Reproducción humana, actividad económica no reconocida: investigadoras de la UNAM
La mujer ha
desempeñado un papel principal en la reproducción humana, sin embargo
esta actividad “no ha sido reconocida ni valorada”, señala Berenice
Ramírez del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (IIEc).
Esto tiene que ver “con que no hay un
reconocimiento de la función natural de la mujer como una actividad
económica que aporta”, añade Violeta Rodríguez –también investigadora
del IIEc– durante la mesa redonda “Cambios en el papel económico de las
mujeres”.
“El trabajo no remunerado es el tema
central de las desigualdades de género”, comenta el investigador Abraham
Granados, sin embargo lamentó que no se han logrado cambios en ese
ámbito.
El diálogo entre economistas giró
alrededor de las condiciones que reproducen la desigualdad y mantienen
la brecha de género. Comentaron que población femenina en México es más
de la mitad pero, en escenarios reales, las mujeres no tienen las mismas
oportunidades y por ende limitan sus aspiraciones laborales.
Enfrentarse a espacios laborales de dominación patriarcal
Violeta Rodríguez se muestra preocupada
por la diferencia de casi 40 por ciento entre mujeres y hombres en el
indicador de población económicamente activa (PEA) de 2015. “Las mujeres
todavía no están respondiendo que tiene el deseo de trabajar. Todavía
no hay un cambio de mentalidad en el que la mujer se asume como un actor
económico importante”, lamenta.
Las diferencias de salario tampoco
permiten revertir esta situación. De acuerdo con la investigadora Ana
Patricia Sosa, los empresarios en México ahorran un aproximado de 18
millones al pagarles menos a las trabajadoras mujeres. Esto, comenta, es
sacado a partir de datos de 2018 sobre la diferencia de ingresos: los
hombres ganan en promedio 889 pesos más que las mujeres.
“Trabajar con mujeres y pagarles un salario más bajo les permiten obtener un nivel de ganancia mayor”.
Berenice Ramírez explica que el problema
también tiene que ver con la permanencia de un sistema de dominación
patriarcal. Si bien las condiciones de desigualdad laboral no les
permite tener mayor participación en la política y en actividades de
dirección, otras “no quieren llegar a ocupar esos puestos porque implica
tener que enfrentarse a estos sistemas de dominación”.
Paradójicamente aquellas que llegan a ocupar cargos de dirección “suelen ejercer el poder de la misma forma”, señala.
Marcial YangaliFuente
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