Frenan proyecto minero a cielo abierto de filial canadiense en Dolores Hidalgo

Una de las protesta en Dolores Hidalgo contra el proyecto minero a cielo abierto en Cerro del Gallo. Foto. Facebook Colectivo de Guardianes de la Cuenca de la Independencia Una de las protesta en Dolores Hidalgo contra el proyecto minero a cielo abierto en Cerro del Gallo. Foto. Facebook Colectivo de Guardianes de la Cuenca de la Independencia
GUANAJUATO, Gto., (apro).- El proyecto de la minera San Antón de las Minas, filial de la canadiense Argonaut Gold, no sólo tuvo el rechazo de pobladores de Dolores Hidalgo y organizaciones de la sociedad civil desde su anuncio: la mayoría de las instancias que fueron consultadas para la obtención de la autorización del cambio de uso de suelo y estudio de riesgo ambiental se negaron a avalarlo, por lo que la Secretaría del Medio Ambiente federal -la Semarnat- determinó negarle el permiso para operar en ese municipio.
La empresa pretende explotar oro, plata y cobre en el Cerro del Gallo de Dolores Hidalgo, en una zona que abarca 370 hectáreas, mediante el método de tajo a cielo abierto con procesos de lixiviación que utilizan el cianuro, lo que de entrada provocó la reacción de organizaciones civiles que durante los últimos meses han realizado protestas, marchas y gestiones directas ante las autoridades responsables de autorizar el proyecto.

En la resolución a cargo de la Dirección general de impacto y riesgo ambiental (DGIRA) de la Semarnat publicada en la Gaceta Ecológica de la dependencia el 8 de enero, se advierte que la empresa “presentó información imprecisa, contradictoria e incompleta” sobre el desarrollo de las obras del proyecto, los anexos técnicos, la flora y fauna existente en la zona y las acciones de restauración y mitigación de los impactos ambientales en la misma.
Inconsistencias
En principio, como punto fundamental de la resolución negativa, la Semarnat y varias de las instancias consultadas -como el Consejo Estatal Forestal- encontraron que la minera reportó un área de vocación forestal menor a la real:
Mientras que la empresa indicó que requeriría del cambio de uso de suelo forestal para 142 hectáreas -de las cuales unas 40 corresponden a vegetación de bosque de encino y poco más de cien a área de pastizal- se identificó que en realidad son 148, seis hectáreas más.
De esa superficie, también se presentaron datos imprecisos sobre el área con vegetación de bosque de encino, que según la revisión efectuada, son 14 hectáreas más del total mencionado en la solicitud.
“En tal sentido, no hay certeza de cuál es la superficie correcta solicitada de cambio de uso de suelo de tipo forestal por excepción (CUSTF) para el desarrollo de las obras del proyecto”, dice el informe de la DGIRA.
En el proceso de análisis y consulta del Documento Técnico Unificado de Cambio de Uso de Suelo Forestal y Estudio de Riesgo (DTU-BR) y la información adicional que se solicitó a la empresa San Antón de las Minas, S.A. de C.V., “las opiniones recibidas por las diversas instancias no fueron favorables al proyecto y éste presentó información incompleta relativa a la correcta descripción de las obras y actividades del proyecto, la superficie solicitada para el Cambio de Uso de Suelo de Tipo Forestal (CUSTF) y la correcta caracterización de la flora y fauna en el sitio del proyecto”, se resume.
La documentación e información presentada por la minera contiene cambios en las superficies de afectación del proyecto, en la superficie para el cambio de uso de suelo de vocación forestal y en la actualización de los estudios técnicos entregados por la minera.
En esta información también se detectó que “la ubicación de las obras hidráulicas y las obras de conservación y retención de suelo se traslapa con el nuevo arreglo de las obras del proyecto”.
Por ejemplo, de los anexos de análisis hidrológico, la DGIRA identifica la probable afectación a los arroyos “Los Sistos” y “Las Cuevas”, donde de acuerdo al arreglo general originalmente presentado en el Documento técnico “se evitaba afectar el cauce de dichos arroyos y se contemplaba la construcción de diversas obras hidráulicas para proteger los escurrimientos dentro del predio del proyecto”.
Pero en la información adicional que entregó la empresa, “no se tiene la certeza de cuál sería la afectación a dichos arroyos y escurrimientos”.
Todo ello, resolvió la DGIRA, “genera incertidumbre respecto a la descripción y afectación de los arroyos y escurrimientos existentes en el predio del proyecto, así como de la caracterización de la flora que será afectada por el desarrollo del mismo, además de inconsistencias en cuanto a la información del inventario forestal presentado”.
Historia de tropiezos
San Antón de las Minas, localidad dolorense ubicada a poco más de 20 kilómetros de la cabecera municipal, fue una zona de actividad minera en el siglo XIX y principios del XX.
En el 2017, Argonaut adquirió las concesiones en 15 millones de dólares, según la página de internet de la compañía canadiense. A raíz de la compra, comenzó actividades de exploración que despertaron la inquietud de los pobladores de la zona y del municipio.
Organizaciones como la Coalición para la defensa de la Cuenca de la Independencia, el Centro de Desarrollo Agropecuario (Cedesa), la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) y Acción Colectiva Ambiental salieron a la palestra y convocaron a especialistas e investigadores a foros para que los habitantes de la región conocieran los impactos de la minería de tajo a cielo abierto, altamente contaminante.
La empresa minera presentó ante la Semarnat la solicitud de autorización con el Documento Técnico Unificado de Cambio de Uso de Suelo Forestal (DTU-BR) el 26 de abril del año pasado, en el que anexó información sobre los contratos de cesión de derechos posesorios y compraventas de predios rústicos en las localidades de San Antón, Cerro del Gallo, Mina Blanca, El Refugio, Silleros, El Sisote y otras vecinas.
El 22 de mayo, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) solicitó la opinión técnica sobre el desarrollo del proyecto a la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del estado, al Ayuntamiento de Dolores Hidalgo, al Consejo Estatal Forestal, así como a otras instancias dentro de la propia Semarnat:  la Dirección general de gestión forestal y suelos, a la Dirección de vida silvestre y a la Dirección general de política ambiental e integración regional y sectorial.
Opinión negativa, casi unánime
Sólo una de todas estas instancias respondió señalando que no era su competencia conocer de la solicitud. Todas las demás emitieron una opinión negativa sobre el proyecto.
Por ejemplo, el 11 de junio de 2019, el Ayuntamiento de Dolores Hidalgo comunicó su rechazo por estos aspectos:
“Eliminación de la fauna y flora nativa de una zona considerable del territorio municipal; uso de explosivos para fragmentar la roca; uso del método de lixiviación de minerales de oro y plata, ya que se utilizan preparaciones con bajas concentraciones de cianuro, método que pone en riesgo la calidad del agua superficial y, a largo plazo, la integridad de mantos freáticos”.
Y destacó como inviable un punto contenido en la solicitud que dice: “Mediante la integración al proyecto de los habitantes de las poblaciones rurales, abatir, y para el caso de las poblaciones de San Antón de las Minas y El Sisote, desaparecer la agricultura y ganadería de subsistencia que actualmente se realiza”.
Mientras que el Consejo estatal forestal, en sesión efectuada el 2 de agosto de 2019, presentó una serie de argumentos para concluir una opinión desfavorable en su mayoría, ya que “no se sustenta de manera adecuada las medidas de remediación de las áreas a impactar”.
Otro rechazo contundente fue el de la Dirección general de gestión forestal y de suelos, que emitió su opinión el 5 de julio de 2019: “la empresa minimiza los impactos ambientales y el daño (afectación leve, moderada e irrelevante), con respecto al método de aprovechamiento de un tajo a cielo abierto y el establecimiento de una laguna de lixiviación, entre otros, y sólo se consideró la reforestación como medida de restauración (por lo que) faltan los programas de rescate y reubicación de flora y fauna, así como las medidas de mitigación de suelo y agua”.
Con las opiniones recabadas y la revisión propia (incluyendo información adicional que la empresa proporcionó el 28 de junio)  la DGIRA concluyó “que los impactos ambientales relativos al factor suelo, flora, fauna, agua y paisaje no fueron identificados en su totalidad”, mientras que las medidas o estrategias para la prevención y mitigación de los impactos ambientales “carecen del sustento técnico correspondiente”
La resolución -que puede ser impugnada o atendida en las observaciones- fue dirigida a la representante legal de la empresa San Antón de Las Minas, S.A. de C.V., Celia Rosario Badillo Botello, en el oficio no. 09968 de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), fechado el 17 de diciembre y notificado el día 19.

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