SME: en las manos y en la conciencia de la Corte
Después del caso Cassez
Martín Esparza
Revista Siempre!
Libres de las presiones ejercidas por
Felipe Calderón Hinojosa y su gabinete, los ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) parecen devolver al Poder
Judicial, en el nuevo gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, su
autonomía y credibilidad, puestas en tela de juicio en el anterior
sexenio.
Uno de los dos casos emblemáticos que
demostrarían en el terreno del Estado de derecho si los miembros del
Alto Tribunal retomaban el sentido que la Constitución les marca como
guardianes de la aplicación exacta de las leyes, negando someterse a los
designios del Ejecutivo en la ilegal salvaguarda de oscuros intereses
personales y políticos, era sin duda alguna el polémico caso de la
francesa Florence Cassez.
Como se recordará, el asunto puso en un
brete a los miembros de la Segunda Sala del máximo órgano de justicia
del país, el pasado año, cuando saltó a la palestra del desaseado
proceso en contra de la extranjera, acusada de secuestro, el burdo
montaje mediático realizado en diciembre del 2005 por el entonces
director de la AFI, y después titular de la Secretaría de Seguridad
Pública Federal, Genaro García Luna.
Durante el juicio persistió en el pasado
sexenio el fantasma de la duda sobre la presión ejercida por la
administración de Felipe Calderón para que los ministros encabezados por
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea protegieran con su fallo los errores
cometidos por uno de los funcionarios consentidos del expresidente, que
pasó por alto no sólo los básicos fundamentos procesales sino además los
tratados internacionales que obligan a la asistencia consular en caso
de delitos cometidos por extranjeros.
Fue evidente que ante tal avasallamiento
a los derechos humanos de la procesada, la aplicación de la ley no
dejaba otra salida que la liberación de Cassez. Y en ese sentido iba a
tomar camino la decisión de los ministros, pero todo indica ahora que la
arbitraria e impositiva injerencia del expresidente para evitar un daño
de proporciones mayúsculas a la imagen política de su partido y su
gobierno, que acabaron por irse a pique en las elecciones de julio
pasado, terminó alargando el proceso hasta remitirlo a la esfera de un
nuevo gobierno que nada tuvo que ver con el monstruoso desaseo jurídico
armado en torno a este asunto que provocó, en 2011, una grave crisis
diplomática con el gobierno de Francia.
El pasado miércoles, y con la mirada de
los medios nacionales y extranjeros puesta en el caso de Cassez, la
Corte recobró parte de esa dignidad y autonomía que parecían perdidas al
otorgar el amparo liso y llano en pro de la liberación de la
extranjera, con tres votos a favor de los cinco ministros de la Primera
Sala que coincidieron en su argumentación jurídica sobre las múltiples
violaciones al proceso y a los derechos humanos de la ciudadana
francesa, que además transgredieron de manera flagrante los convenios
internacionales en la materia.
El segundo caso ahora por dilucidar en
el Máximo Tribunal es el del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME),
al que de igual forma los funcionarios de Calderón trataron por todos
los medios de confundir a la Suprema Corte con una inexistente
inviabilidad financiera de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, para
justificar el insostenible decreto de su extinción, emitido por Calderón
el 11 de octubre de 2009, y que arrojó a la calle a 44 mil trabajadores
electricistas, 16 mil 599 de los cuales rechazaron las migajas de su
liquidación y ganaron el pasado 13 de septiembre, después de una ardua
lucha de resistencia, un amparo en contra del laudo emitido el 30 de
agosto del 2010 por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.
El veredicto emitido a su favor por
unanimidad de los miembros del Segundo Tribunal Colegiado en Materia de
Trabajo del Primer Circuito y que les resarce, entre otros beneficios,
su fuente de empleo, lejos de acatarse fue impugnado por Calderón
Hinojosa mediante el abogado del SAE, Humberto Cavazos Chena,
cuestionado laborista que junto con su hermano Baltazar han sido
denunciados en los medios como operadores de la empresa Servicios
Integrales de Autopistas (SIASA), que bajo los gobiernos del PAN
contribuyeron al desmantelamiento de Caminos y Puentes Federales
(CAPUFE), para poner el rentable negocio del mantenimiento carretero en
manos privadas. Los casi 67 millones de pesos cobrados por Humberto al
SAE le han permitido darse lujos como el ir a cazar elefantes y leones
al África, costosos gustos que sólo se creía que eran accesibles al
bolsillo de personajes de la realeza como el rey de España, Juan Carlos
de Borbón, según publicó hace unos días un conocido medio.
Ahora los ministros tendrán también en
sus manos, y en sus conciencias, la responsabilidad de desechar los
infundados alegatos esgrimidos por Humberto Cavazos en contra del amparo
del Segundo Tribunal que garantiza los derechos laborales de los
trabajadores del SME que, como en el caso de Florence Cassez, forman
parte de sus derechos humanos, pisoteados de manera inobjetable por el
gobierno de Calderón.
En ambos atropellos vale citar lo
reflexionado por el ministro Zalvídar en la sesión de la histórica
resolución de la Corte: “El respeto a los derechos humanos es lo que
diferencia la democracia del autoritarismo”.
Comentarios
HASTA LA VICTORIA
BASTA A TANTA IMPUNIDAD REGRESENOS NUESTRA FUENTE DE TRABAJO QUE DE ELLO DEPENDE QUE TENGAMOS UNA VIDA DIGNA....