Marcha del Metro Copilco a CU en defensa de la autonomía


Emir Olivares Alonso
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de noviembre de 2014, p. 5
Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) marcharon ayer del metro Copilco a la torre de Rectoría para manifestar su repudio a la presencia de elementos de la policía de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en Ciudad Universitaria, como sucedió la víspera.
Ayer por la mañana, cientos de jóvenes universitarios respondieron a la convocatoria lanzada a través de las redes sociales para sumarse a la ‘‘marcha en defensa de la autonomía’’, en la que censuraron que elementos de las fuerzas de seguridad capitalinas hayan ingresado a instalaciones universitarias y al verse descubiertos uno de ellos abriera fuego contra quienes reprochaban su presencia en el lugar, lesionando a un estudiante en la pierna.
Minutos antes de las 10 de la mañana, estudiantes de la UNAM y de otras casas de estudios como el Instituto Politécnico Nacional y las universidades Autónoma Metropolitana y Autónoma de la Ciudad de México, comenzaron a congregarse en las inmediaciones del metro Copilco, mientras en las proximidades de Ciudad Universitaria, particularmente en el Eje 10 Sur y en Insurgentes, se apostaron decenas de granaderos.
Los universitarios manifestaron su rechazo por lo que consideraron ‘‘violación a la autonomía’’ de la casa de estudios. Algunos coreaban consignas contra el rector José Narro Robles y otros exigían su renuncia ‘‘por haber permitido ese agravio’’. Del mismo modo mostraron su solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa y exigieron la presentación con vida de los 43 estudiantes de ese plantel.
La movilización tomó la calle Cerro del Agua e ingresó al campus frente a la Facultad de Medicina. De ahí recorrió el circuito universitario con dirección a la Facultad de Filosofía y Letras. Sin contratiempos, cerca de 2 mil jóvenes pasaron frente a las facultades de Odontología, Economía y Derecho. La mayoría marchó sin esconder sus rostros y muchos mostraban sus credenciales de estudiantes. Sin embargo, aparecieron algunas personas con los rostros cubiertos, por lo que los jóvenes les demandaban que se retiraran.
Al llegar al auditorio Justo Sierra, conocido por la mayoría de los universitarios como Che Guevara, el grupo que ocupa ese espacio desde hace varios meses esperaba a la movilización. Los integrantes de este grupo, muchos de los cuales cubrían sus rostros con playeras, capuchas o palestinas, invitaron a los manifestantes a pasar al auditorio para ‘‘realizar una asamblea y definir acciones’’.
La gran mayoría no aceptó la invitación y planteó dos propuestas: realizar una ‘‘asamblea abierta’’ en el estacionamiento de Filosofía y Letras o concluir la movilización en la explanada de Rectoría.
Las personas que ocupan el Che Guevara, quienes se aotodenominan ‘‘anarquistas’’, dieron a conocer un pronunciamiento en el que dijeron que desde hace varios meses ‘‘existe hostigamiento’’ en su contra, y que el del sábado fue un ataque dirigido a la comunidad universitaria. Después de un intenso debate, casi la totalidad de los manifestantes decidieron continuar el recorrido hasta Rectoría. En ese momento quienes cubrían sus rostros se incorporaron al contingente.
Al llegar a la explanada Javier Barros Sierra, la mayoría de los manifestantes se concentró a varios metros de la entrada principal de Rectoría; sin embargo, los llamados ‘‘anarcos’’ tomaron posición justo en la puerta del edificio. En varias ocasiones intentaron ingresar por la fuerza.
Al darse cuenta que los jóvenes con rostros cubiertos intentaban romper algunos de los ventanales del inmueble, muchos manifestaron su rechazo. De inmediato se coreó el grito ‘‘no violencia’’ e incluso varios confrontaron a los encapuchados para demandarles que no incurrieran en esas acciones.
Fueron momentos de tensión; se señaló a dos personas como presuntos ‘‘infiltrados’’ y a gritos, en dos momentos distintos, les exigieron retirarse del lugar. Las discusiones seguían: mientras los ‘‘anarquistas’’ llevaron hasta el lugar diversos objetos (tablones de triplay, tubos y hasta señalizaciones de tránsito), otros los confrontaban y muchos más decidieron retirarse.
Al final, una treintena de personas con los rostros cubiertos colocaron todos los objetos que habían llevado en la puerta de la Rectoría y permanecieron ahí por varias horas, mientras que otros se dirigieron a una tienda de autoservicio cercana a Ciudad Universitaria y con carritos del supermercado y botes metálicos –a los que después prendieron fuego– bloquearon el Eje 10 Sur, por lo que decenas de granaderos llegaron al lugar y al cierre de la edición ahí se mantenían, mientras que en el campus de Ciudad Universitaria los jóvenes colocaron barricadas.
Al cierre de la edición se mantenía mucha presencia de elementos de la policía alrededor de la máxima casa de estudios. Los jóvenes continuaban atrincherados en torno a una barricada a las puertas de Rectoría, donde colocaron sillas, madera y botellas.

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