Nuevos jefes militares prevén mayor organización
Cuando un presidente electo
procede a conformar su gabinete, puede darse el lujo de cambiar de
baraja en todos los puestos, excepto con los que corresponden a las
Fuerzas Armadas.
Así lo ha hecho Andrés Manuel López
Obrador y procedió con un apego a las reglas del presidencialismo que el
tabasqueño demostró que conoce a la perfección y vive su mejor momento
de relación con los marinos y militares al anunciar, después de haberlos
cuidado celosamente durante el tiempo que va del periodo de transición,
que los nombres de quienes ocuparán las carteras de la Sedena y la
Semar, el general Luis Crescencio Sandoval González y al almirante José
Rafael Ojeda Durán, a quien presentó como “el oficial de mayor
antigüedad y prestigio en la Armada de México”, respectivamente, serán
gente que le guardarán absoluta lealtad a quien a partir del 1 de
diciembre se convertirá en su comandante supremo.
Durante semanas, algunos futurólogos
mencionaron varios nombres para ocupar los puestos de mando en la Sedena
y en la Semar, sin embargo Andrés Manuel jugó bien su secreto y ninguno
le acertó a dar con quienes finalmente fueron elegidos por el próximo
presidente de México.
Sin causar problema político alguno,
López Obrador mandó a la lucha senatorial a Vasconcelos, a quien
inicialmente había propuesto como canciller.
Y lo mismo ocurrió con los recambios en
el Fondo de Cultura Económica y en la subsecretaría de Gobernación que
inicialmente estaría a cargo de Tatiana Clouthier.
La realidad es que todo se trató de un
consenso acordado desde el principio por López Obrador, el presidente
Enrique Peña Nieto y los más altos jefes del Ejército mexicano y de la
Marina.
Un punto fundamental en torno a esta
decisión es que, en todas las reuniones en las cuales se discutió
quiénes ocuparían los cargos al frente de la Sedena y la Semar, estuvo
presente Alfonso Durazo Montaño, quien ocupará el cargo de secretario de
Seguridad Pública y Protección Civil en la administración entrante.
El mensaje que manda López Obrador a la
sociedad mexicana es que ahora habrá una mejor coordinación, mucho mejor
que la actual, entre las fuerzas armadas y los operadores de seguridad
del gobierno federal.
Durazo es un político conciliador y con
un olfato perfeccionado en muchas batallas que le ayudará a su trabajo
de concertación en el trabajo que realizará con las fuerzas armadas en
momento tan crítico que vive la nación en esa asignatura irresuelta que
es la violencia y su hermana gemela: la inseguridad ciudadana.
¿Quiénes son los elegidos?
El inminente titular de la Secretaría de
Marina, el almirante José Rafael Ojeda Durán, es originario de Xalapa,
Veracruz, y estudió, como todos los mandos navales, en la Heroica
Escuela Naval Militar, adonde ingresó en 1969 y después de cinco años
egresó como guardiamarina.
Por su parte, al frente de la Sedena
estará Luis Cresencio Sandoval González, originario de Ensenada, Baja
California. Es un militar con gran cercanía al hasta ahora general
secretario Salvador Ciefuegos, pese a que han existido rumores sin
fundamento de que “estaban distanciados”.
Pues aunque para algunos, la designación
de Andrés Manuel sorprendió, la realidad es que se trata de un consenso
dentro de las fuerzas armadas, ya que los dos son de indiscutible
lealtad a las instituciones.
Las nominaciones de los que serán
responsables de las fuerzas armadas de México en este especial momento,
representaron para López Obrador una aprobación unánime en lo que a su
oficio político se refiere.
Los grandes pilares de los mandatarios
en un régimen presidencialista como el nuestro, sin duda, siguen siendo
el silencio y el secreto.
Y López Obrador sigue demostrando que
sabe jugar bien los tiempos y respetar las reglas de ese
presidencialismo que lo convertirá a partir de 1 de diciembre en un
nuevo jefe de Estado en el contexto internacional.
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