El mensaje subliminal

La Revoluciòn antioligàrquica de 1910-17 fue festejada por sus enemigos, a su modo, para ridiculizar a sus héroes y al pueblo que la hizo.
Tomás Oropeza | México | Hoy a las 4:15 | 154 lecturas
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Los festejos de la Revolución democrática burguesa que se inició hace un siglo, por muchas de las causas que hoy han convertido al país en un infierno bajo la dictadura policiaco militar encabezada por Felipe Calderón, fue conmemorada con fuegos artificiales, desfiles de soldaditos y discursos demagógicos por los mismos que sistemáticamente han buscado terminar con las conquistas sociales ganadas por las masas con años de lucha.

A los descendientes de los campesinos y trabajadores que fueron su fuerza motriz y espiritual se les impidió festejar a su manera plebeya ese movimiento social del que surgió México con un proyecto democrático burgués, con el que se intentó crear un país soberano y con justicia social, pero bajo el dominio de la burguesía y de un Estado que promovió la economía capitalista por encima de todo.

El viernes 19 a los trabajadores de la capital del país se les impidió llevar a cabo una marcha que pretendía arribar al zócalo para conmemorar la primera revolución antidictatorial y antioligárguicadel siglo XX.

Los electricistas del SME que hace 13 meses fueron despojados de su empleo por el decreto de desaparición de la empresa paraestatal CLyF, maestros y empleados fueron cercados e inmovilizados por el cuerpo de granaderos del gobierno capitalino.

En un mitin el líder electricista Martín Esparza, denunció la presencia de francotiradores en los edificios de la avenida Reforma, que “por ordenes gubernamentales les tenían preparada una emboscada represiva” y pidió a la multitud que se retirara ordenadamente para evitar una represión.

Más tarde Felipe Calderón, el ejecutivo de facto, llevó a cabo la reinauguración del Palacio de Bellas Artes bajo un cerco de seguridad montado por el ejército para garantizar la tranquilidad de gobernadores, empresarios e intelectuales oficialistas asistentes al acto oficial conmemorativo. Pura gente poderosa y adinerada. Al pueblo se le asignó el papel de mirón televisivo.

Y el día 20 Calderón de nuevo puso en movimiento al ejército con un desfile militar. La revolución se festejó al estilo del Canal de las Estrellas y TV Azteca, con pantomimas castrenses, lucimiento de armamento y vuelos de helicópteros y aeronaves que pretendieron impresionar al público tele adicto.

Mientras en el México real continuaba la narcoguerra, las tropelías de los soldados y el repudio popular a su presencia. Como en Ciudad Juárez donde los estudiantes llevaron a cabo una marcha exigiendo la salida de la Policía Federal y las tropas gubernamentales.
Y hasta en las cercanías del zócalo capitalino, desafiando a granaderos y soldados, estudiantes universitarios manifestaron su repudio a la militarización del país y solidaridad con los juerences.

Otro festejo fue el realizado por los dos aspirantes del PRD a la presidencia en el 2012: Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF y Andrés Manuel López Obrador, quien en 2006 fuera despojado de la presidencia mediante un fraude electoral llevado a cabo por el PAN.
En el primero se reinauguró el monumento a la Revolución y se contó con la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas, quien en 1988 se dejó arrebatar la presidencia por el fraude electoral que llevó a Los Pinos a Carlos Salinas de Gortari, impulsor del TLC y del neoliberalismo.

El hijo del General Lázaro Cárdenas en su discurso denunció las atrocidades que han llevado a cabo los gobiernos neoliberales durante 30 años y exhortó a la izquierda a formular un programa de lucha por la transformación del país.

Por su lado López Obrador, en la Alameda Central, llamó a luchar pacíficamente por un cambio en México, enfatizando su desacuerdo con la “vía armada” y proponiendo como programa el que ha esbozado en su libro La mafia que se robó la presidencia y el 2012.
Lejos de los escenarios y los reflectores la violencia sigue escalando. El domingo 22 por la mañana fue abatido el ex gobernador de Colima, Silverio Cavazos Ceballos, de 42 años y filiación priísta. Un sicario le dio cinco tiros a quemarropa.

Como resultado del operativo policiaco desarrollado para capturar al asesino resultó muerto –“por equivocación”- el médico Mario Eduardo Robles Gil Bernal, quien fue baleado por Policía Estatal Preventiva. Hasta la fecha y en el marco de la guerra de Calderón contra el narco no se había dado el caso del asesinato de un ex gobernador.

Esto ocurre en un contexto en el que, hasta dentro del ejército ha surgido una corriente de militares en activo preocupada por la política de Calderón quien -en su opinión- esta creando el escenario para que el gobierno de Estados Unidos justifique una invasión a nuestro país, asegura la revista Contralinea esta semana, en su reportaje Focos rojos en SEDENA ante posible intervención de Estados Unidos.
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