La inflación en energéticos pega a otros productos: especialistas

 

Se pronostica que sea de 4.84% general para este año

 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de enero de 2022, p. 18

El incremento de la inflación subyacente, que excluye energía y agropecuarios, y que se situó en 5.94 por ciento anual en 2021, la más elevada en los pasados 21 años, supone que el encarecimiento de la electricidad, el gas y la gasolina se ha desplazado hacia otros sectores e influye en el resto de los productos.

Por esta razón, analistas económicos alertan que el incremento de la inflación general, de 7.36 por ciento el año pasado, ya no es meramente producto de la inercia, sino que en parte es estructural.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó el pasado viernes que la inflación general fue de 7.36 por ciento en 2021, marginalmente menor a la de 7.37 por ciento anual de noviembre y por debajo de la expectativa del consenso del mercado, pero la más alta en más en dos décadas, mientras la subyacente fue la más elevada desde el año 2000, cuando se observó una tasa interanual de 7.85 por ciento.

Alejandra Marcos, directora de Análisis de Intercam Casa de Bolsa, alertó que los riesgos de la inflación para que continúe presionada al alza este 2022 son importantes.

Entre ellos están rubros como el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a la gasolina y diésel, el costo acumulado de las empresas y el aumento al salario mínimo de los pasados tres años.

Si bien la desaceleración de la inflación general es una buena noticia (descendieron los productos de alta volatilidad), la elevada inflación subyacente es motivo de preocupación porque es una señal de persistencia de un problema más inercial e incluso estructural, lo que sugiere acciones más agresivas por parte del Banco de México.

Y es que el tejido empresarial en México está conformado, principalmente, por micro, pequeñas y medianas empresas, que son muy sensibles al incremento en los costos energéticos y laborales, con apenas colchones para no sólo invertir, sino sobrevivir a las inclemencias.

Por su parte, el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, resaltó que si la inflación general baja a causa de la no subyacente (aquella inflación que sí incluye productos de alta volatilidad como los precios agropecuarios y energéticos), es casi irrelevante, pues lo serio es la subyacente. El hecho de que ésta siga con una clara trayectoria al alza significa que todavía tenemos un problema mayor de inflación por atacar.

Agregó que la inflación no subyacente es impredecible, volátil y hasta cierto punto aleatoria y no responde a las acciones de política monetaria. En cambio, la subyacente marca la trayectoria de la inflación general en el mediano plazo.

Ricardo Aguilar, economista en jefe de Invex, prevé a su vez que la inflación general para el cierre de 2022 podría rondar 4.84 por ciento, en lugar de 4.22 de su proyección anterior, y más pesimista que el consenso del mercado de 4.16 por ciento.

Y es que los problemas en las cadenas de suministros, que si bien han comenzado a ceder, probablemente no disminuirán lo suficiente para generar una desaceleración relevante de la inflación durante 2022 y ejercer presión adicional sobre los precios de mercancías.

Asimismo, se prevén mayores precios en los servicios, una vez que pase la ola de la variante ómicron y la presión en el componente no subyacente de la inflación (productos agropecuarios y energía) por distorsiones tanto de oferta como de demanda. 


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