México, al borde del precipicio por corrupción e impunidad: Carpizo

Emir Olivares Alonso

Periódico La Jornada
Viernes 13 de agosto de 2010, p. 9
La corrupción e impunidad imperantes en México están por conducir al país al precipicio, advirtió Jorge Carpizo McGregor, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Señaló que de no realizar las reformas que combatan eficazmente esos flagelos y que propicien la transformación pacífica, continuará la crisis social y se corre el riesgo de una ruptura violenta.

Durante el tercer día de actividades del foro 2010: Reforma del Estado y fortalecimiento de la nación, efectuado en la máxima casa de estudios, el investigador propuso cinco ejes que ayudarán a que México supere la “etapa trágica” por la que pasa: dotar de real autonomía al Ministerio Público (MP) y a la Auditoría Superior de la Federación, dar mayores facultades al Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, diseñar nuevas reglas para los medios de comunicación y lograr mayor participación de la sociedad.

El también ex procurador general de la República señaló que tal y como está México en este momento no se puede hablar de un régimen político, ya que hay “gravísimos” problemas económicos y sociales que forman “un nudo gordiano”.

Poder, dinero, corrupción, impunidad y mentiras representan la quinteta que tienen a la nación como si fuera un organismo con cáncer generalizado. “La moral pública está hecha pedazos; peor no puede estar. Además, se ha perdido la idea del patriotismo y la virtud cívica de anteponer a los intereses personales y de grupo los que importan a México”.

Apuntó que algunos de los problemas relacionados con la corrupción no sólo están ligados a la inseguridad y la “infiltración” del crimen organizado en los cuerpos de seguridad pública, sino que también hay saqueos a la ciudadanía, como el Fobaproa o la “quiebra técnica” de Pemex, baja en el turismo, fuga de capitales extranjeros, incapacidad del Estado para generar recursos suficientes, empleo y oportunidades de estudio para los jóvenes.
Reconoció que la Carta Magna necesita muchas reformas, pero lo fundamental es respetarla. “Muchos males no son culpa de la Constitución. No hay estado de derecho y los graves problemas no se resuelven con una nueva.”

De no darse las transformaciones por la vía pacífica, advirtió que se corre el riesgo de que el país las busque mediante la violencia. “Los que deseamos que los cambios sean pacíficos tenemos que proponer otras vías posibles”. Agregó que las reformas que convienen al país son aquellas que resuelvan los problemas, por lo que se requiere una sociedad civil organizada que exija el cumplimiento de la ley.

Propuso la creación de un frente nacional de grandes fuerzas políticas y sociales, pues al tener “un Estado débil se necesita unir fuerzas para poder salir adelante. Los problemas de México son tan grandes que no los arreglará un gobierno”.

John Ackerman, del IIJ, indicó que “el subdesarrollo político que aqueja al México actual no emerge de la permanencia de los mitos históricos de un pasado revolucionario, sino del malinchismo, elitismo y teleología que caracterizan las visiones dominantes sobre el futuro de la nación. En lugar de valorar los episodios determinantes de la historia política mexicana, los nuevos reformadores buscan emular ciegamente el sistema político de Estados Unidos”.

El investigador Luis Salazar señaló que uno de los errores de la transición política mexicana fue la idea “simplista y equivocada” basada sólo en sacar al PRI de Los Pinos.

“Hoy tenemos el pluralismo, que es una conquista, pero en buena medida reproduce aspectos básicos del priísmo fundamental.”

Entrevistado al final de la ponencia de Carpizo, el ex rector Juan Ramón de la Fuente afirmó que hablar con enorme ligereza de la legalización de las drogas “es una simplonería que no va a resolver nada”.
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