Padres de familia, contra los libros “perversos” que utiliza la SEP
PROCESO
“Una cosa es educar en el respeto y la no discriminación hacia las minorías, y otra muy distinta es fomentar el homosexualismo, el lesbianismo y el transexualismo en los salones de clase, que es lo que realmente está haciendo Aurelio Nuño con su mal llamada reforma educativa”, asegura tajante.
Agrega Rebolledo: “Como paso previo para modificar los libros de texto gratuitos, la ideología de género ya se empieza a impartir desde preescolar a través de los llamados ‘rincones de lectura’, como se conoce a los libros complementarios utilizados por la SEP en las escuelas.
“En estos ‘rincones de lectura’, que no son otra cosa más que las bibliotecas escolares, abundan los libros que hablan sobre matrimonios igualitarios, homosexualidad y transexualidad. Para colmo, estos temas ni siquiera se están impartiendo con moderación, sino de manera insistente y excesiva.”
–¿Qué consecuencias, según ustedes los padres de familia, acarrea esta educación de género?
–Obviamente que a los niños les provoca confusión sobre su identidad sexual, pues para este tipo de educación ya no importa si biológicamente naciste hombre o mujer, ya que esa condición la vas a decidir tú mismo a través de una operación quirúrgica o de un rol social.
“Resulta perverso que a niños de cuatro o cinco años la SEP les esté metiendo estas ideas en la cabeza. A esa edad sus mentes son muy moldeables. Esto también provoca desequilibrios emocionales y, claro, un incremento en los embarazos entre niñas adolescentes, porque continuamente les estás hablando de sexo y más sexo, a pesar de que se les recomienda usar condón.”
Rebolledo indica que la “estrategia” de la SEP es crear una “pinza educativa” entre los alumnos de preescolar y de primaria.
Explica: “Por un lado, a esta pinza la conforman los libros en educación de género que se están introduciendo en los rincones de lectura. Y por otro, un adiestramiento a los maestros de escuela en esta pedagogía, diseñada por poderosos organismos internacionales y redes lésbico-gay”.
Señala que la SEP tiene elaborados, desde hace algún tiempo, manuales para los docentes de preescolar que van encaminados a impartir precisamente este tipo de instrucción. Sólo que ahora Peña Nieto planea darles todo el impulso.
Y muestra el manual Equidad de género y prevención de la violencia en preescolar, de 149 páginas y editado por la SEP en 2009.
Ahí se afirma lo siguiente: “La Secretaría de Educación Pública reconoce que las definiciones de lo femenino y lo masculino son construcciones sociales. Esto significa que están determinadas históricamente y que no son naturales, es decir, que no tienen nada que ver con el sexo de las personas”.
Recalca: “Tener un sexo biológico y anatómico no determina naturalmente nuestros cuerpos, ni basta para definir las maneras de ser y actuar en los términos con los que en una sociedad se ha considerado lo femenino y lo masculino”.
A partir de estas concepciones, el manual señala que la escuela es el “lugar idóneo” para abordar “los estereotipos, roles y sesgos de género”, y así contribuir a “tomar conciencia de la problemática” y modificar “los patrones actuales”.
Entre las dinámicas de grupo recomendadas a los docentes, el manual pide que las niñas y los niños lleven en el salón de clase un “disfraz que les toque al azar para vivir durante un rato la experiencia de representar a un personaje que puede estar o no relacionado con su sexo y atributos de género masculino o femenino”.
Rebolledo exclama indignado: “¡Imagínese! ¡Esto es inducir a los niños al travestismo y al transexualismo! En Red Familia consideramos que el cuerpo humano está determinado por la biología; se nace hombre o mujer. El sexo no es una construcción social como dice la SEP, sino que es parte de la naturaleza humana.
“Este es el tipo de educación que Peña Nieto hoy está impulsando abiertamente y sin empacho, sin haber consultado previamente a los padres de familia. Es una medida impositiva que nos tiene impactados.”
–¿Qué van a hacer?
–Los padres de familia nunca permitiremos que, en las escuelas, a nuestros hijos varones se les vista de Blanca Nieves o de Caperucita Roja. ¡Jamás!
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