La libertad sindical mal entendida puede debilitar a los trabajadores LA CREACIÓN DE MÚLTIPLES SINDICATOS EN EL SECTOR DE LA CULTURA
*La creación de nuevos sindicatos ha ido acompañada por legisladores, interesados en ampliar su influencia.
La reforma laboral publicada en mayo de
2019 tiene entre sus temas la libertad sindical. Aunque ya desde antes
de modificar la legislación laboral, ésta incluía la posibilidad de
crear nuevos sindicatos, incluso cuando ya hubiera alguno en un centro
de trabajo o industria, la combinación de la reforma y las condiciones
de organización sindical en algunos lugares, han dado pie al surgimiento
de nuevas organizaciones sindicales.
En diversas dependencias gubernamentales se
han creado organizaciones alternas ante el descontento de grupos de
afiliados con sus sindicatos. Son, entre otros, los casos del ISSSTE, el
Seguro Social, Petróleos Mexicanos y algunas instituciones educativas.
En algunos casos, el anuncio de creación de una nueva organización
sindical ha ido acompañada por legisladores, que dicen apoyar a los
trabajadores pero más parecen interesados en ampliar su campo de
influencia.
Hay sin embargo, un sector en el que la
creación de sindicatos puede considerarse un verdadero caso de
proliferación sindical. Es el de los trabajadores de la Secretaría de
Cultura, donde sus trabajadores están agrupados en más de una docena de
sindicatos. Los hay por gremio, por institución, por especialidad
profesional o mixtos.
Con la creación de la Secretaría de Cultura,
que integró a los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) y de
Antropología e Historia (INAH), a sí como a otras
instituciones, como Radio Educación o las dedicadas a las Culturas
Populares y al personal administrativo y de apoyo de lo que fue el
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se llegó a pensar que
podría dar lugar a un gran sindicato de trabajadores de la nueva
secretaria. No fue así.
Originalmente, los trabajadores de la cultura
eran afiliados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), en el que formaban parte de delegaciones por institución y por
estado. En numerosos casos, los trabajadores contaban con experiencia
organizativa y tradición de lucha, lo que les permitió ser parte de
proyectos sindicales democráticos y de avanzada, a pesar de ser parte de
un sindicato mejor conocido como un instrumento de control
gubernamental, que como un sindicato que defendiera los intereses de sus
afiliados.
Son los casos de las otrora delegaciones DIII
22 y DIII 24 de la sección 11 del SNTE, que integraban a los
trabajadores de Bellas Artes y de Antropología, respectivamente, y que
fueron base para otras delegaciones democráticas de carácter local o
nacional. Es notable también, la experiencia de los investigadores del
INAH, cuya delegación fue parte muy importante de la democrática
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE.
Los trabajadores administrativos técnicos y
manuales del INAH, llegaron incluso a contar con un organización
nacional y lograron que les fueran entregadas las cuotas sindicales
correspondientes, tan rigurosamente controladas por los charros.
No obstante, estas delegaciones con vida
sindical democrática, no estuvieron exentas de diferencias internas, lo
que dio lugar a desprendimientos que formaron nuevas delegaciones, cada
una con sus propias instancias de organización y dirección. Un factor en
común fue la defensa de los espacios de cada delegación y un discurso
de defensa del patrimonio cultural y artístico nacional.
La posición ante la materia de trabajo
dependía mucho de la composición de cada delegación. Aunque
prácticamente todas se pronunciaban por fortalecer sus instituciones,
unas ponían el acento en los derechos laborales, mientras otras lo
hacían en temas de educación o del patrimonio cultural.
Estas diferencias no desaparecieron con la
creación de la Secretaría de Cultura. Aunque hubo intentos por unificar
esfuerzos sindicales, pasaron de ser parte de un sindicato nacional, a
crear numerosas organizaciones. Con cientos o con miles de afiliados,
las fusiones, cambios, reagrupamientos o rupturas, dieron lugar a un
importante grupo de sindicatos de trabajadores del conocimiento; la
mayoría de ellos con denominación nacional.
Un factor adicional, fue la rápida
transformación y registro a una organización que desde hace ya varios
años, surgió en clara respuesta a la organización de los trabajadores
del INAH, ostentándose como sindicato nacional, sin mayor presencia ni
participación en el campo del sindicalismo conocido como independiente y
sus instancias de unidad y coordinación.
En este recuento no podemos dejar de lado la
existencia de cantidades importantes de trabajadores carentes de
prácticamente todo derecho. Se trata de pasantes o incluso profesionales
recién egresados, que son contratados de manera irregular para realizar
trabajo de base, ante la insuficiencia del personal y ante las
crecientes actividades derivadas, por ejemplo, de la necesidad de cubrir
las 45 mil zonas arqueológicas o la atención en el terreno de la
cultura a una población creciente.
Las administraciones, en lugar de buscar
alternativas y recursos para contratar personal en los términos
establecidos por la legislación laboral, prefieren contratar personal de
manera irregular: temporalmente, sin seguridad social, sin
prestaciones, sin generar antigüedad. Se trata de empleos precarios, muy
lejos de lo que la Organización Internacional del Trabajo ha definido
como trabajo decente. El derecho a la organización sindical para estos
trabajadores es, por supuesto, prácticamente letra muerta.
Tenemos entonces una secretaría de estado que
integró a los trabajadores de diversas instituciones con diferentes
condiciones de trabajo y prestaciones -algunas no reconocidas por las
autoridades hacendarias- y organizados en al menos 15 sindicatos.
Tenemos conocimiento de 8 sindicatos que
agrupan trabajadores del INBAL, 3 que afilian a personal del INAH y 4
que integran a personal de ambas instituciones y de otras dependencias.
El número de organizaciones ha variado desde la creación de la
Secretaría de Cultura y puede seguir variando, ya que hay diferencias en
la actividad laboral y profesional y en la forma de practicar la vida
sindical.
En la relación con otras organizaciones
también hay diversidad. Varios sindicatos tienen participación en la
Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, de Educación
Superior, Investigación y Cultura (CNSUESIC) -espacio que podría ser
punto de acercamiento y construcción de caminos comunes- mientras hay
los que se identifican con la federación creada a instancias del SNTE,
cuando rompió con la otrora oficialista central de burócratas.
Hay sindicatos que han estado cerca de la
Nueva Central de Trabajadores y otros que incluso han tenido una
presencia constante en la Unión Nacional de Trabajadores. Como era de
esperarse, hay procesos de coordinación más o menos constantes entre
algunos de estos sindicatos.
La ubicación de estos trabajadores, en
instituciones cuya actividad es la investigación, preservación, difusión
y educación en los terrenos del patrimonio cultural y las artes, les da
una posición de privilegio para incidir en la conciencia de los
mexicanos. La dispersión sindical dificulta, aunque no impide que
avancen por este camino. Su posición ante la materia de trabajo y en la
construcción de la unidad es fundamental para su avance. Ellos lo saben .
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