Dinero y poder: el panismo se pudrió
Ernesto Cordero.
Foto: Germán Canseco.
Foto: Germán Canseco.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A mediados de abril, Ernesto Cordero, aún coordinador de la bancada del PAN en el Senado y presidente de la Mesa Directiva, se reunió en privado con Luis Videgaray, secretario de Hacienda del gobierno federal y contemporáneo suyo en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
El propósito de Cordero era pedir al gobierno de Enrique Peña Nieto a través de Videgaray que definiera a quiénes quería como interlocutores en el Pacto Por México: al grupo de Gustavo Madero–a quien le quedaban “sólo unos cuantos meses” como presidente del PAN– o a los senadores que él encabeza en el Senado, a quienes, dijo, “nos quedan cinco años” en ese cuerpo colegiado.
Desde entonces quedó claro que la disputa entre corderistas y maderistas en el Senado, donde el PAN tiene 38 curules, no era por el contenido y el método de las reformas aprobadas en el Pacto por México, sino por la interlocución política con el gobierno priista.
Tanto, que ante observadores internos y externos del PAN el mismo Cordero se proclamó este jueves 20 aliado de Peña Nieto en favor de la reforma constitucional para abrir Pemex a la inversión privada. Al día siguiente se modificaron los estatutos de la bancada panista para quitarle el control administrativo y político a su sucesor, Jorge Luis Preciado.
Cordero, en el papel de coordinador de facto, pasó por alto la propia regla del estatuto reformado, según el cual coordinador de la bancada sólo podía hacer y declarar políticamente acatando la decisión de la mayoría de los 38 legisladores.
En rueda de prensa, sentenció: “Le quiero mandar un mensaje al presidente Peña Nieto sobre el tema energético (para) que no se desanime; puede modificar la Constitución y hacer una reforma de a de veras en el sector energético.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1912, ya en circulación)
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