Salarios mínimos condenan a obreros a la desnutrición, advierte la UOM

Patricia Muñoz Ríos
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de enero de 2013, p. 14 

El permanente rezago de los salarios en México, en contraste con los constantes aumentos de los precios de los productos de la canasta básica, ha provocado que cada vez lleguen menos productos alimenticios a las mesas de los obreros, que tienen que reducir el consumo de carne, pollo, leche y huevo, entre otros, lo que afecta la nutrición de ese sector de los trabajadores, advierte un informe de la Universidad Obrera de México (UOM).
El documento, titulado Desnutrición y obesidad, la cara visible de la catástrofe alimentaria en México, detalla que el reducido poder adquisitivo de los salarios mínimos ocasiona el difícil acceso de la población a los bienes más elementales para vivir.
El estudio efectuado por la especialista Laura Juárez indica que el salario mínimo no puede satisfacer las necesidades básicas de calorías y proteínas de los obreros, ya que sólo permite adquirir un promedio de 400 gramos de calorías por persona, cuando la necesidad nutricional es de 2 mil 180 gramos diarios.
Del mismo modo los miniasalariados sólo tienen acceso a adquirir un promedio de 13 gramos de proteínas al día, cuando los parámetros internacionales señalan que la dieta requiere de un promedio de 69 gramos por persona diarios.
Una familia promedio requiere de al menos 10 mil 898 gramos de calorías diarias y sólo tiene acceso a 2 mil 110, es decir, menos de la quinta parte, según señala la investigación, y apunta que se requieren seis salarios mínimos para cubrir los requerimientos alimenticios de una familia, ya que el permanente rezago de los sueldos de los obreros afecta sus niveles de nutrición.
El análisis de la UOM enfatiza también que los salarios mínimos ni siquiera alcanzan a los trabajadores para que puedan acceder a una buena alimentación, mucho menos para resolver necesidades como vivienda, salud, educación, vestido y cultura.
En un comparativo de precios y salarios, la universidad precisa que de diciembre de 1994 a noviembre de 2012 el sueldo mínimo general –para la zona A– se incrementó 333 por ciento y los contractuales 342 por ciento. Sin embargo, en ese lapso la tortilla se encareció mil 364 por ciento, el pan blanco 980, la harina de trigo 785.7, la carne de res 700, la leche 611, el frijol 623.6, el pollo 633.5, el huevo 862.5, el arroz 473.9 y el café 427.5 por ciento.
El documento expone que el aumento de la pobreza, la desnutrición y la mala alimentación demuestran que las políticas neoliberales ponen en riesgo la sobrevivencia de la población, al no poder garantizar la producción suficiente y accesible de los alimentos.
 
 
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