Huelga de hambre
Madres de desaparecidos piden sólo “10 minutos” a Peña.
Foto: Marcela Turati
Foto: Marcela Turati
MÉXICO,
D.F. (apro).- Uno de los últimos recursos que tiene la sociedad civil
para manifestarse y exigir justicia es la huelga de hambre. Después de
esta sólo quedan la inmolación, el desangrado o el suicidio, que al
final son decisiones que suelen tomarse cuando la esperanza también ya
murió.
En México ha habido casos de todas estas decisiones de
protesta ante autoridades que desde la indolencia se quedan observando
cómo se desgastan dichas manifestaciones, doblegando así la voluntad de
quienes piden respeto a sus derechos.
El pasado 9 de mayo una
decena de mujeres y un par de hombres decidieron iniciar una huelga de
hambre frente a las modernas instalaciones de la Procuraduría General de
la República para exigir una entrevista con el presidente Enrique Peña
Nieto y demandarle que asigne a un responsable que se encargue de
investigar el paradero de sus familiares desaparecidos en los recientes
años.
El lugar donde instalaron una serie de campañas es la
lateral de la avenida Reforma, una de las vías más turísticas de la
ciudad de México, a unas cuadras del famoso Ángel de la Independencia,
de la Bolsa Mexicana de Valores, de la embajada de Estados Unidos y de
muchos edificios de oficinas de empresas internacionales.
Por esa
calle caminan todos los días cientos de turistas extranjeros y
nacionales que son atraídos al pasar por las casas de campaña tapizadas
con las fotos de mujeres y hombres desaparecidos en distintos puntos del
país. Sus rostros muestran una enorme incredulidad cuando escuchan
historias espeluznantes de desapariciones forzadas a manos de grupos
criminales, pero también de autoridades policiales.
Quizá esta
exhibición pública de la indolencia gubernamental sea una de las cosas
que más molestó al procurador Jesús Murillo Karam, que hasta una semana
después se dignó hablar con el grupo en huelga de hambre y les dijo que
estaba dispuesto a dialogar con ellos.
Pero lo que los familiares
de desaparecidos quieren es hablar directamente con Enrique Peña Nieto
para exigirle que cumpla su palabra de resolver sus casos, como se
empeñó en afirmarlo cuando era candidato y luego al tomar posesión con
presidente de la República.
Alicia Trejo, Atanacio Rodríguez, Ana
María Maldonado, Dolores Rodríguez, Érica Montes de Oca, Nancy Rosete,
Margarita López y Olga Reyes ya muestran los efectos de no tomar
alimento en siete días: alteraciones en la presión sanguínea, dolores de
músculos que van perdiendo proteínas, neuralgias, calambres, frío, etc.
A
pesar de todo esto, mantienen su voluntad de seguir en ayuno permanente
hasta que logren hablar con Peña Nieto y exigir justicia para sus
esposos, hermanos, hijos desaparecidos forzadamente por el crimen
organizado y autoridades policiales.
La decisión que tomaron no
fue a la ligera, sino que llegó hasta que vieron con enojo, molestia y
rabia que las nuevas autoridades del gobierno peñista no tenían interés
ni capacidad para atender este grave problema de miles de desaparecidos
en todo el país.
Hace un mes, en la secretaría de Gobernación, una
funcionaria de segundo nivel con el nombre de Macarena Velázquez los
insultó diciéndoles que eran unas malagradecidas porque no valoraban el
esfuerzo que estaban haciendo para atenderlas. Que por culpa de ellas y
ellos no dormía.
Luego, se enteraron que en la policía federal
habían designado a Fernando Bernal García como responsable para
atenderlas. Él es un técnico en herramientas egresado del Politécnico,
con una recomendación de la CNDH 2/ 2007 por un caso de tortura ante la
señora María de los Ángeles Balncarte.
El 9 de mayo el grupo
decidió ponerse en huelga de hambre frente al moderno edificio de la PGR
en la avenida Reforma. Lo hicieron conscientes de llamar la atención y
no verse arrumbadas en las calles donde está la secretaría de
Gobernación o arrinconadas en una esquina lejana de la residencia
presidencial de Los Pinos.
Una semana después siguen ahí, en la
banqueta, frente al acceso principal del edificio donde se procura la
justicia, sin tomar alimentos, esperando que alguien no solo las escuche
sino que resuelva sus casos como se los prometieron los nuevos
gobernantes encabezados por Enrique Peña Nieto.
Twitter: @GilOlmos
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