El país está repitiendo el modelo de privatización de inicios del siglo XX: Amezcua
PAULA CARRIZOSA
El secretario del exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Fernando Amezcua, advirtió que el contexto que puede leerse en el libro Compañías eléctricas extranjeras en México. 1880–1960 –cuyo autor es el académico de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Mariano Torres–, no está alejado de la realidad actual del país, ya que el gobierno está abriendo las empresas a los capitales extranjeros, y con ello está propiciando la privatización.
Recordó que con la intromisión de los empresarios extranjeros se incumple con la Constitución Mexicana, ya que este documento enfatiza que el carácter social de las empresas –como lo fue Luz y Fuerza del Centro (LFC)–, es el de proporcionar el servicio a todo el país, más allá de donde llegan las industrias privadas.
El secretario del exterior del SME, quien fue invitado por Mariano Torres para comentar esta publicación, destacó que México fue el único país en Latinoamérica que contó con una red nacional eléctrica que incluso dio el servicio a poblaciones de Estados Unidos y a países de Centroamérica.
Amezcua señaló que el libro detalla sobre la instalación, los empresarios, la función y los alcances del servicio eléctrico desde el Porfiriato, la Revolución y el México posrevolucionario.
Recordó que el Sindicato Mexicano de Electricistas, fue uno de los primeros sindicatos que se fundaron en pleno movimiento revolucionario, y que los trabajadores constituyeron una fuerza contraria al gobierno “con peligro de ser ejecutados”.
Explicó que las empresas eléctricas, al corresponder a los intereses de las industrias textiles y mineras, cayeron en crisis por varias causas: hubo grandes pérdidas por la competencia desleal, se dieron incrementos en el mantenimiento y se acentuaron las demandas salariales de los trabajadores, que muchas veces no correspondían con las ganancias de la empresa.
Ante el panorama, comenzó un proceso de “privatización” en el que el gobierno permitió la entrada de capitales extranjeros y que no concluyó hasta 1999, con el intento de acabar con Luz y Fuerza del Centro.
“Cuando Ernesto Zedillo lanzó una reforma en los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, el SME supo que con eso se podía acabar con la empresa”, recordó el líder sindical.
Por ello, Amezcua consideró que el inicio de la historia eléctrica de México refleja el momento actual del país, en el que si una empresa no deja ganancias se privatiza. “Estamos regresando a principios del siglo XX, y perdiendo todo lo que habíamos ganado con la Revolución”, destacó.
Aunque aplaudió que el libro incluya cifras, datos y referencias históricas, consideró que la investigación se complementaría con la publicación de un segundo tomo que abarque la opinión y la función que tuvieron los sindicatos de la década de los 70 del siglo anterior a la época actual.
Mariano Torres, uno de los coordinadores de la coedición de la UAP y la Editorial Vervuert, señaló que el libro reúne las investigaciones de un grupo de académicos mexicanos y alemanes, sobre las empresas que funcionaron durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX.
Una de las lecturas que propone el texto, señaló Torres, destaca la política ambigua del estado, es decir, la forma en que el gobierno mexicano ha trabajado bajo un esquema neoliberal que permite la inversión privada, pero que prefiere a los inversionistas extranjeros frente a los nacionales.
El especialista reiteró que el capitalismo de México ha sido un “modelo de compadres”, en el que “el gobierno mueve las piezas a conveniencia del mercado y sobre todo, de sus conocidos”.
Fuente
El secretario del exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Fernando Amezcua, advirtió que el contexto que puede leerse en el libro Compañías eléctricas extranjeras en México. 1880–1960 –cuyo autor es el académico de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Mariano Torres–, no está alejado de la realidad actual del país, ya que el gobierno está abriendo las empresas a los capitales extranjeros, y con ello está propiciando la privatización.
Recordó que con la intromisión de los empresarios extranjeros se incumple con la Constitución Mexicana, ya que este documento enfatiza que el carácter social de las empresas –como lo fue Luz y Fuerza del Centro (LFC)–, es el de proporcionar el servicio a todo el país, más allá de donde llegan las industrias privadas.
El secretario del exterior del SME, quien fue invitado por Mariano Torres para comentar esta publicación, destacó que México fue el único país en Latinoamérica que contó con una red nacional eléctrica que incluso dio el servicio a poblaciones de Estados Unidos y a países de Centroamérica.
Amezcua señaló que el libro detalla sobre la instalación, los empresarios, la función y los alcances del servicio eléctrico desde el Porfiriato, la Revolución y el México posrevolucionario.
Recordó que el Sindicato Mexicano de Electricistas, fue uno de los primeros sindicatos que se fundaron en pleno movimiento revolucionario, y que los trabajadores constituyeron una fuerza contraria al gobierno “con peligro de ser ejecutados”.
Explicó que las empresas eléctricas, al corresponder a los intereses de las industrias textiles y mineras, cayeron en crisis por varias causas: hubo grandes pérdidas por la competencia desleal, se dieron incrementos en el mantenimiento y se acentuaron las demandas salariales de los trabajadores, que muchas veces no correspondían con las ganancias de la empresa.
Ante el panorama, comenzó un proceso de “privatización” en el que el gobierno permitió la entrada de capitales extranjeros y que no concluyó hasta 1999, con el intento de acabar con Luz y Fuerza del Centro.
“Cuando Ernesto Zedillo lanzó una reforma en los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, el SME supo que con eso se podía acabar con la empresa”, recordó el líder sindical.
Por ello, Amezcua consideró que el inicio de la historia eléctrica de México refleja el momento actual del país, en el que si una empresa no deja ganancias se privatiza. “Estamos regresando a principios del siglo XX, y perdiendo todo lo que habíamos ganado con la Revolución”, destacó.
Aunque aplaudió que el libro incluya cifras, datos y referencias históricas, consideró que la investigación se complementaría con la publicación de un segundo tomo que abarque la opinión y la función que tuvieron los sindicatos de la década de los 70 del siglo anterior a la época actual.
Mariano Torres, uno de los coordinadores de la coedición de la UAP y la Editorial Vervuert, señaló que el libro reúne las investigaciones de un grupo de académicos mexicanos y alemanes, sobre las empresas que funcionaron durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX.
Una de las lecturas que propone el texto, señaló Torres, destaca la política ambigua del estado, es decir, la forma en que el gobierno mexicano ha trabajado bajo un esquema neoliberal que permite la inversión privada, pero que prefiere a los inversionistas extranjeros frente a los nacionales.
El especialista reiteró que el capitalismo de México ha sido un “modelo de compadres”, en el que “el gobierno mueve las piezas a conveniencia del mercado y sobre todo, de sus conocidos”.
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