“Camaleones” criminalización de las luchas sociales
Revista Siempre!
abril 5, 2019 | Por Martín Esparza
Cuando el más lógico de los sentidos comunes apuntaba a que en el nuevo gobierno la criminalización de las luchas y movimientos sociales, tan empleada por la tecnocracia neoliberal, estaría superada, diversos personajes que arribaron a la nueva estructura de poder en algunas entidades públicas la reciclan para volver a agredir a organizaciones como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que han defendido áreas estratégicas como el sector eléctrico, vitales para un nuevo esquema de desarrollo del país.
Bastaron unos meses para que la nación se enterara que el proyecto social a favor de la clase trabajadora no muestra en los hechos lo planteado en el discurso político, sobre todo en lo referente a establecer una alianza nacionalista y popular para devolver a México su soberanía energética.
Una y otra vez se habló de anular la reforma educativa, aprobada el sexenio pasado, por ser lesiva a los intereses de los profesores, pero hoy como ayer la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es, de nueva cuenta, descalificada por los medios y señalada como un sindicato rijoso que busca entorpecer la aprobación en el Congreso de una nueva iniciativa de ley.
Informes oficiales señalan que, en lo que va del nuevo gobierno, seis periodistas han sido asesinados, también nueve defensores de derechos humanos y activistas; por ejemplo, Abiram Hernández Fernández, quien denunció en Veracruz las atrocidades contra familiares de desaparecidos en los gobiernos de Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en su domicilio de Xalapa, con severos golpes en la cabeza. No es fácil de entender que, quienes apenas hace unos meses exigían protección y atención a sus causas, ahora permitan que se consumen estos homicidios, a sabiendas del riesgo que corrían.
Informes oficiales señalan que, en lo que va del nuevo gobierno, seis periodistas han sido asesinados también nueve defensores de derechos humanos y activistas.
Llama también la atención que, pese a conocer a detalle los fundamentos de la lucha de resistencia del SME, personajes ahora investidos de funcionarios en el área energética se mimeticen con las posturas de partidos a los que tanto criticaron desde las tribunas parlamentarias, al grado de calificar la agresión al SME —por parte del gobierno de Felipe Calderón— como “un golpe de Estado”. Ahora, instalados en el poder, cambiaron su visión, hasta atreverse a decir que “el SME ya no es un sindicato, sino una empresa privada” y, peor todavía, a negar su existencia legal y legítima, así como el derecho de miles de electricistas a asociarse libremente como lo establecen nuestra Constitución, las leyes laborales que de ella emanan y los convenios de la Organizaciòn Internacional del Trabajo (OIT), ratificados por nuestro país.
Tal vez lo más deleznable sea quizá repetir, al viejo estilo, la utilización de los medios para iniciar una nueva estrategia de desprestigio, tal y como ocurrió tras el artero golpe ocurrido el11 de octubre del 2009, con cargo a las finanzas públicas. De manera grotesca, encabezados aparecidos en algunos diarios, se han atrevido a equiparar al SME con el crimen organizado.
Debe recordarse a estos encubiertos neoliberales que ni con todos los linchamientos mediáticos se logró desaparecer uno de los sindicatos con más raigambre histórica en el país y en el mundo, ni tampoco desalentar su lucha. Hoy, de nueva cuenta, será la unidad de sus miembros lo que impedirá que este embate, articulado por quienes se decían comprometidos con las luchas de la clase trabajadora, cumpla su inconfesable objetivo. Y aunque busquen camuflarse en la 4T, su posición saca a flote su camaleónica y verdadera naturaleza.
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