El sistema aduanero, puerta grande del crimen el sexenio pasado

El tráfico de mercancías. Foto: Eduardo Miranda
El tráfico de mercancías. Foto: Eduardo Miranda

PROCESO 

Días antes de su nombramiento como subsecretario de Gobernación, Proceso entrevistó a Ricardo Peralta Saucedo, entonces a cargo del sistema de aduanas. En la charla reveló la “absoluta omisión” en la operación de la estructura tecnológica de las aduanas que hizo fácil el tráfico de miles de armas hacia México. Tan porosas son las entradas al territorio nacional que, asegura, algunos grupos del crimen organizado han mutado su modus operandi del secuestro al tráfico de mercancías.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En México somos un caldo de cultivo “extraordinario” para el tráfico y el contrabando porque se puede, “porque todo el tiempo van de la mano la impunidad y la corrupción”, dice Ricardo Peralta Saucedo.

Sabe de lo que habla. Durante cinco meses que encabezó la Administración General de Aduanas (AGA) y Comercio Exterior se metió a sus entrañas hasta que el jueves 23 el presidente Andrés Manuel López Obrador lo nombró subsecretario de Gobernación.
En entrevista con Proceso 13 días antes de que sustituyera a Zoé Robledo, quien dejó el cargo para ocupar la dirección general del IMSS, el autonombrado “Apóstol de la 4T” abordó el estado en el cual encontró las aduanas, el tráfico de la piratería, drogas y armas, los decomisos, la corrupción y abusos de autoridad; también expuso los planes que tenía para enderezar el sistema aduanero mexicano.
Abogado y maestro en derecho constitucional y administrativo por la UNAM, con especialidades en procuración de justicia, delincuencia organizada y seguridad nacional, Peralta aspiró a encabezar la Fiscalía Anticorrupción, pero el 13 de diciembre el titular del Ejecutivo lo puso al frente de la AGA. “Encontré las aduanas con ese desprestigio de hace décadas. Desde su existencia han crecido de la mano del contrabando y la corrupción. (Aunque) mucha mercancía pasa por las aduanas, ésta puede pasar por donde sea”, explica.
En ese contexto, México sólo tiene 19 puntos aduaneros en los 3 mil 400 kilómetros de frontera que comparte con Estados Unidos y únicamente tres en los mil kilómetros en la frontera sur.
El funcionario federal detalla: “Fuimos a la frontera sur, nos subimos a las ‘cámaras (de llanta)’ o balsas con las que cruzan 400 veces al día el río Suchiate y tienen capacidad para una tonelada y media. Pueden pasar un carro, (rifles) Barrett, armas, granadas, drogas y, por supuesto, migrantes. Pasan lo que quieras de Guatemala para acá”.
También especialista en comercio exterior, reconoce que existen redes internacionales que cooptan a personas en México para operar el contrabando. “¿A quién se le ocurriría enviar 40 toneladas de piratería? Se necesita a alguien que las reciba y las ponga a la venta. Son socios de negocios ilícitos que necesitan esa dualidad, quien mande fabricar y lo compre allá, quien lo importe a México, lo transporte, lo reciba y lo lleve a la venta.”
Expone que lo mismo ocurre con la droga: “Nadie manda una maleta de cocaína para ver quién se la encuentra. La envían con personas desde Bolivia, Perú o Colombia. Ya hay colusión de alguien que los recibe aquí con la maleta, la distrae de las líneas de revisión y de los perros, la lleva por una banda distinta o sale sin ser sujeta a una revisión, se la lleva caminando como si nada. Es una práctica desde el pasado, un modus operandi muy común, una red internacional”.
Mensajeros del crimen
En México existen 49 aduanas cuya operación contribuye con 31% del PIB. Sólo en 2018 se recaudaron 949 mil millones de pesos, según cifras de la AGA. En ese escenario, una de las primeras acciones que implementó Peralta fue reemplazar a los encargados aduanales por abogados penalistas especializados en el combate al crimen organizado y en labores de inteligencia, con una “trayectoria impecable”, dice.
Durante los cinco meses que estuvo a cargo de las aduanas fueron decomisadas casi tres toneladas de droga, principalmente cocaína y mariguana. Destacó la detección de 15 kilos de fentanilo, “un opiáceo poderosísimo que lo mandan de Asia, primordialmente de China”, hacia Estados Unidos.
Buena parte de esa droga, asegura, fue decomisada en la oficina del Servicio Postal Mexicano (Sepomex) del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), mediante un procedimiento especial que incluye la revisión de los pedimentos oficiales que coincidan con el contenido. También pasa por rayos X, monitoreo, olfateo de perros, químicos del laboratorio del AGA que identifican la sustancia ilícita y, por último, la notificación a la Policía Federal y al Ministerio Público para el decomiso.
El pasado 27 de abril, la Policía Federal y el personal de la Aduana del AICM aseguraron dos kilos de fentanilo en cajas de cartón, cuyo destino era Hong Kong, según una nota de Excélsior. También hallaron 10 kilos de metanfetamina en ocho envoltorios escondidos en un paquete con equipo para escalar, con destino a Osaka, Japón, y unos 11 kilos de mariguana en 11 envoltorios rumbo a Iowa, Estados Unidos. Toda esa droga fue detectada en paquetes enviados vía Sepomex, de acuerdo con el texto. El 1 de marzo más de 123 kilos de cocaína fueron asegurados en la aduana del aeropuerto de Guadalajara, provenientes de Bogotá, según el diario El Occidental.
Reportes periodísticos indican que desde 2016 la AGA ya tenía sospechas de que los narcotraficantes usaban el Sepomex y las empresas privadas de mensajería para realizar sus envíos. También detectaron casos de venta por internet, cuyas entregas se hacen por paquetería, y no sólo de droga, sino también de armas.
En este rubro, el también presidente de la organización social “México correcto, no corrupto” destaca un golpe ejecutado en enero pasado en la aduana de Reynosa, donde un empleado en complicidad con el chofer de una camioneta modificó un documento que señalaba el ingreso a México de material eléctrico de Estados Unidos, cuando en realidad eran mil 400 cargadores de 50 municiones cada uno para fusiles de asalto conocidos como Cuernos de Chivo.
Ese empleado de aduanas forma parte de los 18 servidores públicos –operativos, no directivos– vinculados a proceso por corrupción. Están incluidos en el grupo de 68 procesados (choferes y cargadores, principalmente) de las aduanas de Tamaulipas, Chihuahua y Sonora.
Media hora antes de la entrevista, Peralta fue llamado de Palacio Nacional para reunirse con el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, a quien le presentó la cifra de recaudación aduanera en el primer trimestre del año: 250 mil millones de pesos, 35% más que en los años anteriores. Según dijo, en 2018 fueron 949 mil millones, y en 2017, 845 mil millones de pesos.
De hecho, era común que interrumpiera su agenda para atender los llamados de Urzúa y de López Obrador, aún por encima de su entonces jefa, la titular del Sistema de Administración Tributaria, Margarita Ríos-Farjat, quien, vía oficios internos como el 100-2019-11 del 4 de marzo, expuso su desacuerdo con el trabajo de su subordinado.
Peralta. Recorrido por aduanas del AICM. Foto: Eduardo Miranda
Peralta. Recorrido por aduanas del AICM. Foto: Eduardo Miranda
Evolución del crimen
Capacitado en investigación judicial por la Policía Nacional Francesa, Peralta asegura que “ciertos grupos de la delincuencia han preferido traficar con mercancías que dedicarse a lo que comúnmente hacían (robos y secuestros), al existir la posibilidad de pasar por las aduanas productos apócrifos e ilegales, porque es más fácil y se gana mucho más”.
Según su diagnóstico, las “oportunidades que da la corrupción son parte de los delitos de cuello blanco, de engañar a la autoridad. No son crímenes violentos, pero generan muchísimo dinero y el recurso obtenido puede patrocinar otros delitos. Es un problema de seguridad nacional”.
Agrega que en un uniforme de inteligencia detectaron que grupos criminales del norte, “de los más representativos del país”, están involucrados en el tráfico de mercancía. Aunque prefiere omitir nombres, asegura que “se coluden con otros grupos que han hecho estas actividades durante décadas, para ser socios comerciales de la industria ilícita”.
–¿Puede mencionar un ejemplo del sexenio de Enrique Peña Nieto?
–En las aduanas había absoluta omisión en la operación de la estructura tecnológica. No te puedo decir de un grupo en particular. Pero, gracias a que no se utilizó la tecnología, pasaron miles de armas a México. La tecnología es factor para la pacificación, pero como los responsables de esos equipos no la usaron, cometieron el delito de omisión. Tantos años de no utilizarla, imagínate cuántas armas pasaron por las aduanas en tráileres completos, por la aduana que quieras.
Inspección canina. Búsqueda de mercancía ilícita. Foto: Eduardo Miranda
Inspección canina. Búsqueda de mercancía ilícita. Foto: Eduardo Miranda
Tecnología vs. resistencia
También especializado en fiscalización y rendición de cuentas, Peralta menciona algunas carencias tecnológicas de las aduanas nacionales. Por ejemplo, no hay “arcos de rayos x” que de manera no intrusiva podrían revisar camiones de carga pesada en cuatro minutos y de carga ligera en la mitad de tiempo. Una maleta podría ser analizada en cuatro segundos, afirma.
De acuerdo con el abogado penalista, México es “de los poquísimos países del mundo” que no tiene el body scan para revisar a las personas en tres segundos y de manera no intrusiva y saber si lleva algo ajeno a su organismo. “Si lleva condones llenos de cocaína en el intestino o en el estómago, ahí se ven. Pero México no tiene ni uno. ¿Sabes por qué? Porque no han querido”.
Ni siquiera el AICM tiene uno, continúa. “Por eso insisto: somos un caldo de cultivo extraordinario para el tráfico de drogas y la corrupción porque se puede. Todo el tiempo van de la mano la impunidad y la corrupción”, dice.
El también académico de la UNAM destaca la resistencia al cambio. “Aquí hay muchos intereses económicos por las cantidades de dinero que se manejan. Imagínate quién lo quiere. La resistencia y ambición de tener una cartera política como lo es la aduana, el control de las fronteras y las mercancías, el nexo con la industria productiva del país, el empresariado. Es una cartera extraordinaria, políticamente hablando”.
Reacio a dar nombres, sólo cuenta que una vez “a un gobernador muy importante lo bajamos de un avión; no lo dejamos que se fuera en su vuelo a Sudamérica. No sé si iba de vacaciones o qué, pero no declaró lo que tenía que declarar de dinero”. Dice que, como todo mexicano sujeto a las leyes, fue obligado a pagar los impuestos correspondientes. Le regresaron su dinero, pero como perdió su vuelo, se fue al día siguiente.
Como otro ejemplo de impunidad comenta que en el aeropuerto de Toluca hallaron “una lista de políticos y empresarios que se recomendaba que no fueran revisados, los que llegaban en sus jets privados”.
–Dígame nombres, por favor.
–No, porque me voy a meter en una broncota, pero eran unos personajes que te vas de espaldas. Siguen siendo muy pesados todos.
–¿Mexiquenses? ¿Priistas?
–De todo, de norte a sur, de este a oeste. Todo llega a Toluca. La mayoría de la gente que viene al centro del país, a la Ciudad de México, aterriza en Toluca, pero llama la atención que sea en el Estado de México.
En su edición 2169 –del 27 de mayo de 2018–, Proceso publicó la nota titulada El Aeropuerto de Toluca, un centro de poder y negocios sucios. En ella asegura que su zona de hangares privados “tiene una intensa actividad: en sus salones VIP, centros de negocios y cafeterías se mezclan los integrantes de las cúpulas del poder empresarial y político del país. Son dueños de jets privados o clientes de las empresas de taxis aéreos que operan en Toluca.
“Entre ellos, Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego, Carlos Salinas de Gortari, Carlos Hank Rhon, Claudio X. González, María Asunción Aramburuzabala, Emilio Azcárraga Jean y Juan Armando Hinojosa Cantú, pero también Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Gamboa Patrón, Manlio Fabio Beltrones, Rosario Robles Berlanga, Margarita Zavala…”
Golpe histórico
El pasado 23 de abril, personal de la AGA asestó un “golpe histórico” en la aduana del AICM: más de 45 toneladas de piratería: ropa, tenis, relojes, joyas, bolsas de dama y accesorios para teléfono celular apócrifos de marcas de lujo. Según Peralta, si esa mercancía hubiera llegado al mercado negro, por ejemplo a Tepito, en la Ciudad de México, o al mercado de San Juan de Dios, en Guadalajara, habría alcanzado un valor de 500 millones de pesos.
El experto en crimen organizado y seguridad nacional explica que el operativo fue planeado durante tres meses, en los cuales se hizo un trabajo de inteligencia para detectar las “redes de vínculos” similares a una telaraña en la que cada intersección puede ser una conexión entre importadores, empresas, agentes aduanales y otros actores del sistema.
“Creíamos que no eran más de 20 toneladas, pero cuando se dio el conteo el primer sorprendido fui yo. ¡Estamos pisando el callo de un gigante que viene de Asia!”, dice. Al menos 15 denunciantes de las marcas afectadas confirmaron la falsedad de la mercancía.
Con ese golpe, afirma el entrevistado, se dieron cuenta que “había funcionarios involucrados de todos los niveles. Toda una red completa de corrupción. Vimos que estamos afectando enormes intereses económicos”. Por lo pronto, la Fiscalía General de la República abrió una investigación y, en particular, la Unidad de Inteligencia Financiera indaga al menos a cinco empresas. La Procuraduría Fiscal y el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial también tomaron acciones legales.
Dos semanas antes de ser nombrado subsecretario de Gobernación, Peralta Saucedo anunció algunos planes en la AGA: recaudar 3 billones de pesos en los próximos tres años, invertir en tecnología, salarios, infraestructura y equipamiento, lograr la paridad internacional en la materia al nivel del G20, impulsar una nueva Ley Aduanera, la adhesión al Protocolo de Kyoto y apoyar su proyecto de “Aduana Social”.
No obstante, el jueves 23 cambiaron los planes de Peralta cuando fue designado subsecretario de Gobernación. Aún está pendiente la designación de su sucesor al frente del sistema aduanero nacional.
Este reportaje se publicó el 26 de mayo de 2019 en la edición 2221 de la revista Proceso

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