Que manden los pueblos, no los capitales

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Tras darse a conocer los primeros resultados preliminares, seguidores de Rafael Correa celebraron en Quito su triunfo en las urnasFoto Ap
Blanche Petrich
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 18 de febrero de 2013, p. 3
Quito, 17 de febrero. Triunfante en la primera vuelta electoral, el presidente Rafael Correa anunció que en este segundo periodo al frente del gobierno acelerará el proyecto que ha seguido hasta ahora. Vamos a ir más rápido y más profundamente en la misma dirección.
Cuando se le preguntó en qué áreas habría que meter el acelerador, se refirió a las políticas de integración regional del eje bolivariano. Unidos podemos someter al capital trasnacional y a la globalización deshumanizante, aseguró, citando por su nombre a varios de los mandatarios del bloque con los que se identifica: Hugo, Evo, Cristina, Daniel.Esta vocación regional, más los cambios nacionales en cada país, van a permitir consolidar este cambio histórico. Y lo sintetizó: Que manden los pueblos, no los capitales.
Correa decidió no esperar siquiera el primer corte de los recuentos oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE). El abismo de 20 puntos porcentuales que lo separaba de su contrincante, el banquero Guillermo Lasso, según los primeros números de los sondeos a boca de urna divulgados por el CNE, permitió al presidente ignorar el protocolo y salir al barandal del Palacio Nacional de Carondelet a dirigir su primer discurso triunfal solamente con datos extraoficiales, que le daban, según el Centro de Datos y Estudios, 61 por ciento, contra 21 por ciento a Lasso. A esa hora, 5:30 de la tarde, la Plaza de la Independencia estaba ya cubierta de banderas verdes y de seguidores jubilosos.
El balcón que domina la vieja plaza quiteña es un espacio conocido por Correa, que sabe aprovechar bien los escenarios. A su lado aparecieron su compañero de fórmula, Jorge Glas; su esposa, Anne Dominique Malherbe –mujer que parece ser tímida y siempre se mantiene en segundo plano– y sus dos hijos, el pequeño y una joven que hoy sufragó por primera vez.
A esa hora no había todavía resultados oficiales, pero el desenlace de la jornada electoral parecía no tener marcha atrás. Fue la hora del primer discurso victorioso: Ahora sí, a cambiar este país definitivamente, dijo ante la multitud el abanderado de Alianza PAIS, que ya había ganado las elecciones, aunque en segunda vuelta, en 2006, y una segunda campaña de ratificación en 2009.
Fueron sus primeras palabras en la escena que millones esperaban ver como rúbrica de esta jornada electoral. Igual dejó ver una vena guevarista –¡Hasta la victoria siempre!– que reminiscencias zapatistas: Nada es para nosotros; todo es para ustedes.
Además volvió a sacarse el infalible as de la manga al pasarle el micrófono a su antiguo vicepresidente Lenin Moreno, que suele enardecer a los manifestantes. Nunca habrá un corazón más agradecido que el mío, dijo.
El resto de la tarde y noche Correa Delgado acaparó todos los reflectores y llenó todos los espacios públicos con sus discursos, mensajes, conferencias de prensa y festejos populares.
Dedicatoria a Chávez
En la rueda de prensa en Carondelet, Correa dedicó su victoria al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hospitalizado en La Habana con un drástico tratamiento contra un agresivo cáncer. No escatimó elogios para mi hermano, mi compañero, el hombre que cambió la historia de su país.
Fue abordado sobre el tema del asilo al australiano Julian Assange, quien permanece asilado desde hace seis meses en la embajada ecuatoriana en Londres. En primer término, Correa se negó a que el periodista, británico, le hiciera en inglés su pregunta sobre cuál sería el siguiente paso que daría Quito para resolver este conflicto. Respondió que la siguiente movida está en manos de Europa. Primero, de Gran Bretaña, facultada a otorgar el salvoconducto para que el director de Wikileaks viaje a Ecuador y asunto resuelto. Segundo, de Suecia, que podría enviar a Londres a sus funcionarios judiciales para que realicen ahí el interrogatorio pendiente en la causa penal abierta en Estocolmo contra el periodista asilado por presuntas agresiones sexuales. Y tercero, de la Unión Europea, que debe responder todavía a medidas precautorias solicitadas por la defensa de Assange.
En otro tema, el presidente que permanecerá cuatro años más al frente del gobierno condenó la decisión de la Interpol de no acatar el reclamo de la Corte Nacional de Justicia de emitir una alerta roja para la captura del ex presidente Jamil Mahuad, procesado en este país por los daños patrimoniales que causó al decretar el congelamiento de depósitos en la banca nacional (el feriado bancario de 1999). La policía internacional se negó, alegando que es un caso político, no judicial. Es una humillación para Ecuador, protestó.
Pero antes de ponerse a disposición de la prensa, puso su sello y sus términos. Arrancó con temas de carga muy emotiva. Rindió honores a la memoria de los dos simpatizantes que murieron apuñalados durante un mitin de campaña de Esmeraldas, a principios de este mes. Envió sus condolencias a sus familias. Casi llora cuando también mencionó el atropellamiento de un niño de nueve años en otro acto proselitista y, después de respirar profundo, rindió homenaje a los civiles caídos el 30 de septiembre de 2010, durante la sublevación policiaca que intentó derrocarlo y que fue abortada por la multitud que salió a la calle a evitarlo. Finalmente pidió nuevamente disculpas a la comunidad gay por expresiones homofóbicas que se me escaparon durante un debate en redes sociales con un opositor. Ya me disculpé antes. Pero lo hago ahora, otra vez, para que se entienda que no es demagogia, sino un compromiso para combatir la discriminación.
En la sesión de preguntas y respuestas, el presidente triunfante optó por ser frontal, como soy, y no políticamente correcto. Y arremetió nuevamente contra la partidocracia, los demagogos, los tirapiedras de la oposición. Y los nombró: Álvaro Noboa y Lucio Gutiérrez, que no son siquiera una derecha ideológica con la que se pueda dialogar y llegar a acercamientos. No incluyó en esta descalificación a Lasso.
Finalmente, fue prolífico en su andanada contra los consorcios mediáticos del país, con los que libra desde hace años una guerra declarada. Sentenció: América Latina tiene una de las peores prensas del mundo: una prensa mercantilista que manipula, que desinforma, que enjuicia, sentencia y exculpa desde sus titulares antes que lo haga el sistema judicial. Necesitamos una prensa más decente en Ecuador, que informe, que haga comunicación social.
Y con esto quedó claro cuál será la primera batalla que emprenderá en su segundo término por la presidencia: la de la reforma constitucional a la ley de medios de comunicación.
 
 
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