A 79 años de la expropiación sólo quedan escombros, corrupción, entreguismo, ineptitud…


La torre de Pemex en la CDMX. Foto: Eduardo Miranda
La torre de Pemex en la CDMX. Foto: Eduardo Miranda


PROCESO 

En 1938, Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo. Y hoy, 79 años después, Pemex no es ni sombra de lo que llegó a ser. El derrumbe de la producción es sólo un síntoma: las raíces de la enfermedad que asfixian a la industria petrolera nacional son la corrupción más burda, el entreguismo más voraz, el capricho más majadero y la ineptitud más escandalosa.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Saqueos, sobornos, desmantelamiento de petroquímicas, renta de infraestructura, uso a 40% de las seis refinerías existentes, importación de gasolinas, opacidad en la venta del crudo y la entrega de las reservas “descubiertas y aún por descubrir” a empresas extranjeras… Esta es la situación por la que atraviesa la industria petrolera mexicana, que el viernes 18 cumplió 79 años de haber sido nacionalizada por Lázaro Cárdenas.
Por si fuera poco, Petróleos Mexicanos, una de las empresas más grandes de Latinoamérica, mantiene deudas por más de 1 billón de pesos, cuyo destino se ignora. Tan sólo el año pasado se reportó la emisión de 10 mil millones de pesos en bonos de deuda, por ejemplo. Además, tiene pagos pendientes con contratistas y proveedores por 147 mil millones de pesos, según el reporte que el director de la otrora paraestatal, Antonio González Anaya, acaba de entregar a la Cámara de Diputados.
En medio de todo esto se encuentran los recientes anuncios de venta de infraestructura hechos el 21 de diciembre pasado por el director de Pemex Transformación Industrial, Carlos Murrieta Cummings.
Cada presidente, desde Carlos Salinas de Gortari, ha determinado qué área de la política petrolera modifica. Por ejemplo, Felipe Calderón decidió que el país dejaría de producir energía eléctrica mediante la quema de combustóleo –compuesto contaminante que se obtiene durante la refinación de las gasolinas– y en contraparte privilegiaría el gas.
Ahora, como el país ya no tiene combustóleo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) anunció que rentará sus tanques de almacenamiento. El pasado lunes 13, el director de la eléctrica, Jaime Hernández, dijo: “La CFE busca participar en la cadena de valor de petrolíferos (gasolinas) de forma rentable, a través de sociedades en las que la empresa aportará el uso de su infraestructura de almacenamiento, y los socios aportarán financiamiento para adecuar las instalaciones”.
La química y diputada Rocío Nahle (Morena) explica qué significa esto: se ha dejado de invertir en la infraestructura de refinerías, lo que genera que trabajen a 40% de su capacidad, y para cubrir la demanda nacional de gasolina ésta se importa.
De este modo se abre el mercado de las gasolinas a las empresas que hace 79 años expulsó el general Lázaro Cárdenas: las extranjeras. Y como esos consorcios no tienen dónde almacenar, “ahora deciden rentar los tanques de CFE”.
En resumen: Calderón modificó el sistema de producción y Enrique Peña Nieto, con su reforma energética aprobada en diciembre de 2013, le dio continuidad a esta política, al decidir que rentará el equipo que ya no se usa, expresa Nahle.
De la entrega parcial a la total
“Calderón dijo que el combustóleo contamina, pero aquí teníamos de sobra y no nos costaba. Si no tenías gas, ¿para qué cambias tu sistema de producción a gas? Pues porque Calderón quería el negocio del gas”, delinea Nahle.
“La empresa española Repsol tenía en su poder la comercialización en exclusiva del gas procedente de su planta ubicada en Camisea, al sur de Perú. En 2007, Calderón y la CFE eligen a Repsol como proveedor de gas natural. Y México gastó 21 mil millones de dólares en surtir gas a la CFE.”
Según el contrato Repsol-CFE de 2008, Repsol sólo pagaría a Perú 6 mil 26 millones de dólares, y el resto fue su ganancia por ser intermediario.
Y desde que fue secretario de Energía, en el sexenio de Vicente Fox, Calderón también promovió los Contratos de Servicios Múltiples (CSM), en su mayoría a favor de Repsol.
Ahora, tras la reforma energética, los CSM se utilizan para entregar no sólo las reservas probadas de petróleo a empresas extranjeras, sino también las probables.
Cuando Cárdenas nacionalizó la industria petrolera en 1938, una decena de empresas extranjeras, entre ellas estadunidenses y alemanas, explotaban los yacimientos del país. Pero con la reforma energética, hoy se permite que el gobierno licite la exploración y extracción de petróleo. Y el pasado 4 de diciembre se entregó la joya de la corona a empresas estadunidenses, italianas, rusas, chinas, noruegas, francesas y británicas, denuncia Nahle:
Se licitaron cuatro campos del área llamada “Cinturón Plegado Perdido” –antes conocido como “hoyo de dona” y ubicado en aguas profundas del Golfo de México, cerca de Estados Unidos. Exxon Mobil, la empresa que de 2006 a 2017 dirigió el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, se quedó con 2 mil 977 kilómetros cuadrados de aguas profundas, y en la práctica podrá apropiarse de los hidrocarburos que ahí encuentre.
Nahle zanja: “Son los mismos consorcios. En 1938 los corrimos de nuestro territorio y ahora regresan por sus fueros. En las zonas licitadas del Cinturón Perdido tenemos reservas probadas y probables de petróleo. Es un absurdo porque a ellos se les entregó parte de lo que todavía no se descubre y lo ya detectado”.
Por ello, sostiene, estamos peor que 1938. Hoy se vive un entreguismo ilimitado del gobierno a los estadunidenses y a todos los extranjeros.
Venta de negocio,
recompra de chatarra
Hoy no hay nada que festejar, coincide Julio Saldaña, diputado federal por el PRD. Denuncia que el gobierno haya dejado de invertir en refinerías para justificar así la importación de gasolinas.
Existe otro punto grave, abunda: empresas productivas de Pemex como Agronitrogenados fueron vendidas en buen estado y posteriormente recompradas a precios exorbitantes… pero para entonces ya se habían convertido en chatarra.
Agronitrogenados fue vendida por Pemex en 1992 a Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México, y a Xavier Autrey. Cuando Peña Nieto llegó a la Presidencia de México, el gobierno la recompró por cerca de 4 mil millones de pesos, a pesar de que tenía 14 años sin funcionar y se estaba derrumbando.
La Auditoría Superior de la Federación, en la revisión de la cuenta pública de 2015, difundida en febrero pasado, consignó que en 2013 el Consejo de Administración de Pemex presentó un informe para invertir en una planta de fertilizantes. “Se señaló que se tenía la oportunidad de adquirir una planta en Coatzacoalcos, Veracruz (…) que sería de gran rentabilidad”.
Según la ASF, Pemex compró a Ancira y Autrey la mencionada empresa por 3 mil 862 millones de pesos. Pero lo que adquirió el gobierno fue sólo fierro viejo, según un avalúo hecho por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales: “El nivel tecnológico se encuentra fuera de los parámetros aceptables, (…) el grado de conservación general de los bienes se encuentra en un rango de regular a malo, e inclusive la maquinaria presenta faltas de algunas partes importantes”. En noviembre de 2015 se determinó que 60% de los activos debía reemplazarse.
Para la rehabilitación de Agronitrogenados, Pemex invirtió otros mil 200 millones de pesos.
Viajero frecuente
El diputado federal Gilberto Marrón Agustín (PAN) acusó en varias ocasiones de malos manejos a Emilio Lozoya Austin durante su paso por la Dirección de Pemex. Y la ASF también le dio la razón.
El 9 de marzo de 2016, cuando apenas había asumido la Dirección de Pemex, José Antonio González Anaya aceptó la existencia de un contrato de transporte –bajo reserva– por 2 mil 500 millones de pesos.
Según el también diputado del PAN Armando Rivera Castillejos, Lozoya utilizó cuatro helicópteros y cinco aviones para su uso personal.
Uno de los helicópteros fue empleado para trasladar a Lozoya, en 54 ocasiones, de o desde la Torre GAN (lugar donde se encuentran las oficinas de Alonso Ancira, de Altos Hornos de México), en Polanco, Ciudad de México.
Otros destinos frecuentes a los que llegó en ésa y otras aeronaves fueron la torre Arcos de Bosques de las Lomas, el periódico El Financiero, el Hospital Militar, el Hospital Ángeles, el Parque Bicentenario, Cuernavaca, Valle de Bravo, un Hotel Hilton, el Hotel ONE, Cancún, Huatulco, Acapulco, Zihuatanejo, Nueva York, San Antonio, Texas, Houston, Los Ángeles y Maine.
Y por si fuera poco, Pemex, la empresa que se creó después de la nacionalización del petróleo, enfrenta hoy señalamientos de que, entre 2010 y 2014, el brasileño Marcelo Odebrecht supuestamente entregó 10.5 millones de dólares en sobornos a funcionarios mexicanos para asegurar contratos que le dejaron un beneficio de más de 39 millones de dólares.
Y fue justo con Felipe Calderón –en 2010– cuando se entregó a la empresa Braskem, de Odebrecht, la licitación para construir la planta Etileno XXI, con una inversión de 4 mil millones de dólares. Apenas en febrero de 2016 el gobierno de Peña Nieto la inauguró.
Este reportaje se publicó en la edición 2107 de la revista Proceso del 19 de marzo de 2017. 

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