Cooperativas debaten su rol en una América latina convulsionada

En la sede de la cooperativa La Cacerola, Pedro Christoffoli (MST/UFFS, Brasil), Rocío Herrera y Sebastián Flores (Trasol, Chile), Blas Islas (Sindicato Mexicano de Electricistas, Cooperativa Luz y Fuerza del Centro) y Marina Joski (CTEP-Capital) expusieron sobre procesos de autogestión en América Latina.
Andrés Ruggeri, secretario de Emperesas Recuperadas de la federación argentina Fedecaba, ofició de coordinador del debate y recordó las rebeliones en Ecuador, Colombia, Chile, el golpe de Estado en Bolivia, y presentó a Christoffoli, quien contó sobre el Movimiento Sin Tierra, sus inicios con la toma de tierras en pos de la reforma agraria.
«Eso genera conflicto porque los terratenientes reacciones», relató, y agregó que hubo muchos casos de campesinos heridas.


El gobierno de Bolsonaro

«La única forma que encontró la derecha para atacar al PT fue la corrupción», aseguró Christoffoli, a la vez que aseguró que el presidente Jair Bolsonaro no tiene relevancia política, sino vínculos con asesinos.
En ese sentido, agregó que como la salida no era política, Bolsonaro se apoyó en los militares y que está destruyendo políticas que llevaban 30 años de aplicación, así como está avanzando sobre políticas, derechos, tierras y vidas.

Crédito foto: Cooperativa Dziga Vertov
«Es una dictadura, claramente, que mantiene aspectos de legalidad democrática», sentenció.
Para Christoffoli, las únicas cooperativas que se mantienen en una buena situación son las del agronegocio.

México y una alianza cooperativo sindical.

Islas, por su parte, contó que el sindicato tiene ya 105 años. En los últimos cinco, creó una cooperativa de electricidad que ocupó a más de 16 mil trabajadores tras la quiebra del , recibió ataques mediáticos en los que se la culpaba de un mal servicio que llevaba a que no se instalaran empresas extranjeras en México.

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La conformación de esta empresa social evitó, según Islas, que el entonces presidente Enrique Peña Nieto aplicara una gran reforma energética y la consecuente privatización del servicio.
«Fue una etapa difícil, pero poco a poco la gente se fue dando cuenta de que con privatizaciones, las tarifas aumentaban y los servicios empeoraban», afirmó durante su exposición.

Cacerolazo, corte de ruta y asambleas

La Federación Trasol acompaña las movilizaciones callejeras y los reclamos permanentes. Sobre Chile contaron que los reclamos comenzaron con los estudiantes y después se sumó el resto de la población trabajadora.

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Además, relataron que lo primero que surgió fue la bronca, la desesperación, la voluntad de estar en una barricada, y recién después las consignas como «No son 30 años, son 30 pesos».
«Todo esto que se está construyendo en el movimiento social no tiene réplica desde los partidos. La propuesta de convención constituyente no tiene nada que ver con las asambleas constituyentes de los movimientos. Es una pelea de ciegos contra la institucionalidad. Hay un apartidismo contra la casta política», aseguró Sebastián Flores.
La federación y las cooperativas están desparramadas por todo Santiago y son parte de los movimientos asamblearios, tratando de ayudar en la organización. «Hay una falta de cultura organizativa. Cuesta mucho llevar adelante una asamblea», contó Flores.
«Los sectores movilizados cumplimos ese rol, y ponemos a disposición nuestra sede y nuestra infraestructura», informó.
En abril se abriría el proceso constituyente, de acuerdo con la propuesta estatal.

Argentina: Hacia la unidad la economía popular

Marina Joski adelantó la creación de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, que buscará el reconocimiento del sector y la disputa de la renta.
«Es un momento histórico de los trabajadores de la economía popular», festejó, y aseguró que es un fruto de resistencias al neoliberalismo. Repasó la historia de desocupación, de cortes de ruta, piquetes, búsqueda de reconocimiento de los trabajadores desocupados y la recuperación de empresas.

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«Replicamos la cultura solidaria de los barrios populares cuando volvimos a los territorios ya sin trabajo», contó, y mencionó ejemplos como las pelopinchos en las puertas de las casas, la construcción colectiva, los merenderos, las promotoras de salud, los bachilleratos populares.
Recordó también herramientas de formación como el Instituto de la Economía Popular y «las tantas cosas que nos hemos inventado para el reconocimiento de la economía popular». «Es inédito, porque cualquier Centro de Formación Profesional termina con no más 15 certificados por curso», comparó. Este año se han inscripto 750 personas en el IEP.
Después de hacer un racconto de las leyes conseguidas, vinculó ese proceso con el feminismo, ya que, según afirmó, el 80 por ciento de la economía popular son mujeres.
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sa

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