Laboran niños en uno de cada 5 pocitos de carbón en Coahuila, asegura organización

Patricia Muñoz Ríos
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de marzo de 2014, p. 39 

Uno de cada cinco pocitos de la región carbonífera tiene contratados a niños. Son trabajadores fantasmas de los cuales no se sabe cuántos son ni dónde están. Niños de entre 14 y 17 años laboran primordialmente en esas minas y los inspectores de la Secretaría del Trabajo no los ven, porque los esconden cuando éstos realizan visitas a las unidades.
La Familia Pasta de Conchos detalla que hay toda una red de información entre los propietarios de estas minas, en las que se dan el pitazo cuando los inspectores visitan la zona, que les permite esconder a los menores o incluso, desocupar todo el pocito antes que lleguen.
Información de la Secretaría del Trabajo refiere que desde principios del año pasado se clausuraron 20 pocitos de carbón donde se encontró a niños laborando y ya no hay reportes de presencia de menores en estas unidades.
Los datos oficiales contrastan con las cifras que documenta la Familia Pasta de Conchos, que indican que en casi 20 por ciento de las minas conocidas como pocitos, pequeños productores contratan menores, los cuales hacen invisibles a la autoridad.
Comenta que hay todo un esquema para ocultar a los menores. Cuando acuden inspectores a la región se propaga la especie entre los propietarios o encargados de las minas, con mensajes de varios tipos (telefónicos y electrónicos, y hasta verbales), de tal forma que en la zona se conoce antes de la presencia de los funcionarios, que nunca encuentran a un solo menor en los pocitos.
La organización indicó que los niños son muy solicitados por varias razones: por su baja estatura, que les permite entrar en los pocitos; es mano de obra barata y nunca están inscritos en el Seguro Social. La mayor parte del trabajo en esas minas se debe realizar a 1.5 metros, por lo que muchos trabajadores laboran agachados, y los niños son trabajadores ideales para estas minas clandestinas.
Añade que hasta la fecha no hay una sola empresa sancionada por la contratación de menores, y hay además un proceso viciado en las verificaciones porque la dependencia anuncia a las empresas, en la mayoría de los casos, que va a realizar las verificaciones. Solamente hace tres años encontraron a un menor trabajando en la empresa Minera y Constructora Loreto, y no la sancionaron, pues la compañía argumentó que tenía 17 años, laboraba fuera de la mina y estaba inscrito al IMSS, todo lo cual era falso y, cuando los inspectores regresaron el menor ya no estaba.
La labor de menores ha salido a la luz por los múltiples accidentes en las minas. Es el caso del pocito Ferber, donde ocurrió un siniestro en el que falleció el trabajador Juan Ramón Flores Juárez. Se supo que varios menores y jóvenes estaban laborando en esta mina, y ya habían cumplido 19 años de edad, pero tres años de laborar en la mina.
Del mismo modo en la explosión del pocito 3 de Binsa, en Sabinas, donde 14 trabajadores quedaron atrapados. Uno de los siniestrados, Jesús Fernando Lara Ruiz, laboraba de ganchero, tenía entonces 14 años y debido al accidente le fue amputado un brazo. Fue su padre, que trabajaba de malacatero en el pocito, quien lo llevó a la clínica del IMSS de Palaú.
Cuando se reveló esta situación, aumentaron la edad de Jesús Fernando Lara, lo aislaron de los demás niños que trabajan en esos pocitos, porque había más menores ahí, a los cuales la empresa amenazó para no decir que estaban trabajando porque regaña-rían a sus madres.
A las viudas de los mineros muertos en ese siniestro, sólo se ofreció ayudas con créditos para que pusieran un negocio.
Para esta organización, en México se sigue ocultando el drama y delito del trabajo infantil en las minas de carbón y la inspección de la Secretaría del Trabajo se quedando en la superficie.

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