Rechaza frente de pueblos termoeléctrica en Huexca

Realiza protesta en Chinameca; exige justicia para el activista Samir Flores, asesinado el 20 de febrero
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▲ El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala conmemoró el 100 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata en Chinameca.Foto Jose Carlo González
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Periódico La Jornada
Jueves 11 de abril de 2019, p. 5
Chinameca, Mor., Acá donde murió Emiliano Zapata hace 100 años vinieron las comunidades agrupadas en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala. No sólo para recordar al caudillo, sino para refrendar demandas y duelos presentes: la oposición a la termoeléctrica de Huexca y al gasoducto que la acompañaría, y la exigencia de justicia para Samir Flores, líder y vocero de los opositores al proyecto gubernamental asesinado en Amilcingo el 20 de febrero, en vísperas de la consulta convocada por el gobierno sobre el asunto. El crimen sigue impune. Y el megaproyecto ganó la consulta.
Teresa Castillo, expresiva vocera del frente de pueblos, ante centenares de personas reunidas en un acto de protesta ante la ex hacienda de Chinameca, dice escuetamente: Estamos en contra de AMLO porque él está en contra de nosotros. Queríamos hablar con él. No quiso. Denuncia las persistentes desapariciones y, en particular, el asesinato de Samir: una vergüenza para el gobierno. Pide a los asistentes seguir en la lucha, si es que quieren a sus hijos.
¿Cómo no asociar las muertes por emboscada de dos luchadores de origen nahua en estas mismas tierras, con un siglo exacto de diferencia? Zapata viene siendo el único héroe mexicano a la altura del siglo XXI. O como lo pone hoy Pablo González Casanova, quien se encuentra entre los asistentes al acto de protesta: Emiliano Zapata sigue vivo en el sentido más literal.
Símbolos, metáforas, magistrales biografías y un siglo de manoseo histórico e institucional no han podido acabar con él. Los muertos en la lucha actual son parte de la suya. Ronda la certidumbre de que la resistencia contra la imposición de megaproyectos hereda la de los zapatistas. Otra vez la tierra y la libertad: no sólo conquistarlas, también conservarlas y, argumentan los pobladores de la región, impedir que ambas sean destruidas por inmensas obras de interés para el capital, no para quienes viven aquí en torno a las faldas del volcán Popocatépetl, que lleva una temporada bastante inquieto. Lo cual inquieta enormemente a los que ven que el gasoducto planeado bien podría estar escriturado por el diablo.
El Congreso Nacional Indígena participa con el frente de pueblos en la toma simbólica de la ex hacienda donde cayó Zapata. Al otro lado del edifico, hoy museo, languidecen el templete y las instalaciones para un acto oficial que no ocurrió. No aquí. En cambio, María de Jesús Patricio, del Concejo Indígena de Gobierno, comparte un mensaje del subcomandante Moisés, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No sabemos quién mató a Samir. Sabemos quién lo señaló, escribe. “No hubo ‘derecho de réplica’ para Samir Flores Soberanes, ni lo hay para los pueblos que resisten” al Proyecto Integral Morelos.
Norma Palma, del Congreso Nacional Indígena, lee la Declaración de Chinameca, fruto de la reunión nacional efectuada este martes en Amilcingo, no lejos de aquí. Piensan los malos gobiernos que podrán acabar con nosotros. Acusa de traición descarada al gobierno por promover el Proyecto Integral Morelos. Pensamos que se pararía el despojo, dice; que se acabaría la presencia militar. En cambio, el gobierno promete a los depredadores de la Tierra facilidades y garantiza el funcionamiento de la termoeléctrica de Huexca a pesar de los peligros del volcán.
La festividad es muy grande. Además de la protesta, se da cita en Chinameca una multitudinaria convención del ruido al sonoro rugir de decenas de bandas escolares a tambor batiente, y metales a todo lo que puede soplar alguien que tiene 15 años. Bastoneras, danzas calisténicas, carros alegóricos y costumbristas, Adelitas, soldaderas y Juanes bigotones, niños de blanco con cananas de cartulina, balas de papel y bigote negro. Todo este fasto cívico por un mexicano cuyo impacto sigue válido para esta juventud que quizás no lo sabe todavía. No sabe cuánto.
Pasado el acto en Chinameca, los indígenas trasladaron su protesta a la impresionante planta del descontento, casi concluida a unos metros de la comunidad de Huexca.

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