El Papa Francisco teme a una guerra nuclear; “estamos al límite”, dice
“Sí, realmente tengo miedo. Estamos al límite. Basta un incidente para desencadenar la guerra. No se puede correr el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto, es preciso destruir las armas nucleares”, aseguró Francisco a los periodistas que lo acompañan a bordo del avión que lo conduce a Chile.
La pregunta llegó luego que a todos los participantes en el viaje les fue distribuida una estampa con la fotografía en blanco y negro de un niño que espera erguido el turno para depositar en un horno crematorio el cadáver de su hermano pequeño, víctima de la bomba atómica que impactó en Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
Aquella explosión, verificada el 9 de agosto de 1945, dejó unos 80 mil muertos. En el reverso de la estampa, el mismo líder católico estampó su firma (“Franciscus”) junto a la frase: “el fruto de la guerra…”
Se trata de la misma desgarradora foto que la oficina de prensa del Vaticano divulgó pocas horas antes de terminar el año 2017 junto al mensaje: “La tristeza del niño sólo se expresa en sus labios mordidos y rezumados de sangre”.
“Esta imagen la encontré por casualidad y fue sacada en 1945. Es un niño con su hermano sobre las espaldas muerto, que está esperando para el crematorio en Nagasaki”, dijo el Papa durante el vuelo.
“Me conmoví cuando la vi y por eso quiso escribir: el fruto de la guerra. Quise imprimirla y darla porque una imagen conmueve más de mil palabras”, apuntó.
Francisco partió este lunes rumbo a Chile, primera etapa de un viaje de una semana que lo llevará luego a Perú.
El pontífice viaja acompañado por una delegación vaticana compuesta entre otros por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin; el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Marc Ouellet, así como 70 personas entre periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.
Francisco llegará a la capital chilena después de 16 horas de vuelo, tras lo que se retirará a descansar en la nunciatura, donde se alojará.
La agenda oficial comenzará el día siguiente: dirigirá un discurso a las autoridades chilenas y al cuerpo diplomático en el Palacio La Moneda, sede del Ejecutivo, y se reunirá con la presidenta saliente, Michelle Bachelet, mientras que no habrá encuentro privado y solo un saludo con el mandatario elegido, Sebastián Piñera.
Después oficiará una misa multitudinaria, a la que se espera asistan 500 mil personas, en el Parque O’Higgins.
Durante la tarde, el pontífice argentino visitará la prisión de San Joaquín, en su primera visita a una cárcel femenina, donde escuchará el testimonio de una reclusa.
Luego se trasladará a la catedral de Santiago para un encuentro con los religiosos y religiosas chilenos y después se realizará la tradicional reunión con los obispos y una visita privada al santuario de San Alberto Hurtado.
Según la última encuesta de la consultora Latinobarómetro, Chile es el país de América Latina con la peor valoración del Sumo Pontífice, además de manifestar una alta desconfianza en la Iglesia Católica.
(Con información de agencias)
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