Matanza de Acteal, casi dos décadas; las víctimas no quieren ni pueden perdonar


Elio Henríquez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 26 de noviembre de 2017, p. 21
San Cristóbal de las Casas, Chis.
A un mes de que se cumplan 20 años de la masacre de Acteal, Guadalupe Vázquez Luna sobreviviente de aquella incursión paramilitar en la que fueron asesinados 45 indígenas de la organización Las Abejas, afirmó que las víctimas no pueden perdonar este hecho tan lamentable.
No podemos perdonar porque es algo muy fuerte, muy terrible, no hay manera de expresarlo; no podemos perdonar porque para muchos de nosotros significaría olvidar y no queremos olvidar; si perdono, olvido y no podemos, dijo.
Vázquez Luna, integrante del Concejo Indígena de Gobierno –cuya vocera es María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy–, participó este viernes en la presentación del libro Acteal: resistencia, verdad y memoria, estudio sicosocial de los antecedentes, factores asociados al hecho y manejo de la emergencia, consecuencias sicosociales e impacto colectivo, de la masacre ocurrida en Acteal, municipio de Chenalhó, el 22 de diciembre de 1997.
Tenía 10 años cuando sucedió la masacre. Mi papá era Alonso Vázquez Gómez; mi mamá, María Luna Méndez; mis hermanas Rosa, Verónica, Antonia, Micaela y Juana Vázquez Luna (esta última de ocho meses); mi abuelita, Juana Gómez Pérez y mío tío Victorio Váz­quez Gómez. Todos fueron asesinados por los paramilitares, dijo.
En una lomita
Contó que a la hora que empezó la balacera estaba con su mamá, y su papá los puso en una lomita, creyendo que no los iban a matar porque estaban desarmados y porque creyeron que el enfrentamiento se iba a dar entre zapatistas y priístas, pero un paramilitar le disparó a su mamá en el brazo derecho.
“Estaba acostada en el suelo detrás de ella. Antes de que le dispararan levanté la cabeza y vi al paramilitar y le iba a avisar pero apenas alcancé a decir ‘mamá’, cuando la hirieron. Entonces me levanté y me puse delante de ella. En ese momento se me olvidó el miedo que tenía.
“Se acercó mi papá que iba por más personas para tratar de salvarlas. ‘¿Qué pasó?’, me preguntó al verme llorando. Le dije que mi mamá estaba muerta y mi hermana de ocho meses empezó a llorar. Mis otras hermanas escucharon cuando dije que había muerto. Se levantaron llorando todas”, relató.
Contó que los paramilitares empezaron a disparar a todas las personas, pero ella logró escapar. Al morir sus padres, quedó bajo el cuidado de su tía, María Vázquez Gómez, hermana de su padre. Vázquez Luna manifestó que a 20 años de la masacre saben la verdad, pero el gobierno sigue negando y diciendo que es falso lo que decimos.

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