Escándalo chino

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Periódico La Jornada
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. 27
Pekín, 22 de septiembre3.
El ex líder regional Bo Xilai fue declarado hoy culpable de corrupción, malversación de fondos y abuso de poder y condenado a cadena perpetua por una corte de la ciudad de Jinan, en el este de China.
La condena contra Bo Xilai, de 64 años, fue más dura de lo que esperaban los analistas. El tribunal ordenó asimismo la confiscación de todos los bienes del antiguo hombre fuerte de Chongqing y miembro del Politburó.
El Partido Comunista espera ahora cerrar el mayor escándalo de la historia reciente de China. El Politburó se mostró de hecho al principio dividido sobre cómo actuar frente a Bo Xilai.
En el veredicto se destaca que Bo actuó con premeditación y los jueces consideraron probado que recibió sobornos por valor de 20.44 millones de yuanes (unos 3.3 millones de dólares), informó la agencia Xinhua.
La corte desestimó el argumento de Bo y su abogado para que se rechazara su declaración inicial de culpabilidad por haberla realizado bajo presión. El dinero de los sobornos fluyó directamente a él, a su mujer Gu Kailai y a su hijo Bo Guagua y a cambio el dirigente otorgó a ricos empresarios proyectos y permisos, afirmó la corte. Y añadió que el caso tuvo repercusiones sociales muy malas y causó graves daños.
En los medios estatales, los comentaristas calificaron la dura condena como una prueba de la decisión del gobierno de luchar contra la corrupción de tigres y de moscas, es decir tanto de los funcionarios más modestos como de los poderosos.
Durante los cinco días de juicio el mes pasado, el ex jefe de partido en Chongqing, una metrópolis de 30 millones de habitantes, defendió con energía su inocencia. La televisión estatal señaló por ello que cree que es muy probable que apele la sentencia en los próximos diez días.
Sin embargo, las posibilidades de Bo son muy, muy escasas, en opinión del profesor de derecho Li Zhaojie, de la Universidad de Tsinghua. No es probable que la siguiente instancia modifique el veredicto.
El proceso fue criticado por activistas de derechos humanos. Fue un juicio de fachada, afirmó Nicholas Bequelin, de Human Rights Watch. No cumplió siguiera con los mínimos estándares de un proceso adecuado y no se reveló la verdad sobre el abuso de poder de Bo, consideró.
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Bo Xilai, ex ministro chino de Comercio, fue condenado ayer a cadena perpetua por corrupción, malversación de fondos y abuso de poder. Durante su gestión el ex funcionario fue muy respetado por conducir a China a la Organización Mundial de Comercio. La imagen, en la corte de Jinan tras el veredictoFoto Reuters
Bequelin recordó las brutales campañas contra el crimen organizado llevadas a cabo por Bo y su jefe de policía, Wang Lijun, así como las detenciones arbitrarias, torturas y secuestros. Lo único que acabó con todo aquello fue el enfrentamiento personal que se produjo entre Bo y Wang, señaló.
Bo era un poderoso dirigente regional, de carácter populista y considerado un firme candidato para puestos de máxima importancia hasta que fue defenestrado en marzo de 2012 después de que Wang Lijun, hasta entonces un estrecho aliado suyo, revelara que la esposa de Bo había matado a un ciudadano extranjero.
Gu Kailai fue condenada a la pena de muerte en suspenso el año pasado tras ser hallada culpable del asesinato de Neil Heywood, un amigo británico de la familia y socio de negocios.
Durante el juicio, Gu declaró en contra de su marido, pero Bo Xilai aseguró que lo hizo solamente para ver reducida su condena, que no sabía nada del asesinato y que fue ella quien recibió el dinero a cambio de prebendas.
El carismático Bo Xilai es hijo del veterano de la revolución Bo Yibo, que formaba parte de los ocho inmortales del partido. Debido a su política social y sus campañas rojas en Chongqing, Bo Xilai era una figura clave del ala más izquierdista del partido y sigue siendo muy popular incluso hoy.
La ley preveía en su caso también una condena a muerte, pero los observadores lo habían descartado desde el principio debido a su pertenencia a una familia tan destacada.
Lo más probable es que el ex dirigente sea encerrado en la cárcel de Qincheng en Pekín, destinada a presos influyentes. Su padre ya estuvo allí durante la Revolución Cultural (1966-76). Sin embargo, más tarde fue rehabilitado y volvió a situarse en el pequeño círculo de poder del partido en torno al arquitecto de las reformas Deng Xiaoping. Bo Yibo murió en 2007 a los 98 años.
Según los medios estatales, en la sala estuvieron presentes durante la lectura del veredicto 116 personas, entre ellas tres familiares de Bo y 22 periodistas, aunque ninguno extranjero. Los participantes fueron cuidadosamente seleccionados. La televisión distribuyó imágenes en las que se ve a Bo escuchando el fallo vestido con una camisa blanca.

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