México: Venturosa incertidumbre
jueves, 19 de julio de 2012
No
hay pronóstico. La única certidumbre es la incertidumbre. El castillo
de naipes construido a golpe de marrullerías y excesos se tambalea. Peña
Nieto y el IFE a su servicio cuentan votos y los cuentan de más
(casillas con más votos que votantes, por ejemplo) mientras que en la
calle se suman los mejores votos, que también pueden ser los mayores. El
proceso electoral aún no concluye; en tribunales se ventila la
impugnación formal por los partidos del Movimiento Progresista,
encabezados por AMLO; en la calle y en las plazas el rechazo a Peña
Nieto no atiende a formalismos ni a tutelas; no necesariamente luchan
por un proyecto concreto sino contra uno que significa muerte.
Son puras especulaciones calenturientas… pero ¿Por qué no?.
Fuente
Gerardo Fernández Casanova (especial para ARGENPRESS.info)
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
En
cualquier caso la disyuntiva está en la decisión que tome el Tribunal
Electoral de la Federación (TRIFE) la que indudablemente será
determinada por razones de orden político, más que por las de estricto
apego a derecho. Me explico: la demanda de nulidad del proceso electoral
está sustentada en la consideración del cúmulo de irregularidades y
excesos con que operó la campaña de Peña Nieto, cuya probanza formal
reviste un alto grado de dificultad (se les acusa de tramposos no de
estúpidos). Las trampas son obvias pero sus huellas se difuminan en la
maraña legaloide; las elecciones fueron tan limpias como el sanitario
del hotel más lujoso que no por ello deja de procesar mierda. El TRIFE
puede resolver por la afirmativa o por la negativa y en ambos casos
hacerlo con apego a derecho. En este sentido es que afirmo que la
decisión que se adopte tendrá que ser política, como también fue la del
2006.
Con
este criterio y ante la incertidumbre es que me doy licencia para
especular (no sin la calentura propia de la temporada). Por principio de
cuentas vale señalar una importante diferencia respecto de la
resolución tomada hace seis años que, de manera muy poco aseada,
ratificó el supuesto triunfo de Calderón; entonces el presidente de la
república aplicó toda su influencia para lograr tal ratificación por
tratarse del candidato de su propio partido. Hoy el presidente en
funciones ha tenido que adoptar el triunfo de Peña ante el rotundo
fracaso de la candidata de su partido y con el designio de impedir el
acceso de AMLO a como de lugar. Pero hoy resulta que la invalidación del
proceso no significará que López Obrador sea presidente, por lo menos
en términos inmediatos, sino transcurrido un plazo no menor de 14 meses,
durante los que pueden suceder muchas cosas. Siendo así, la motivación
de Calderón y de su fuerza panista bien puede transitar hacia la
invalidación con lo que eludiría la calificación negativa de su régimen y
hasta pudiera aspirar a terminar como un presidente que apoyó la
democracia.
Por
el lado del PRI hay fuerzas agazapadas que no ven con malos ojos la
reacción negativa provocada por el supuesto triunfo de Peña Nieto.
Beltrones tuvo que someterse a la aplanadora mediática y de dinero que
impuso al candidato, pero no de buen grado. Hoy resulta que, en el caso
de la invalidación, el más obvio prospecto para ocupar la presidencia
interina es precisamente Manlio Fabio Beltrones y que ese papel
histórico reviste un enorme atractivo para un político que se ha
distinguido por su capacidad de concertación. Incluso para los que
deveras toman las decisiones la invalidación no significaría un salto al
vacío, sino que le ofrecería la posibilidad de que las cosas sigan
igual pero con un importante aporte de saneamiento. Lo anterior sin
olvidar que Beltrones es un priísta de cepa, con todos sus agravantes, y
que siempre fue el plan B de Salinas.
De
otro lado, a quienes realmente mandan en el país no les conviene
sostener el triunfo de alguien que provoca tal nivel de rechazo social;
López Obrador no les significa un peligro inminente, por lo que bien
pueden decantarse hacia el interinato de Beltrones y con ello dar
oxígeno a su proyecto.
Para
el Movimiento Progresista, cierto de no poder revertir el resultado a
su favor, lo importante es la invalidación de la que resultaría
fortalecido y con capacidad de negociar eficazmente con el gobierno
interino e impulsar reformas de orden político y electoral para un mejor
ordenamiento de los procesos.
El
movimiento popular no quedaría satisfecho plenamente con una
negociación como la que aquí especulo, pero se apuntaría un enorme
triunfo en su proyecto de rechazo a Televisa y a Peña Nieto capaz de
catapultarlo a un nivel superior de organización.
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