Ocaso sexenal
Adiós al cuento de hadas
Martín Esparza Flores
Parece que en el ocaso sexenal, Felipe
Calderón insiste en vivir su imaginario cuento de hadas donde todo,
según sus palabras, va de maravilla al grado de que se atrevió a
declarar, tras la veda electoral, que su gobierno pasará a la historia
por el número de empleos generados, dos millones, de acuerdo a su
“mágico” ábaco azul.
La realidad que enfrentan millones de
mexicanos es otra y diversas instituciones como el INEGI y el propio
Banco de México derriban la nube color de rosa en que insiste viajar el
presidente cuyo gobierno hará historia, sí, pero por haber dejado a la
nación en ruinas, con 52 millones de pobres y sumergido en un baño de
sangre donde miles y miles de cenotafios publicitan por todo el país los
efectos colaterales de su guerra fallida contra el crimen organizado.
Histórico será el haber dejado el peor
grado de endeudamiento público que ya alcanza la estratosférica e
inmanejable cifra de 5.5 billones de pesos. Gigantesca deuda que tan
sólo por el pago de intereses le ha costado al país un billón 258 mil
millones de pesos. El pésimo manejo de su política económica ha pasado
por alto incluso los lineamientos que el Fondo Monetario Internacional,
recomienda para no sobrepasar cierto grado de endeudamiento en un rango
de entre el 25 y el 30 % del Producto Interno Bruto. En México, la deuda
ya representa nada menos que el 42.3 % del PIB. De esa dimensión el
paquete que heredará el próximo gobierno.
Las crudas cifras han terminado por
hacer trizas el ropaje azul de oropel con que Calderón se la pasó
haciendo gala de inexistentes resultados; desde su campaña, hace seis
años, se comprometió a crear un millón de empleos anuales con puestos de
trabajo bien remunerados, él dice haber creado dos millones pero
instituciones como el Seguro Social y el INEGI advierten que la
expectativa oficial no es tal; lo que se ha incrementado a pasos
acelerados son los empleos informales que se reflejan por el aumento de
los ambulantes en las calles y cruceros en las ciudades de todo el país.
Trabajos que carecen de las mínimas prestaciones sociales.
Calderón dijo en su campaña que sabía
cómo hacer crecer la economía sin mayor endeudamiento y hasta hace un
par de años lanzó la temeraria declaración de que su administración
estaba reduciendo la deuda a la mitad. Claro que su desbordada demagogia
ha chocado de frente con los hechos pues de acuerdo a la propia
Auditoría Superior de la Federación, la deuda casi se duplicó del 2006 a
la fecha; Vicente Fox recibió de Ernesto Zedillo una deuda pública
cercana a los dos billones de pesos, la cual llegó a los tres billones
al final del primer gobierno panista. Calderón mintió y miente a los
mexicanos cuando dijo que no endeudaría más al país y, más aún, que su
gobierno estaba reduciendo la deuda a la mitad; tan sólo en 2008 recibió
un préstamo de 57 mil millones de dólares de organismos con el FMI y el
BID; la deuda según la ASF ha crecido en el sexenio 9.6 veces o lo que
es lo mismo un 65 % más en relación al 2006.
Buena parte de este endeudamiento es por
concepto de deuda contingente como la autorizada por Calderón para el
financiamiento de proyectos de infraestructura construidos por el sector
privado para Comisión Federal de Electricidad, por 316 mil millones de
pesos, sobre todo en beneficio de firmas extranjeras que ahora sangran
por dos vías al erario nacional: mediante estos ventajosos empréstitos y
por la compra obligada de la propia CFE a la energía que generan.
Para terminar de bajar de su nube a
Calderón y situarlo a ras de suelo, basta con señalar que mientras en el
2000, por concepto de deuda pública, cada mexicano debía 23 mil 700
pesos, al concluir su gobierno la cifra será de 40 mil 800 pesos por
cada habitante.
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