En Veracruz, más de 2 mil pozos con fracking devastan medioambiente y salud
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Autor:
Jordana Gonzalez
Partos
prematuros, daños a la salud, empobrecimiento, contaminación de la
agricultura, el aire y el agua son algunas de las consecuencias de la
introducción de la fractura hidráulica para extraer combustibles fósiles
en Papantla, Veracruz, denunció la Coordinadora de Acción Solidaria en
Defensa del Territorio Huasteca Totonacapan durante el taller “Defensa
de los territorios. Discursos y realidades sobre el fracking”.
En la zona, la tierra ya es improductiva
y resulta imposible revertir los daños causados a la naturaleza,
advirtió Alejandra Jiménez, integrante de la Coordinadora.
En México hay un total de 8 mil 457
pozos fracturados y de éstos, 27 han tocado los yacimientos no
convencionales, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de
Hidrocarburos. En el caso de Veracruz –uno de los ocho estados de la
República donde aún se permite el empleo de esta técnica–, hay 2 mil 111
pozos fracturados más de 10 mil veces, observa la Alianza Mexicana
contra el Fracking.
Para Alejandra Jiménez, la llegada del fracking
también ocasionó cambios a la vida cotidiana de los habitantes de
Papantla, puesto que deben convivir “de forma ordinaria” con la
maquinaria que extrae hasta la mínima gota de hidrocarburos, pipas que
transportan la materia prima, pozos y hasta con mecheros que se
extienden 40 metros hacia el cielo. Tal es el caso de la comunidad de
Emiliano Zapata, en donde coexistir con tal industria ha provocado daños
al cuerpo y la mente de los pobladores.
La activista, detalló que las mujeres en
edad reproductiva son las más afectadas, dado que pueden enfermar de
cáncer. En caso de embarazo, podrían presentarse partos prematuros,
mutaciones en los productos, daños al sistema nervioso, enfermedades
respiratorias, problemas en sistema gastrointestinal y enfermedades
cardiovasculares.
Asimismo, la también integrante de la
Alianza Mexicana contra el Fracking dijo que la llegada de la fractura
hidráulica llevó bonanza y fuentes de empleo, aunque riesgosas, a la
localidad veracruzana entre 2009 y 2013. No obstante, en 2015 la
prosperidad regional “se vino a pique”: desde entonces la economía local
no se ha recuperado.
En su lugar, señaló, permanecieron e
incrementaron la delincuencia, la drogadicción y la prostitución: las
personas fueron vistas como “objetos a explotar sin capacidad de
decisión”. Ahora son seres sin identidad cultural y sin relación con la
naturaleza.
Y es que tan sólo con la aplicación de
la técnica extractiva “estaríamos en peligro”, detalló Alejandra
Jiménez, porque las cañerías por donde se introducen litros de agua con
más de 800 sustancias químicas tóxicas podrían reventar a causa de la
alta presión ejercida para destruir la roca de lutitas. Incluso podrían
sufrir fugas y dañar los mantos freáticos. Además de que existe el
riesgo de que las pipas en donde se transportan sufran derrames y
continúen contaminando la tierra.
Asimismo, denunció que en la zona
arqueológica de El Tajín hubo excavaciones. Al respecto, acusa que el
Instituto Nacional de Antropología e Historia no se ha manifestado ni ha
declarado una postura ante el fracking. “El INAH no ha manifestado una postura ante los modelos extractivistas”, indicó.
Jordana GonzálezFuente
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