Panorama Laboral/Juan Guzmán

-Ser tonto por culpa de otros-

-Mexicana, la ineficiencia-

Una de las formas más pedestres de evitar la depresión y la vergüenza, es culpando a otros más débiles de nuestros fracasos y errores. Esto impide también aceptar de mutuo propio nuestra falta de capacidad para una o muchas cosas. Uno de los casos más notorios de este hecho es el que ha caracterizado últimamente al Lic. Felipe Calderón Hinojosa en su fallida guerra contra el narcotráfico y otras tareas gubernamentales incumplidas por ineficiencia, pericia ausente y escaso talento.
Lo malo de todo esto es que mientras no reconozcamos nuestras propias limitaciones y culpas, nunca podremos siquiera intentar corregirlos y seguiremos por el sendero equivocado hasta causar más daños a quienes no los merecen. El Jefe del Ejecutivo ha buscado en el pasado priista culpables de sus traspiés en su lucha contra el crimen organizado y recientemente señaló al ”pueblo desorganizado” de esa falta de tino.
El miércoles 4 de agosto, ante los mercenarios de la fe que se enriquecen con la mentira, una mercancía que únicamente les cuesta cierta imaginación para producirla, Calderón Hinojosa sentenció que el crimen organizado avanza porque se enfrenta ”a un pueblo desorganizado”, y tiene razón en esta frase última porque si la gente estuviera organizado ni él, ni quienes abusan de su autoridad estarían en el poder.
De su lado, los jerarcas de los cultos religiosos, gente acaudalada en su gran mayoría, principalmente quienes se ostentan como monopolizadores de la verdad celestial, es decir, el purpurado católico responsabilizó a los medios informativos de pretender legalizar la mariguana como un primer paso para que se acepte públicamente el uso de otras drogas duras como la cocaína.
Además señalaron que esos mismos medios impulsaban la desintegración familiar al difundir noticias sobre la aceptación del aborto y las bodas entre las personas del mismo sexo. ¿Por qué no dijeron que ello es, en todo caso, una muestra de su rotundo fracaso como predicadores de un dogma que castiga esa ”perversiones” así llamadas por quienes encubren otras peores como la pederastia y su enriquecimiento a hurtadillas?
Ahora, el ejemplo del que hablamos y atañe a Felipe Calderón Hinojosa lo utilizan los ineptos administradores de lo que era la Compañía Mexicana de Aviación, un orgullo del transporte aéreo nacional, para responsabilizar a sus trabajadores, pilotos y sobrecargos, de la caída en picada de esa empresa vendida a precio de regalo sin consentimiento de sus verdaderos dueños; el pueblo.
Según versión de quienes se apropiaron de Mexicana en forma por demás ventajosa, los costosos contratos colectivos de trabajo son la causa fundamental de que la firma haya recurrido a la engañosa figura de ”concurso mercantil” (una quiebra en realidad) para eludir sus compromisos laborales justamente ganados por pilotos, sobrecargos y demás personal de tierra.
En ningún momento los administradores mencionan sus envidiables sueldos. Serían felices ellos, y otros muchos empresarios, si los trabajadores decidieran laborar sólo por unos cuantos pesos y, de ser posible de forma gratuita.
Resulta entonces que ”el pueblo desorganizado” y los trabajadores con salarios y prestaciones aceptables son responsables de lo malo que pasa en México. En el primer caso es una gran verdad, lo otro es uno más de los excesos que se cometen contra la gente por esa misma desorganización generalizada que hasta ahora ha sido incapaz de frenar los abusos del poder como el cometido también contra los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas y sus familias.
TIEMPOE EXTRA
El secretario general de utilería del Sindicato (dizque) Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, METRO, Jesús Pereznegrón Pereznegrón fue forzado a cometer un acto de comicidad digno de ser guardado en el libro de ”Aunque usted no lo crea” del famoso Ripley: ”Nombró” vocero del gremio al dictador del mismo, Fernando Espino Arévalo. Todos saben que en ese Sindicato quien decide, ordena y ejecuta desde lo más jocoso hasta lo medianamente razonable es el tirano que desde hace poco más de tres décadas mangonea a la organización. Y como al susodicho no le gustan este tipo de críticas lo hago públicamente responsable de mi seguridad y la de mi familia... La Secretaría de Educación Pública, con su flamante titular Alonso Lujambio dan clases de mentira; le dicen a la gente que se conmemorará el Bicentenario de la Independencia de México con una fiesta nunca vista. La falsedad estriba en que ¿cuál independencia?
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