
que la minera pretendía reubicar el pueblo y algunas comunidades vecinas
a varios kilómetros de su lugar original. Surgieron las primeras
resistencias.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2044 de la revista Proceso, ya en circulación.
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