En 1938 hubo proyecto de nación

Revista Siempre! 
 
Por Martín Esparza Flores /

Gesta histórica de la expropiación petrolera

Martín Esparza Flores
La tecnocracia neoliberal que con sus reformas tiró por la borda el proyecto de nación contenido en los fundamentos de la expropiación petrolera, haría bien en repasar a detalle  la primera gesta liberadora de nuestra economía del siglo pasado, consumada por el gobierno nacionalista de Lázaro Cárdenas con el apoyo de las clases obrera y campesina, para dimensionar  la gravedad de su error histórico.
Lo que en su momento significó la recuperación de nuestra riqueza petrolera,  la defensa de la soberanía, el respeto a la Constitución y el despegue de la economía nacional, ahora se ha trocado en el punto final de un desmantelamiento de nuestros recursos energéticos y la devolución de los hidrocarburos a los mismos capitales extranjeros contra los que lucharon Cárdenas y el pueblo.
Se cumplieron 79 años de aquella gesta histórica registrada el 18 de marzo de 1938. Y aunque en  los festejos oficiales se insiste en “reinventar” a Pemex para hacerlo más competitivo en su nueva faceta como empresa productiva del Estado, las promesas de la clase política de que con los cambios se generarían más empleos, bajaría el precio de  los combustibles y mejorarían las finanzas públicas, no se han cumplido.
Desde hace 30 años, los gobiernos neoliberales nunca tuvieron en mente fortalecerlo  sino conducirlo a la apertura total que  anhelaban  los organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, representantes de los poderosos consorcios petroleros que ahora regresan por sus antiguos privilegios.
Uno de los fundamentos del decreto de expropiación de 1938, radicó en las condiciones de brutal explotación que imponían las compañías petroleras de Inglaterra, Estados Unidos y Holanda, a sus trabajadores. Dos años antes se habían negado a reconocer el contrato colectivo presentado por el sindicato petrolero alegando “insolvencia económica”. Esta actitud de soberbia los llevó a desconocer el mandato de la Corte para acatar un laudo de la Junta de Conciliación y Arbitraje a favor de los petroleros.
En su mensaje a los mexicanos, Cárdenas enfatizó que ante tal intransigencia se debió dictar “una medida definitiva y legal para acabar con este estado de cosas permanente en el que el país se debate sintiendo frenado su progreso industrial por quienes tienen en sus manos el poder de todos los obstáculos y la fuerza dinámica de toda actividad,  usando de ella no con miras altas y nobles, sino abusando frecuentemente de ese poderío económico hasta el grado de poner en riesgo la vida misma de la nación”.
Ahora esos principios de velar por los derechos de los trabajadores y por el desarrollo de nuestra economía se han borrado en la agenda de las políticas públicas; sin excepción,  todos partidos comparten la teoría capitalista del libre mercado. Es inaplazable que el pueblo se movilice y luche por recobrar los fundamentos que llevaron al general Cárdenas a adoptar su histórica decisión.

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