Expediente Bartlett: dos testigos de la DEA arrinconan al director de CFE
Expediente Bartlett: dos testigos de la DEA arrinconan al director de CFE
En Estados
Unidos tienen todo listo para el interrogatorio del amigo del presidente
por su supuesto involucramiento en un infame homicidio que mezcla
narcotráfico y política. Un exagente estadounidense cuenta a EMEEQUIS lo
que hay en el cajón de la DEA.
Tomado de: Redacción / Emeequis
Dia de publicación: 2021-06-20
EMEEQUIS.– El Departamento de
Justicia de Estados Unidos está listo desde hace años para arrestar a
Manuel Bartlett. Sólo falta que el director de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) cruce el Río Bravo.
Los
investigadores estadounidenses tienen un grueso expediente con su
nombre en decenas de renglones, grabaciones de interrogatorios que lo
inculpan, mapas que lo incriminan en un infame homicidio… pero, por
encima de todo, tienen los testimonios de dos testigos que hundirían al
alto funcionario mexicano... si pisa la Unión Americana.
Un
veterano exagente de la DEA, quien participó en investigaciones de gran
calado en México durante la década de los 80 y 90, contó a EMEEQUIS
sobre el contenido de ese expediente, el cual se ha integrado con
evidencia que él consiguió en el occidente del país.
Una
de las pruebas más sólidas contra el amigo de presidente López Obrador
es el audio y la transcripción de las palabras de un testigo protegido,
quien aseguró que Manuel Bartlett estuvo presente durante la tortura que
culminó con el homicidio de Enrique “Kiki” Camarena, exagente de la DEA
que se infiltró en 1981 en el Cártel de Guadalajara y fue descubierto
mientras hacía una investigación encubierta.
El
testimonio de “J.D.” es abundante en detalles, asegura la fuente
consultada por este diario: relata hasta la vestimenta con la que habría
llegado Manuel Bartlett a la casa ubicada en Lope de Vega 881, en la
colonia Jardines del Bosque, en Guadalajara, para supervisar el cruel
interrogatorio al que fue sometido “Kiki” Camarena para que los capos
Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero conocieran qué tanto
sabía el americano infiltrado.
Según
el testigo protegido, la presencia de Manuel Barlett en aquella casa la
mañana del 8 de febrero de 1985 –cuando él era secretario de
Gobernación en el sexenio del presidente Miguel de la Madrid– se debía a
que él era amigo cercanísimo del narcotraficante Miguel Ángel Félix
Gallardo y apoyaba desde el Palacio de Cobián sus operaciones ilícitas a
cambio de que el llamado “Jefe de jefes” mantuviera a raya a otros
grupos criminales que alteraran la seguridad pública.
BARTLETT, EL OSCURO
Con
un traje negro, camisa blanca, corbata con rayas rojas y amarillas y
lentes oscuros estilo aviador, Manuel Bartlett arribó a la casa y
observó en silencio una parte del castigo de 36 horas que los pistoleros
del Cártel del Guadajara inflingieron al “Kiki” Camarena y que le
habrían grabado en un casette para que funcionarios corruptos del
gobierno mexicano supieran todo lo que ya sabían de ellos en Estados
Unidos, de acuerdo con el relato.
El
ahora director de la CFE habría visto, impávido, cuando el “Kiki”
Camarena fue atado a una silla y le rompieron la nariz, los dedos, la
boca y le quemaron los testículos con cables conectados a una batería de
auto, mientras suplicaba que no le hicieran daño a su esposa Mike y sus
hijos Enrique, Daniel y Erik.
Manuel
Bartlett habría dejado la casa 881 poco antes de la peor parte de la
tortura y que requirió a un médico en la habitación para “revivir” a la
víctima tantas veces fuera posible: al agente de la DEA le clavaron
tornillos en la cabeza para que revelara cuántos extranjeros más estaban
espiando a los cárteles mexicanos.
“Cualquiera
que escuche el testimonio, o lea lo que se dijo, debe preguntarse
‘¿cómo es posible que, ante acusaciones tan graves y con tantos
detalles, ese hombre sea la mano derecha del presidente mexicano?’ Yo no
me lo puedo explicar”, asegura el entrevistado, quien pidió omitir su
nombre por seguridad.
Este
relato forma parte de un grueso expediente de más de 700 tomos sobre el
asesinato del “Kiki” Camarena, que un lío diplomático entre Estados
Unidos y México por la desconfianza de autoridades del país vecino de
que el homicidio no quedara impune.
LA NARCOCUMBRE DE ZAPOPAN
El
segundo testimonio es de otro testigo protegido que no conoció al
primero, pero que corroboraría de manera independiente los supuestos
nexos de Manuel Bartlett con el asesinato del exmarine de Estados
Unidos.
Este
otro colaborador afirma que se encontraba en una casa de su entonces
jefe, Rafael Caro Quintero, en Zapopan, Jalisco, hasta donde llegó un
hombre “de vestimenta elegante y movimientos finos, quien parecía saber
mucho del gobierno y hablaba a nombre del presidente”.
Aquel
hombre después sería identificado como Manuel Bartlett Díaz,
exsecretario general del PRI, distinguido invitado a esa cumbre de
febrero de 1985 entre narcos, políticos y policías, quienes se reunieron
urgentemente para hablar del rumor creciente de que la DEA había
infiltrado al Cártel de Guadalajara.
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Al
cónclave habrían asistido el gobernador de Jalisco, Enrique Álvarez del
Castillo; el secretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui;
el director la Policía Judicial Federal, Manuel Ibarra Herrera, entre
otros servidores públicos, y comieron con los narcotraficantes Juan
Esparragoza Moreno, Miguel Ángel Félix Gallardo y Manuel Salcido Uzeta,
por mencionar algunos.
“Son,
a mi parecer, los testimonios más contundentes, la columna vertebral de
las acusaciones contra el señor Bartlett, porque son personas que sin
conocerse, sin encontrarse en el mismo lugar de los hechos, refieren
datos coincidentes y con muchos detalles.
“Pero
esto que te cuento es sólo la punta del iceberg. Estamos hablando de
uno de los expedientes más voluminosos en las instalaciones de la DEA.
Si te digo que aparece 100 veces el nombre de Manuel Bartlett aparece en
la investigación del ‘Kiki’ Camarena me estoy quedando corto”.
LA DEFENSA PRESIDENCIAL
Además
de estos dos “pesados” testimonios contra el amigo del presidente López
Obrador, otras evidencias ligan al político mexicano con el infame
crimen: mapas de riesgo sobre sus presuntas relaciones con criminales,
fotografías de libretas decomisadas sobre aparecen sus iniciales como un
alto funcionario mexicano e, incluso, conversaciones telefónicas
intervenidas en las que supuestamente el crimen organizado financió su
campaña a gobernador en Puebla.
La
mayoría de esa evidencia, cuenta el exagente de la DEA, se encuentra en
la Corte Federal de Los Ángeles, California, en espera de corroborarse o
desecharse con un improbable viaje de Manuel Bartlett a Estados Unidos
para hacer frente a las sospechas.
El
director de CFE ha negado estas acusaciones desde hace décadas: asegura
que él jamás tuvo relación con los grandes capos de la década de los 80
y 90 y menos haber conocido o participado en la tortura y homicidio del
“Kiki” Camarena.
Esta
semana, el tema se reavivó en el debate público cuando el presidente
López Obrador aseguró en su conferencia matutina del 17 de junio que no
tenía conocimiento de alguna investigación abierta en el extranjero
sobre su colaborador.
“Si
hay pruebas que se proceda, pero no, no se puede linchar
políticamente”, señaló el mandatario mexicano al salir en defensa, una
vez más, del polémico Manuel Bartlett, señalado por históricos líderes
de la izquierda como el presunto operador del fraude electoral que
encumbró en la presidencia al priísta Carlos Salinas de Gortari.
Los
defensores del director de CFE insisten en que no existe tal expediente
contra su amigo, jefe o compañero y que las recientes declaraciones son
parte de una “guerra sucia” por la eventual próxima reforma energética,
que supuestamente busca restarle control a poderosos grupos que han
beneficiado económicamente desde hace varios sexenios con contratos
leoninos.
“Digan
lo que quieran, puede ser que sí, que el señor esté tratando de limpiar
de corrupción todo lo de la energía en México, yo no sé, pero algo sí
sé: el expediente existe”, dice la fuente. “Y los que digan que no, ahí
les va un datito: C-R-8-7-4-2-2. Ellos saben qué significa…”.
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