Merryll Lynch baja prevision de crecimiento para México de 3 a 2.6%

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25 de junio de 2014
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MÉXICO, D.F. (apro).- Al tiempo que el presidente Enrique Peña Nieto y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde coincidían en que la economía mexicana ya muestra mayor dinamismo, el Bank of America Merryll Lynch (BofAML) recortaba su pronóstico de crecimiento desde 3 a 2.6%
El ajuste a la baja fue precisamente por el lento crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), el cual apenas avanzó 1.8% anual en el primer trimestre, derivado de la débil demanda del mercado estadunidense, así como por los efectos adversos en el consumo que dejó la reforma hacendaria.
El pronóstico del banco de inversión es ligeramente menor al de la Secretaría de Hacienda (SHCP), que ajustó su previsión a 2.7% para este año.
Sin embargo, para el BofAML ya pasó lo peor para México, pues el economista en jefe de la institución financiera, Carlos Capistrán, destacó que el principal motor de nuestra economía es el externo, debido a su estrecha relación con Estados Unidos y donde los nubarrones comenzaron a despejarse:
“El modelo de crecimiento de México es Estados Unidos. Los datos de mayo y junio (en la Unión Americana) se ven bastante mejor, nuestros economistas están haciendo seguimiento y hablan de un rebote de 4% para el segundo semestre y luego tasas de crecimiento de 3%”, enfatizó Capistrán en rueda de prensa.
Para el especialista el comportamiento del mercado interno se mantendrá lento, ya que “el aumento de impuestos y la disminución de ingresos como consecuencia es permanente, pero lo que es transitorio es el tiempo en que la gente se adecua a las nuevas reglas”.
En otras palabras, el motor interno tardará mayor tiempo en retomar su paso. Carlos Capistrán no se anduvo por las ramas y señaló que la recuperación de la economía más poderosa del mundo será el principal elemento de recuperación para México en el corto plazo.
Mientras que los efectos del gasto público deberían palparse en el mes de julio, ya que existe un rezago entre el tiempo en el que las dependencias gubernamentales comienzan a gastar y en el que se sienten sus efectos en la economía.
Eso sí, el economista en jefe de Bank of America advirtió que “si no se ve para ese entonces mejoría, se empezarían a generar dudas”.

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