Los partidos ocultan desaciertos

Por Martín Esparza Flores /

De cara a las elecciones

Martín Esparza Flores
Los millones de electores que acudirán este 4 de junio a las urnas en los tres estados de la república donde se elegirán gobernadores, Coahuila, Nayarit y el Estado de México, tendrán el derecho a cuestionar a los partidos y sus candidatos sobre la responsabilidad que les atañe en lo concerniente a asuntos como la firma del Pacto por México y la aprobación de las reformas estructurales que han llevado al país a una nueva crisis económica con altos costos sociales.
Apostando como ya es costumbre a la desmemoria de los votantes, las fuerzas políticas inscritas buscan crear distractores que oculten sus desaciertos y porciones de responsabilidad en el daño ocasionado a los recursos y riquezas nacionales, mediante la guerra sucia y las mutuas acusaciones de corrupción.
En la arena política se transforman en aparentes adversarios cuando en el terreno de los acuerdos legislativos han recurrido en incontables ocasiones al mayoriteo y alianzas para ir de la mano en  el reparto de millonarios presupuestos. De esa forma como sacaron adelante la aprobación de las citadas reformas y las leyes secundarias que dieron paso a su implementación.
Ahora que van en busca de votos, los ciudadanos deben plantearles la interrogante de cuál fue su posición en la aprobación de las reformas, y por qué se negaron a debatirlas de frente al país. Sencillamente explicar a los mexicanos los trasfondos de sus complicidades.
Los electores de las tres entidades en disputa están en su derecho de exigirles respuestas ante el alza indiscriminada e imparable en los precios de la gasolina, el diesel, el gas y la electricidad que, de acuerdo con sus promesas de pasadas campañas y arreglos políticos, deberían ir a la baja.
Según lo establecido en el Pacto por México, a estas alturas del sexenio la política económica debería ver reflejados sus objetivos en un mejor nivel de vida de millones de habitantes, pero tales expectativas como muchas otras no se cumplieron.
Los electores tienen todo el derecho a aplicar un voto de castigo a los partidos que, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, dieron la espalda a la exigencia de las organizaciones sociales para abrir un debate nacional en torno a reformas que, como la energética, incidirían en la entrega de los recursos energéticos al capital privado.
Al analizar la composición de los precios de los combustibles se desprende que por lo menos 50 por ciento de su costo son impuestos que van a parar a la hacienda pública para cumplir con el presupuesto de egresos de la federación del cual se nutren religiosamente, cada año, los partidos políticos. Los mexicanos siguen pagando con el deterioro de sus ingresos los fracasos de otras  reformas que, como la fiscal, siguen protegiendo a los grandes evasores. Más que ofrecer gastadas promesas de campaña los partidos deben dar respuestas a los votantes. 

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