Bienvenidas, Carmen Aristegui y María Scherer a la prensa oral
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Autor:
Álvaro Cepeda Neri *
No son las
periodistas Carmen Aristegui y María Scherer desconocidas en los medios
de información conocidos como noticieros. Las dos, incluso, practican su
oficio en la prensa escrita. Aristegui en el periódico Reforma y Scherer en El Financiero,
con su muy acreditado trabajo por su compromiso con la crítica, el
periodismo de investigación y para mantener su distanciamiento con los
diversos poderes, empezando por el de los gobiernos para mantener su
independencia al opinar en el contexto de buscar los hechos y
difundirlos. Ambas son de las mujeres que representan a ese sector que,
por todo el país, como reporteras, corresponsales editoras y dedicadas
al periodismo en las redes, radio, televisión y prensa escrita, están
dando ejemplo de veracidad, preparación y responsabilidad para ese
desempeño nacional.
Siempre activas, ahora lo harán por una
frecuencia de radio. Carmen Aristegui aumentando su presencia para
atender la demanda de su labor, la cual no ha cesado pese a la embestida
del peñismo y sus cómplices de una concesión radiofónica –más
restauranteros que otra cosa–, que al amparo del poder presidencial
cancelaron su presencia en ese medio, la persiguieron judicialmente y no
lograron impedirle continuar su labor; y que ahora Radio Centro le
abrió las puertas para que tenga un espacio de lunes a viernes y de 7 a
10 de la maraña, para continuar lo que el Sánchez de Peña no pudo
consumar con su abuso. Y fallida censura.
María Scherer lleva ya un probado
currículum de periodista, reportera, comentarista y entrevistadora. Y
suma ahora en El Financiero-Bloomberg-TV, su participación en un
programa titulado La Cuarta Transformación, que se transmite
por ocho vías de redes y la televisión, para analizar “las implicaciones
y el rumbo del nuevo programa de gobierno”, que pondrá en marcha el
lopezobradorismo y cuyas principales líneas ratifica una y otra vez, el
en vías de ser presidente constitucional; habiendo tenido la
desafortunada intervención de mencionar a La Jornada, Aristegui y Proceso
como sus medios favoritos, mientras no cesa de ofender a la prensa de
radio y televisión, con su despectivo insulto de: “prensa fifí”. A la
que le achaca estar pendiente de cualquier error suyo y su grupo, para
criticar e informar; ignorando o pasando por alto que tal desempeño es
la tarea, finalidad y obligación del periodismo independiente y crítico,
como contrapeso desde la democracia directa, según dice: José María
Luis Mora y Francisco Zarco, como representantes “de la fuerza
irresistible de la verdadera opinión pública que le impone freno al
gobierno que traspase o pretenda traspasar los límites que ponen coto a
su poder, por medio de la voz popular de la opinión pública”. Y que
Zarco remacha con: “Si el gobierno no teme el examen de sus actos, si
desea sinceramente el bien público, si en vez de impedir la discusión él
mismo la provoca y la escucha… La misión del periodista, por
pretensiosa que parezca, no es sólo expresar las opiniones de un
partido, sino propagarlas, difundirlas y dirigir así la opinión pública.
Tal será nuestro intento empleando sólo las armas de la razón” (La Espada y la pluma, libertad y liberalismo en México: 1821-2005; compilador José Antonio Aguilar Rivera).
Así, pues, estas dos periodistas
concurren a enriquecer el pluralismo dentro de la tolerancia democrática
y las libertades de expresión para su difusión, como derechos con sus
garantías para informar y criticar e incluso elogiar. Scherer y
Aristegui reingresan a un trabajo, entre el autoritarismo del antiguo
presidencialismo que se ha ido y el nuevo régimen que ha prometido
respeto total a las libertades individuales y colectivas de todos los
mexicanos; evitando los abusos del poder público. Ambas representan una
labor en los medios de comunicación oral muy significativa por lo que
han sido en sus respectivos trabajos.
Y estarán, como siempre lo han estado,
al servicio de la información en los hechos, la veracidad contrastada
con ellos y puntualmente alertas contra los abusos de los poderes
público y privado, sus errores y desinformación. Y es que necesitamos
esas voces y conciencias legitimadas en el periodismo de investigación,
para sacar a la luz pública cuanto hacen o dejan de hacer los
funcionarios, para que, individual y colectivamente, la opinión pública
se entere a tiempo de los actos de sus gobernantes, sin concesiones de
ninguna especie al servicio del principio de publicar lo que hacen o
dejan de hacer los funcionarios judiciales, legislativos y ejecutivos.
Es imprescindible la información y su
análisis y crítica, sustentada en hechos y periodismo de investigación
que le den veracidad, para permitir a los mexicanos apuntalar sus
opiniones al juzgar la vida pública en todas sus manifestaciones. Y
entre más opciones con credibilidad aparezcan, tendremos la más variada y
completa panorámica de lo que sucede en nuestro país; abarcando la vida
social, económica, política y cultural con todas sus implicaciones. Así
que hay que congratularse que Scherer y Aristegui hayan logrado tener
más presencia; pues con otras periodistas y comunicadoras son
indispensables para el pluralismo de opciones en los medios de
comunicación. Por eso son bienvenidas a la escena periodística; pues con
su modo de hacer su trabajo, constituyen dos estilos que merecen sus
respetivas audiencias por las que hay que competir, aunque a veces sean
incluyentes.
Álvaro Cepeda Neri
[OPINIÓN][DEFENSOR DEL PERIODISTA]
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