Y a todo esto, ¿por qué Austria tiene el penacho de Moctezuma?
Este objeto de arte plumario del siglo XVI se elaboró con plumas de cuatro especies de aves y más de mil 500 laminillas metálicas, originalmente de oro.
El único penacho de plumas de origen mexicano, formado por plumas de aves y adornos de oro, conocido como el penacho de Moctezuma, se encuentra actualmente en el Museo de Etnología de Viena. Este valioso objeto ha estado fuera del país desde hace más de 500 años.
Por décadas, el Gobierno de México ha solicitado el regreso del objeto prehispánico a nuestro país. Este sexenio no es la excepción, ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido a su esposa Beatriz Gutiérrez Müller que insista al Gobierno de Austria para que preste el penacho con motivo del Bicentenario de la Independencia de México.
Gutiérrez Müller visitó al presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, en medio de una gira por Europa con la intención de obtener piezas históricas y arqueológicas de México para ser exhibidas en nuestro país el año que viene.
Esto ha despertado el interés, tanto de especialistas como del público en general, sobre cómo es que el penacho de Moctezuma se encuentra en el Museo de Etnología de Viena y no en México. Aquí algunas versiones.
Cómo fue a parar a Austria el penacho de Moctezuma
Por décadas se ha dicho que el penacho original –en las colecciones del Weltmuseum de Viena (Museo del Mundo), en Austria– perteneció al tlatoani Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520).
Este ejemplo de arte plumario del siglo XVI se elaboró, por su cara frontal, con plumas de cuatro especies de aves (conocidas por su nombre común como: quetzal, pájaro vaquero, espátula rosada y charlador turquesa) y más de mil 500 laminillas metálicas, originalmente de oro, según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo con el Instituto de investigaciones Históricas de la UNAM, el 10 julio de 1519, la Junta de Regimiento de la Villa Rica de la Vera Cruz envió por vía marítima una carta dirigida a la reina Doña Juana y a su hijo, el emperador Carlos. En este mismo navío se despacharon también "el oro y plata y piedras y plumajes que se 'ha habido' en estas partes nuevamente descubiertas".
Con esta travesía, varios objetos mesoamericanos comenzarían una larga vida fuera de su continente de origen como testigos de un intercambio cultural entre América y Europa.
"Por muchos años se creyó que el penacho de Moctezuma había viajado en este navío, sin embargo, hasta la fecha no se tiene certeza de cómo llegó a Europa", señala el Instituto de investigaciones Históricas.
Otra versión afirma que Moctezuma se lo habría regalado a Hernán Cortés cuando tenían relaciones cordiales e intentaban establecer un lazo de respeto antes de la Conquista. Cortés se lo envió al rey Carlos I de España, el monarca era miembro de la familia Habsburgo, proveniente de Austria, lo que podría ser un factor importante para que el objeto se encuentre en ese país.
"A finales del siglo XVII, el penacho se identificó como un sombrero morisco y no fue sino hasta el siglo XIX, en que se le adjudicó un origen indígena mexicano. A partir de este momento surge el interés por parte de los europeos por vincularlo a Moctezuma y desde luego a Cortés", explica el Instituto de investigaciones Históricas.
Esta relación se hizo más evidente a raíz del Congreso Internacional de Americanistas de 1908, que se llevó a cabo en Viena. Este artefacto fue identificado entonces como una "corona de plumas", versión posteriormente desechada tras comprobar en los códices mexicanos que los gobernantes mesoamericanos no utilizaban coronas y penachos, sino otro tipos de tocados como signo de autoridad, entre ellos la diadema Xihuitzolli.
En el siglo XX, las asociaciones entre el penacho y el emperador Moctezuma hechas por los europeos se combinaron con el discurso indigenista mexicano cuya propuesta oficial era el rescate del pasado glorioso indígena a través de sus símbolos mexicas.
Por ello, el penacho se consideró parte del patrimonio arqueológico que debía ser repatriado. No obstante, la petición formal tardaría varias décadas más. A partir de 1990, dos hechos contribuyeron a que el asunto del objeto ocupara la atención pública: la cercanía de la celebración del centenario de la llegada de Cristóbal Colón en 1992 y la diligencia de un danzante de bailes tradicionales radicado en Austria, conocido como Xokonoschtletl Gómara.
Este personaje ha sostenido por décadas que el penacho era una corona imperial que había pertenecido a Moctezuma y que por esa razón debe repatriarse. Con este fin, organizó una marcha y un mitin en Austria, cuyo objetivo era presionar para que el gobierno mexicano tomara cartas en el asunto.
Ante tales hechos el INAH envío una petición diplomática de devolución en 1991. Cientos de oficios viajarían de México a Austria y viceversa. Sin embargo, tras examinar el estado físico del penacho, se llegó a la conclusión que no sería posible transportarlo pues su deterioro sería irreversible.
En 2011, el Gobierno mexicano ofreció un intercambio temporal del penacho de Moctezuma a cambio de la carroza dorada del emperador Maximiliano de Habsburgo, que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.
La Unesco ha apoyado la posición de los países que pugnan por que sus bienes arqueológicos sean restituidos a los mismos.
Con información del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y el INAH
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