Divide a estudiantes cómo reanudar clases en el IPN, y aún sigue el paro
Alumnos asistieron ayer al foro sobre recalendarización y reinicio de
clases en el Instituto Politécnico Nacional, convocado por académicos en
el Centro Cultural Jaime Torres Bodet de ZacatencoFoto Guillermo Sologuren
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de noviembre de 2014, p. 36
Miércoles 19 de noviembre de 2014, p. 36
Cuando la comunidad del Instituto Politécnico Nacional (IPN) decida suspender los paros de labores se enfrentará a ciertas
En un foro informativo realizado en el auditorio Alejo Peralta de
Zacatenco, organizado por alumnos y docentes de la Escuela Superior de
Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esime), se expusieron las diferentes
alternativas para continuar las labores escolares: reanudar el semestre
en el punto en que se detuvo hace 50 días, cuando empezaron los paros
generalizados en el IPN –se habían cursado 34 de los 88 días de clases
programados–, o reiniciar el semestre desde el día uno.complicacionespara retomar las clases.
Pero las necesidades de cada escuela son distintas y no del todo compatibles las unas con las otras. Por ejemplo, los estudiantes de medicina han continuado sus clases, pues realizan internados en hospitales, y reiniciar desde cero pone en riesgo sus estudios y las plazas que ocupan en los sanatorios.
En tanto, hay alumnos de los planteles donde estaban vigentes los programas académicos que detonaron el conflicto hace siete semanas, como las vocacionales, que rechazan reanudar el semestre, pues eso podría significar continuar, al menos por este ciclo, con los planes de estudio a los que se oponen. Por ello, las necesidades de los alumnos y docentes de cada escuela respecto a la reanudación de clases deberán ser solucionadas de forma particular por la nueva administración del Politécnico.
Con la finalidad de informar a la comunidad del IPN, en la Esime realizaron un análisis de la situación a partir de lo que estipula el calendario oficial, el cual señala que el semestre que se vio interrumpido por la suspensión de actividades comenzó el 11 de agosto y concluye el 12 de diciembre.
Entre esa fecha y el 22 de enero, cuando empezaría el
siguiente semestre, hay 16 días laborales dedicados a la gestión
escolar, excluyendo las vacaciones. Y al concluir el siguiente semestre
(en junio) hay 24 días hábiles de un nuevo lapso intersemestral. Según
se explicó, sumando esos periodos –más cinco días de labores
administrativas de agosto– se contaría con 45 días hábiles para realizar
la recalendarización del semestre actual.
De los 88 días de trabajo que se contemplaban para el ciclo vigente, 34 se cursaron con clases normales, y restarían 54 días por laborar, los cuales se podrían reponer con los 45 de los intersemestrales, se dijo en el foro.
Otra opción a considerar es reiniciar de cero las labores y olvidar esos 34 días laborados. A su vez, esta posibilidad tiene dos maneras de ser aplicada: una implica dar por perdido el semestre e iniciar el siguiente el 22 de enero, y la otra considera salvar el semestre y condensar en un periodo de tres meses todas las labores que debieron llevarse a cabo en casi seis.
Las posturas estuvieron divididas en el auditorio: algunos consideraron que es importante planear la recalendarización del ciclo lectivo aunque aún no se hayan materializado las demandas estudiantiles; otros señalaron que lo más importante es el cambio en la institución, lo cual
Lo que prácticamente se descartó es que se puedan emplear los periodos vacacionales o los fines de semana para recuperar los días invertidos en el paro, pues aunque las autoridades estuvieran en disposición de ofrecer pagos extraordinarios a los trabajadores y docentes para que laboraran, no se les podriá obligar a hacerlo.
Fuente
De los 88 días de trabajo que se contemplaban para el ciclo vigente, 34 se cursaron con clases normales, y restarían 54 días por laborar, los cuales se podrían reponer con los 45 de los intersemestrales, se dijo en el foro.
Otra opción a considerar es reiniciar de cero las labores y olvidar esos 34 días laborados. A su vez, esta posibilidad tiene dos maneras de ser aplicada: una implica dar por perdido el semestre e iniciar el siguiente el 22 de enero, y la otra considera salvar el semestre y condensar en un periodo de tres meses todas las labores que debieron llevarse a cabo en casi seis.
Las posturas estuvieron divididas en el auditorio: algunos consideraron que es importante planear la recalendarización del ciclo lectivo aunque aún no se hayan materializado las demandas estudiantiles; otros señalaron que lo más importante es el cambio en la institución, lo cual
bien vale la pérdida de un semestre.
Lo que prácticamente se descartó es que se puedan emplear los periodos vacacionales o los fines de semana para recuperar los días invertidos en el paro, pues aunque las autoridades estuvieran en disposición de ofrecer pagos extraordinarios a los trabajadores y docentes para que laboraran, no se les podriá obligar a hacerlo.
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