Con un Zócalo impresionante, llama López Obrador a salvar a México
SDP Jalisco
2011-06-06 08:39:00
Aspecto de la asamblea informativa de AMLO ayer 5 de junio del 2011 en el Zócalo de la ciudad de México
México, Distrito Federal Domingo 05 de junio de 2011
* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, en la asamblea informativa del Movimiento Regeneración Nacional en el Zócalo de la ciudad de México.
Amigas y amigos:
Muchas gracias por su presencia en esta asamblea nacional. Muchas gracias por lo que hacen a favor de este movimiento y de la causa que enarbolamos. Muchos de ustedes vienen de pueblos, de ejidos, de municipios y de estados distantes y están aquí los de Quintana y de Yucatán, que salieron desde el viernes, lo mismo los de Baja California, Sonora y Chihuahua. Hay una representación de todo México. Están representados todos los estados, desde luego hay ciudadanos, mujeres y hombres libres y conscientes de la capital de nuestra República. Muchas gracias de todo corazón, porque sin ustedes no haríamos muchos, ustedes son el alma de este movimiento. Como lo decía muy bien ese gran presidente, el mejor que ha habido en la historia del país, Benito Juárez: con el pueblo todo, sin el pueblo, nada. Muchas gracias a todas y a todos.
Aquí mismo, en el Zócalo, hace cerca de cinco años, tomamos entre todos y todas la decisión de seguir luchando hasta lograr la transformación del país. Si después del fraude nos hubiésemos retirado o, peor aún, si hubiésemos transado con la mafia del poder, hoy no existiría este movimiento que es la única esperanza para millones de mexicanos, sobre todo, para los más desamparados y pobres de México. También supimos asimilar una de las lecciones que nos dejó la elección del 2006: la necesidad imprescindible de organizarnos para lograr un cambio verdadero. Nos robaron la Presidencia de la República porque la mafia del poder no quiere ningún cambio en beneficio del pueblo, pero se les facilitó porque se valieron de que nos faltaba organización. Por eso llevamos más de cuatro años trabajando intensamente en la organización del pueblo. Los resultados están a la vista.
Actualmente tenemos comités del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) en todos los municipios; y nos hemos propuesto contar con un comité en cada una de las 65 mil secciones electorales del país. Hasta ahora, llevamos 31 mil, el 48 por ciento, y para diciembre de este año, cubriremos todo el territorio nacional. Por cierto, ya tenemos comités de nuestro movimiento en ciudades de Estados Unidos, y aprovecho para pedirles que inviten a familiares o amigos migrantes, porque el domingo próximo, a las 11 horas, vamos a llevar a cabo una asamblea con nuestros paisanos en la plaza pública, frente a la Alcaldía de Los Ángeles, California. Así mismo, hemos echado a andar un plan sencillo, pero eficaz y trascendente.
Estamos llamando a ciudadanos que simpatizan con nuestro movimiento a que participen como protagonistas del cambio verdadero. Se trata de que cada mujer, cada hombre consciente, se apersone y convenza, entre familiares, amigos, compañeras y compañeros de trabajo, a cinco ciudadanos más. Informo a ustedes que ya se han inscrito un millón 300 mil ciudadanos como protagonistas del cambio verdadero, a finales de este año, serán 4 millones, y si cada uno cumple con su compromiso de convencer a cinco, tendremos el respaldo de 20 millones de ciudadanos. De esta forma, haciendo cada quien lo que nos corresponde y, de manera pacífica, sin violencia, con la participación organizada del pueblo, vamos a lograr que se inicie, en el 2012, una nueva etapa en la historia de México. Aquí quiero señalar que hablamos de protagonistas, no de promotores, porque el objetivo de este movimiento va más allá de las elecciones. No se trata únicamente de llegar a los cargos públicos, aunque sea el cargo público más importante de la República. Eso tiene que quedar muy claro. No es el quítate tú, porque quiero yo. No es la lucha del poder por el poder. El objetivo superior es la transformación del país. Para que se entienda mejor y todos sepamos de qué se trata, pensemos que sólo ha habido tres transformaciones en la historia de nuestro país: la Independencia, ese movimiento encabezado por dos curas extraordinarios y rebeldes, que no sólo lucharon por la Independencia de México, sino sobre todo, por la justicia.
Suele olvidarse que Hidalgo fue el primero que proclamó la abolición de la esclavitud y no podemos olvidar también que Morelos, en su célebre documento Los Sentimientos a la Nación decía: Que se modere la indigencia y la opulencia, es decir que haya igualdad. Decía Morelos: Que se eleve el salario del peón y que se eduque al hijo del campesino igual que al hijo del más rico hacendado. Y decía Morelos: Que haya tribunales que protejan al débil de los abusos que cometa el fuerte. Esa fue una transformación. La segunda fue la que encabezó el presidente Juárez con los liberales, porque entonces, como ahora, los conservadores no querían los cambios, y también –como siempre lo hacen—cuando ya se sentían vencidos, acudieron al extranjero a traer a un príncipe para dominar nuestro país. Nada más que Juárez y sus ministros eras hombres que parecían gigantes, que se mantuvieron con firmeza, nunca perdieron la fe en la causa que defendían y así, resistiendo y resistiendo, se logró echar de nuestra Patria a los invasores, se logró restaurar nuestra República y la segunda Independencia de México.
La tercera transformación, no lo olvidemos nunca, fue la Revolución de 1910, porque Porfirio Díaz llevaba 34 años en el poder, había instaurado una dictadura, había esclavitud, maltrato y explotación a los trabajadores. Eran los hacendados los que mangoneaban en nuestro país. Por eso surgió ese movimiento, primero impulsado por los hermanos Flores Magón y por otros dirigentes sociales. Luego ese movimiento fue encabezado por un hombre bueno, un auténtico demócrata, apóstol de la democracia, Francisco I. Madero. Ese movimiento también fue respaldado por dos dirigentes sociales extraordinarios: Francisco Villa y Emiliano Zapata. Y en la post revolución, uno da respuesta a las demandas del pueblo, porque llegó a la Presidencia el general Lázaro Cárdenas del Río, que entregó la tierra a los campesinos, protegió a los obreros y recuperó el petróleo que estaba en manos de extranjeros, para beneficio de los mexicanos. Tres grandes transformaciones ha habido en la historia de nuestro país: Independencia, Reforma y la Revolución, y nosotros queremos llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México. Apostamos a la transformación del país porque no vemos otra salida. La crisis actual demanda de cambios profundos. Nada bueno debe esperarse si continúa el actual régimen.
Tenemos claro que el principal problema de México es el predominio de una mafia del poder y que a ello se debe la decadencia y la tragedia nacional. Los grandes y graves problemas nacionales se han originado o agravado porque un grupo se ha venido apropiando de los bienes del pueblo y ha confiscado todos los poderes. La concentración desmedida de dinero y poder en unas cuantas manos ha cancelado el futuro de millones de mexicanos. Y este desequilibrio de pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco, produjo la ruptura del pacto social y el actual estallido de inconformidad, odio y resentimiento que padecemos. Por eso, no queda más que derrotar a la oligarquía por la vía pacífica y electoral, para establecer en México una auténtica democracia, un gobierno del pueblo y para el pueblo, que distribuya con justicia las riquezas de la nación y haga posible el bienestar, la tranquilidad y la felicidad del pueblo. Se trata de construir un nuevo pacto social. Y a eso, precisamente, convocamos a todos los mexicanos. En este movimiento participan y hay cabida para indígenas, campesinos, obreros, trabajadores independientes, maestros, profesionistas, deportistas, artesanos, artistas, intelectuales, jóvenes, empresarios, comerciantes; mujeres y hombres de todas las corrientes del pensamiento, creyentes y no creyentes, mexicanos todos de buena voluntad, para lograr la hazaña de salvar a México. Proponemos, también, que esta unidad, en la diversidad, se pueda dar teniendo como eje un proyecto alternativo de nación.
Estamos abiertos a que se analice, se enriquezca el que ya hemos presentado, que es fruto del trabajo de un grupo de especialistas e intelectuales, elaborado luego de que se recogieron los sentimientos de la gente en una amplia consulta nacional. En esencia, lo que se plantea es un cambio en la política económica. Proponemos, en particular, que se impulsen actividades productivas y se generen empleos; que se rescate al campo del abandono en que se encuentra y lograr la soberanía alimentaria, que se apoye a las pequeñas y medianas empresas que son las que más mano de obra ocupan; que se impulse la industria de la construcción para reactivar pronto la economía, construir la infraestructura y las obras que hacen falta y generar empleos; que se maneje de manera integral el sector energético y se utilice como palanca de desarrollo, que se deje de vender petróleo crudo para procesar en nuestro país la materia prima mediante la construcción de cinco grandes refinerías, que se deje de comprar la energía eléctrica a las empresas extranjeras y operen a toda su capacidad las plantas de energía eléctrica del sector público, y que todo esto se traduzca en ofrecer a consumidores y pequeños empresarios precios más bajos de gasolinas, diesel, gas y energía eléctrica; que México sea realmente un país libre y soberano; que se terminen con las prácticas monopólicas, que haya competencia y se eviten los precios exagerados en bienes y servicios; que se termine con los privilegios fiscales, que se cumpla con la Constitución y pague más el que tiene más; que se cobren impuestos a las operaciones de la Bolsa de Valores y a las empresas mineras; que se limpie al gobierno de corrupción; que se acabe con la impunidad y se combata con energía a la delincuencia de cuello blanco, que se instaure la austeridad republicana con la reducción a la mitad de los salarios de los altos funcionarios públicos, eliminando las pensiones de los ex presidentes, los gastos médicos, las cajas de ahorro, el uso de aviones, helicópteros y demás prebendas de la alta burocracia; que se democraticen los medios de comunicación; que haya libertad en los sindicatos y se garantice el voto secreto en la elección de dirigentes; que se elija democráticamente a los ministros de la Corte; que el presupuesto, en vez de ser un botín al servicio de una minoría, se destine a impulsar el desarrollo y el bienestar del pueblo; que se eleve el salario mínimo a cuando menos el doble; que se dé preferencia a los pobres, que se garantice a los jóvenes el derecho a la educación, que haya atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuentan con seguridad social y pensión para todos los adultos mayores y para los discapacitados del país; que se enfrente el problema de la inseguridad pública, creando un ambiente de progreso y bienestar, con oportunidades para todos y garantizando empleo a los jóvenes que han sido orillados a tomar el camino de las conductas antisociales; que se acabe con el contubernio entre autoridades y delincuencia organizada; que los encargados de seguridad pública y la procuración de justicia sean ciudadanos de inobjetable honestidad y se mejoren los sueldos y las prestaciones en todas las corporaciones policiacas, que gradualmente se retire el ejército de las calles; que se respeten los derechos humanos; que desaparezca la obsesión de querer enfrentar la violencia con la violencia, que se establezca el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia; que se proteja la naturaleza y el medio ambiente, y que se impulse la creación de una nueva corriente de pensamiento, que fortalezca valores culturales, morales y espirituales.
De modo que sí sabemos lo que se tiene que hacer para lograr el renacimiento de México, pero lo primero es terminar con el predominio del pequeño grupo de potentados que actúan como amos y señores de México. Recordemos que la dictadura porfirista fue definida por Turner, en su libro México Bárbaro, como el régimen unipersonal más perfecto que existía en el mundo; posteriormente, Mario Vargas Llosa, definió al PRI como la dictadura perfecta y ahora lo que nos oprime e impide salir adelante, es una dictadura encubierta que ha montado una república aparente, simulada, falsa, que tiene secuestradas las instituciones, que es dueña de los medios de comunicación más influyentes del país, con lo cual ha podido hipnotizar a muchos para llevar a cabo, con relativa facilidad, el saqueo más grande que se haya registrado en la historia del país. También es necesario reiterar que este grupo mantiene bajo su dominio al PRI y del PAN, y utiliza a un partido o a otro de acuerdo a lo que le conviene. Por ejemplo, ahora que ya no les funciona el PAN ni Calderón, están sembrando la falacia de que los problemas del país se van resolver con el regreso del PRI y con el supuesto triunfo de Peña Nieto en el 2012. ¿Ustedes creen que vamos a salir adelante, que el país va a salir del atolladero en que se encuentra, nuestro pueblo va a salir de la pobreza y de la marginación y de este ambiente de violencia e inseguridad, si regresa el PRI a la Presidencia de la República? (La gente dice: No) Ustedes, ya lo sabía cómo iban a responder, dicen no, porque ustedes son la vanguardia, son los más avispados del país, pero siendo objetivos, ya están cayendo en esta trampa muchos mexicanos.
Los de la mafia del poder son voraces, pero no son tontos. Hay que reconocer que ya mucha gente se está tragando ese plato de mentiras. Por eso tenemos que orientar y hacer conciencia, repetir y repetir que el PRI y el PAN son lo mismo, porque esa es la verdad, los dejan que se peleen cuando se trata de elecciones municipales o estatales, pero cuando está de por medio el mantener el régimen de corrupción y privilegios, siempre los ponen de acuerdo. Como parte de la operación de recambio que ya echaron a andar los que verdaderamente mandan y deciden en el país, a través de sus conductores de radio y televisión, han puesto de moda echarle la culpa de todo al PAN y a Calderón, al que ya, por anticipado, han convertido en chivo expiatorio. Quieren que olvidemos que la actual crisis se gestó cuando el PRI estaba en su apogeo, fundamentalmente cuando Salinas entregó a sus allegados empresas públicas, bancos y reservas mineras de la nación. En ese sexenio se creó la actual oligarquía y, en estricto sentido, esa política de pillaje se mantuvo con Zedillo, Fox y hasta la fecha. Para comprobar que esta mafia domina las instituciones y ha legalizado el atraco mediante el control del Poder Legislativo. Veamos cómo en los últimos años, los diputados del PRI y del PAN, que se hacen llamar representantes populares, han reformado la Constitución y las leyes para el lucro de unos cuantos y en detrimento de la mayoría del pueblo y de la nación. En mayo—recordemos— de 1989, al inicio del gobierno de Carlos Salinas, el PRI y el PAN, aprobaron el Plan Nacional de Desarrollo (1989-1994) que permitió la venta de las empresas públicas al sector privado. Sólo en ese sexenio, se entregaron 250 grandes empresas paraestatales. Se remató Telmex, Mexicana de Aviación, Televisión Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, Astilleros Unidos de Veracruz, ingenios azucareros, fábricas de tractores, automóviles y motores, de cemento, tubería, maquinaria, entre muchas otras. El 27 de junio de 1990, el PRI y el PAN, reformaron el Artículo 28 Constitucional para entregar 18 bancos que eran propiedad de la nación.
Un dato: casi todas las empresas y los bancos, quedaron en manos de gente cercana a Salinas, que ahora aparecen en la lista de los hombres más ricos del mundo y forman parte del grupo dominante en el país. El 6 de enero de 1992, el PRI y el PAN, modificaron el Artículo 27 Constitucional para promover la venta de tierras ejidales. Al mismo tiempo, se dejó de fomentar al sector agropecuario y se abandonó el campo. El 6 de mayo de 1992, el PRI y el PAN, cambiaron la Ley Minera para entregar concesiones para la explotación del oro, la plata y el cobre, a particulares hasta por 50 años; se eliminaron los límites de la superficie que podría ser concesionada, se derogó el impuesto a la extracción de minerales y se dio lugar a la privatización de unidades y plantas mineras del sector paraestatal, como fue el caso de la mina de Cananea. Además, en ese sexenio se entregaron 6 millones 600 mil hectáreas de reservas mineras nacionales, básicamente, a tres consorcios del país: Peñoles, Grupo México y Carso. Y esta misma política ha continuado hasta la fecha. En todo este periodo, esto es importante subrayarlo, en 20 años se han concesionado, según un nuevo dato, 52 millones de hectáreas, es decir, 27 por ciento del territorio de nuestro país. Ni durante el porfiriato se había llevado a cabo semejante enajenación de suelo patrio. El 22 de diciembre de 1992, el PRI y el PAN, aprobaron la reforma a una ley secundaria que, violando la Constitución, ha permitido a empresas extranjeras generar energía eléctrica a empresas privadas, fundamentalmente extranjeras, que hoy venden a la Comisión Federal de Electricidad casi el 50 por ciento de la energía eléctrica que se consume en el país, a precios elevadísimos, al mismo tiempo que se mantienen paradas o subutilizadas las plantas del sector público.
Para ello, cada año, las empresas privadas extranjeras reciben 80 mil millones de pesos del presupuesto público. No podemos olvidar que por esta política de privatización, que es sin duda es sinónimo de corrupción y de tráfico de influencias, se han cometido grandes injusticias, como el despido desalmado y doloroso de 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas. El 5 de marzo de 1993, el PRI y el PAN, aprobaron la reforma al artículo tercero constitucional que limitó la gratuidad de la educación pública sólo a nivel de primaria y secundaria, y se dejó al mercado, como si fuese una mercancía, la educación media superior y universitaria. A partir de entonces, cada año se rechaza a 300 mil jóvenes que son excluidos, y para justificar este absurdo, se implantó la mentira de que los jóvenes no pueden ingresar porque no pasan el examen de admisión, cuando en realidad lo que sucede es que no hay cupo en las escuelas públicas por falta de presupuesto. El 18 de marzo de 1995, la mayoría del PRI, en la Cámara de Diputados, aprobó el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento. El 12 mayo de 1995, el PRI y el PAN, reformaron la ley reglamentaria del servicio ferroviario para privatizar los Ferrocarriles Nacionales de México a empresas nacionales y extranjeras. Hubo tanto descaro en este atraco que, al terminar su sexenio, el presidente Zedillo se fue a trabajar como asesor del Consejo de Administración de una de las empresas que se quedó con la mayor parte de la infraestructura ferroviaria del país. El 23 de mayo de 1996, el PRI y el PAN, aprobaron la Ley de los sistemas de ahorro para el retiro que permitió a operadoras financieras privadas nacionales y extranjeras, administrar sin transparencia, con altos costos de operación, con baja rentabilidad, las pensiones de millones de trabajadores que no dejan de vivir en la incertidumbre por el manejo nada seguro de esos fondos. El 12 de diciembre de 1998, diputados del PRI y del PAN, aprobaron el Fobaproa, que convirtió las deudas privadas de unos cuantos empresarios y banqueros en deuda pública. En la actualidad, esta deuda asciende a 1 billón 300 mil millones de pesos. Y de 1995 a la fecha, se han destinado, sólo para pagar intereses, más de 600 mil millones de pesos del presupuesto nacional. Recursos públicos que debieron ser utilizados para impulsar actividades productivas, crear empleos y para el bienestar del pueblo. El 8 de diciembre de 2005, durante el foxismo, el PRI y el PAN, modificaron la Ley del Impuesto Sobre la Renta para conceder el privilegio a las grandes corporaciones económicas y financieras, de diferir el pago de impuestos hasta por 100 por ciento de sus contribuciones. El 22 de marzo de 2007, el PRI y el PAN, modificaron la ley del ISSSTE que entregó las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado a los intereses de los banqueros. Los trabajadores pagarán más por sus pensiones y al final, recibirán menos. El 24 de octubre de 2008, el PRI y el PAN, aprobaron la Ley de Petróleos Mexicanos para dar lugar al otorgamiento de contratos incentivados –así les llaman— a empresas privadas, nacionales y extranjeras, para la explotación de petróleo, mediante la asignación de áreas o bloques del territorio, en exclusiva, hasta por 25 años.
Actualmente, ya se están suscribiendo contratos de este tipo para la explotación de yacimientos en Tabasco. Por cierto, la Suprema Corte, que está también al servicio de la mafia del poder, ha rechazado una controversia constitucional presentada por cinco presidentes municipales de ese estado, alegando que “carecen de interés jurídico”. Mediante un acuerdo político entre Calderón y Peña Nieto, el 20 de octubre de 2009, los diputados del PRI y del PAN, aprobaron la Ley de ingresos en la que aumentaron el IVA de 15 a 16 por ciento; incrementaron el Impuesto Sobre la Renta de 28 a 30 por ciento; y autorizaron los aumentos mensuales a las gasolinas, el diesel, el gas y la luz. Por último, hago mención que recientemente logramos detener una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, impulsada por el PRI y por el PAN, en la cual, entre otras cosas, se pretende que a partir del raquítico salario mínimo, diez veces menor al de Estados Unidos, se pueda contratar a trabajadores por hora; es decir, quieren pagar 7 pesos por hora; y por 4 horas, 29 pesos, la mitad del salario mínimo, dinero que no le alcanzaría ni para el pasaje. Además, proponen que se pueda contratar a trabajadores sujetos a periodos de prueba hasta por seis meses y por temporada, dejando que el empleador los despida sin indemnización y sin derecho a ninguna prestación social. Con sólo este recuento general de reformas aprobadas por los partidos de la mafia del poder, nadie debería dudar que el PRI y el PAN, desde hace tiempo, están fusionados y representan a los mismos intereses. Por eso, tampoco, es exagerado sostener que la maniobra o el señuelo del regreso del PRI a la Presidencia, sería como el retorno de ese dictador que fue 11 veces presidente de México, Antonio López de Santa Anna. Si regresara el PRI a la Presidencia, y toco madero, acabarían con todo, entregarían los recursos naturales del país, venderían PEMEX, la industria eléctrica, privatizarían, por completo, la educación, la salud y la seguridad social, y terminaríamos como esclavos en nuestra propia tierra. Ni PRI ni PAN, no más engaños, no más injusticias, no más corrupción, no más saqueo, no más sufrimiento para nuestro pueblo. Vamos por un camino del todo nuevo, digamos no al camino trillado de siempre.
Por todo ello, hay que tener mucha claridad; desde luego, esto de tener claro que el PRI y el PAN son lo mismo arriba, no debe conducirnos a ver y a tratar a los priistas y a los panistas de abajo como enemigos, porque con ellos no es el pleito, ellos también han sido perjudicados y están igual de desinformados y esperanzados, como lo está la mayoría del pueblo. Nuestros adversarios, que quede muy claro, son los arriba, los de la cúpula del poder. Lo que tenemos que hacer es convencer al mayor número de mexicanos, sean del partido que sean y a los que no pertenecen a ningún partido, para que juntos cambiemos este régimen desalmado, de privilegios y corrupción, por una nueva república, más justa, más humana y más igualitaria.
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2011-06-06 08:39:00
Aspecto de la asamblea informativa de AMLO ayer 5 de junio del 2011 en el Zócalo de la ciudad de México
México, Distrito Federal Domingo 05 de junio de 2011
* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, en la asamblea informativa del Movimiento Regeneración Nacional en el Zócalo de la ciudad de México.
Amigas y amigos:
Muchas gracias por su presencia en esta asamblea nacional. Muchas gracias por lo que hacen a favor de este movimiento y de la causa que enarbolamos. Muchos de ustedes vienen de pueblos, de ejidos, de municipios y de estados distantes y están aquí los de Quintana y de Yucatán, que salieron desde el viernes, lo mismo los de Baja California, Sonora y Chihuahua. Hay una representación de todo México. Están representados todos los estados, desde luego hay ciudadanos, mujeres y hombres libres y conscientes de la capital de nuestra República. Muchas gracias de todo corazón, porque sin ustedes no haríamos muchos, ustedes son el alma de este movimiento. Como lo decía muy bien ese gran presidente, el mejor que ha habido en la historia del país, Benito Juárez: con el pueblo todo, sin el pueblo, nada. Muchas gracias a todas y a todos.
Aquí mismo, en el Zócalo, hace cerca de cinco años, tomamos entre todos y todas la decisión de seguir luchando hasta lograr la transformación del país. Si después del fraude nos hubiésemos retirado o, peor aún, si hubiésemos transado con la mafia del poder, hoy no existiría este movimiento que es la única esperanza para millones de mexicanos, sobre todo, para los más desamparados y pobres de México. También supimos asimilar una de las lecciones que nos dejó la elección del 2006: la necesidad imprescindible de organizarnos para lograr un cambio verdadero. Nos robaron la Presidencia de la República porque la mafia del poder no quiere ningún cambio en beneficio del pueblo, pero se les facilitó porque se valieron de que nos faltaba organización. Por eso llevamos más de cuatro años trabajando intensamente en la organización del pueblo. Los resultados están a la vista.
Actualmente tenemos comités del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) en todos los municipios; y nos hemos propuesto contar con un comité en cada una de las 65 mil secciones electorales del país. Hasta ahora, llevamos 31 mil, el 48 por ciento, y para diciembre de este año, cubriremos todo el territorio nacional. Por cierto, ya tenemos comités de nuestro movimiento en ciudades de Estados Unidos, y aprovecho para pedirles que inviten a familiares o amigos migrantes, porque el domingo próximo, a las 11 horas, vamos a llevar a cabo una asamblea con nuestros paisanos en la plaza pública, frente a la Alcaldía de Los Ángeles, California. Así mismo, hemos echado a andar un plan sencillo, pero eficaz y trascendente.
Estamos llamando a ciudadanos que simpatizan con nuestro movimiento a que participen como protagonistas del cambio verdadero. Se trata de que cada mujer, cada hombre consciente, se apersone y convenza, entre familiares, amigos, compañeras y compañeros de trabajo, a cinco ciudadanos más. Informo a ustedes que ya se han inscrito un millón 300 mil ciudadanos como protagonistas del cambio verdadero, a finales de este año, serán 4 millones, y si cada uno cumple con su compromiso de convencer a cinco, tendremos el respaldo de 20 millones de ciudadanos. De esta forma, haciendo cada quien lo que nos corresponde y, de manera pacífica, sin violencia, con la participación organizada del pueblo, vamos a lograr que se inicie, en el 2012, una nueva etapa en la historia de México. Aquí quiero señalar que hablamos de protagonistas, no de promotores, porque el objetivo de este movimiento va más allá de las elecciones. No se trata únicamente de llegar a los cargos públicos, aunque sea el cargo público más importante de la República. Eso tiene que quedar muy claro. No es el quítate tú, porque quiero yo. No es la lucha del poder por el poder. El objetivo superior es la transformación del país. Para que se entienda mejor y todos sepamos de qué se trata, pensemos que sólo ha habido tres transformaciones en la historia de nuestro país: la Independencia, ese movimiento encabezado por dos curas extraordinarios y rebeldes, que no sólo lucharon por la Independencia de México, sino sobre todo, por la justicia.
Suele olvidarse que Hidalgo fue el primero que proclamó la abolición de la esclavitud y no podemos olvidar también que Morelos, en su célebre documento Los Sentimientos a la Nación decía: Que se modere la indigencia y la opulencia, es decir que haya igualdad. Decía Morelos: Que se eleve el salario del peón y que se eduque al hijo del campesino igual que al hijo del más rico hacendado. Y decía Morelos: Que haya tribunales que protejan al débil de los abusos que cometa el fuerte. Esa fue una transformación. La segunda fue la que encabezó el presidente Juárez con los liberales, porque entonces, como ahora, los conservadores no querían los cambios, y también –como siempre lo hacen—cuando ya se sentían vencidos, acudieron al extranjero a traer a un príncipe para dominar nuestro país. Nada más que Juárez y sus ministros eras hombres que parecían gigantes, que se mantuvieron con firmeza, nunca perdieron la fe en la causa que defendían y así, resistiendo y resistiendo, se logró echar de nuestra Patria a los invasores, se logró restaurar nuestra República y la segunda Independencia de México.
La tercera transformación, no lo olvidemos nunca, fue la Revolución de 1910, porque Porfirio Díaz llevaba 34 años en el poder, había instaurado una dictadura, había esclavitud, maltrato y explotación a los trabajadores. Eran los hacendados los que mangoneaban en nuestro país. Por eso surgió ese movimiento, primero impulsado por los hermanos Flores Magón y por otros dirigentes sociales. Luego ese movimiento fue encabezado por un hombre bueno, un auténtico demócrata, apóstol de la democracia, Francisco I. Madero. Ese movimiento también fue respaldado por dos dirigentes sociales extraordinarios: Francisco Villa y Emiliano Zapata. Y en la post revolución, uno da respuesta a las demandas del pueblo, porque llegó a la Presidencia el general Lázaro Cárdenas del Río, que entregó la tierra a los campesinos, protegió a los obreros y recuperó el petróleo que estaba en manos de extranjeros, para beneficio de los mexicanos. Tres grandes transformaciones ha habido en la historia de nuestro país: Independencia, Reforma y la Revolución, y nosotros queremos llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México. Apostamos a la transformación del país porque no vemos otra salida. La crisis actual demanda de cambios profundos. Nada bueno debe esperarse si continúa el actual régimen.
Tenemos claro que el principal problema de México es el predominio de una mafia del poder y que a ello se debe la decadencia y la tragedia nacional. Los grandes y graves problemas nacionales se han originado o agravado porque un grupo se ha venido apropiando de los bienes del pueblo y ha confiscado todos los poderes. La concentración desmedida de dinero y poder en unas cuantas manos ha cancelado el futuro de millones de mexicanos. Y este desequilibrio de pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco, produjo la ruptura del pacto social y el actual estallido de inconformidad, odio y resentimiento que padecemos. Por eso, no queda más que derrotar a la oligarquía por la vía pacífica y electoral, para establecer en México una auténtica democracia, un gobierno del pueblo y para el pueblo, que distribuya con justicia las riquezas de la nación y haga posible el bienestar, la tranquilidad y la felicidad del pueblo. Se trata de construir un nuevo pacto social. Y a eso, precisamente, convocamos a todos los mexicanos. En este movimiento participan y hay cabida para indígenas, campesinos, obreros, trabajadores independientes, maestros, profesionistas, deportistas, artesanos, artistas, intelectuales, jóvenes, empresarios, comerciantes; mujeres y hombres de todas las corrientes del pensamiento, creyentes y no creyentes, mexicanos todos de buena voluntad, para lograr la hazaña de salvar a México. Proponemos, también, que esta unidad, en la diversidad, se pueda dar teniendo como eje un proyecto alternativo de nación.
Estamos abiertos a que se analice, se enriquezca el que ya hemos presentado, que es fruto del trabajo de un grupo de especialistas e intelectuales, elaborado luego de que se recogieron los sentimientos de la gente en una amplia consulta nacional. En esencia, lo que se plantea es un cambio en la política económica. Proponemos, en particular, que se impulsen actividades productivas y se generen empleos; que se rescate al campo del abandono en que se encuentra y lograr la soberanía alimentaria, que se apoye a las pequeñas y medianas empresas que son las que más mano de obra ocupan; que se impulse la industria de la construcción para reactivar pronto la economía, construir la infraestructura y las obras que hacen falta y generar empleos; que se maneje de manera integral el sector energético y se utilice como palanca de desarrollo, que se deje de vender petróleo crudo para procesar en nuestro país la materia prima mediante la construcción de cinco grandes refinerías, que se deje de comprar la energía eléctrica a las empresas extranjeras y operen a toda su capacidad las plantas de energía eléctrica del sector público, y que todo esto se traduzca en ofrecer a consumidores y pequeños empresarios precios más bajos de gasolinas, diesel, gas y energía eléctrica; que México sea realmente un país libre y soberano; que se terminen con las prácticas monopólicas, que haya competencia y se eviten los precios exagerados en bienes y servicios; que se termine con los privilegios fiscales, que se cumpla con la Constitución y pague más el que tiene más; que se cobren impuestos a las operaciones de la Bolsa de Valores y a las empresas mineras; que se limpie al gobierno de corrupción; que se acabe con la impunidad y se combata con energía a la delincuencia de cuello blanco, que se instaure la austeridad republicana con la reducción a la mitad de los salarios de los altos funcionarios públicos, eliminando las pensiones de los ex presidentes, los gastos médicos, las cajas de ahorro, el uso de aviones, helicópteros y demás prebendas de la alta burocracia; que se democraticen los medios de comunicación; que haya libertad en los sindicatos y se garantice el voto secreto en la elección de dirigentes; que se elija democráticamente a los ministros de la Corte; que el presupuesto, en vez de ser un botín al servicio de una minoría, se destine a impulsar el desarrollo y el bienestar del pueblo; que se eleve el salario mínimo a cuando menos el doble; que se dé preferencia a los pobres, que se garantice a los jóvenes el derecho a la educación, que haya atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuentan con seguridad social y pensión para todos los adultos mayores y para los discapacitados del país; que se enfrente el problema de la inseguridad pública, creando un ambiente de progreso y bienestar, con oportunidades para todos y garantizando empleo a los jóvenes que han sido orillados a tomar el camino de las conductas antisociales; que se acabe con el contubernio entre autoridades y delincuencia organizada; que los encargados de seguridad pública y la procuración de justicia sean ciudadanos de inobjetable honestidad y se mejoren los sueldos y las prestaciones en todas las corporaciones policiacas, que gradualmente se retire el ejército de las calles; que se respeten los derechos humanos; que desaparezca la obsesión de querer enfrentar la violencia con la violencia, que se establezca el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia; que se proteja la naturaleza y el medio ambiente, y que se impulse la creación de una nueva corriente de pensamiento, que fortalezca valores culturales, morales y espirituales.
De modo que sí sabemos lo que se tiene que hacer para lograr el renacimiento de México, pero lo primero es terminar con el predominio del pequeño grupo de potentados que actúan como amos y señores de México. Recordemos que la dictadura porfirista fue definida por Turner, en su libro México Bárbaro, como el régimen unipersonal más perfecto que existía en el mundo; posteriormente, Mario Vargas Llosa, definió al PRI como la dictadura perfecta y ahora lo que nos oprime e impide salir adelante, es una dictadura encubierta que ha montado una república aparente, simulada, falsa, que tiene secuestradas las instituciones, que es dueña de los medios de comunicación más influyentes del país, con lo cual ha podido hipnotizar a muchos para llevar a cabo, con relativa facilidad, el saqueo más grande que se haya registrado en la historia del país. También es necesario reiterar que este grupo mantiene bajo su dominio al PRI y del PAN, y utiliza a un partido o a otro de acuerdo a lo que le conviene. Por ejemplo, ahora que ya no les funciona el PAN ni Calderón, están sembrando la falacia de que los problemas del país se van resolver con el regreso del PRI y con el supuesto triunfo de Peña Nieto en el 2012. ¿Ustedes creen que vamos a salir adelante, que el país va a salir del atolladero en que se encuentra, nuestro pueblo va a salir de la pobreza y de la marginación y de este ambiente de violencia e inseguridad, si regresa el PRI a la Presidencia de la República? (La gente dice: No) Ustedes, ya lo sabía cómo iban a responder, dicen no, porque ustedes son la vanguardia, son los más avispados del país, pero siendo objetivos, ya están cayendo en esta trampa muchos mexicanos.
Los de la mafia del poder son voraces, pero no son tontos. Hay que reconocer que ya mucha gente se está tragando ese plato de mentiras. Por eso tenemos que orientar y hacer conciencia, repetir y repetir que el PRI y el PAN son lo mismo, porque esa es la verdad, los dejan que se peleen cuando se trata de elecciones municipales o estatales, pero cuando está de por medio el mantener el régimen de corrupción y privilegios, siempre los ponen de acuerdo. Como parte de la operación de recambio que ya echaron a andar los que verdaderamente mandan y deciden en el país, a través de sus conductores de radio y televisión, han puesto de moda echarle la culpa de todo al PAN y a Calderón, al que ya, por anticipado, han convertido en chivo expiatorio. Quieren que olvidemos que la actual crisis se gestó cuando el PRI estaba en su apogeo, fundamentalmente cuando Salinas entregó a sus allegados empresas públicas, bancos y reservas mineras de la nación. En ese sexenio se creó la actual oligarquía y, en estricto sentido, esa política de pillaje se mantuvo con Zedillo, Fox y hasta la fecha. Para comprobar que esta mafia domina las instituciones y ha legalizado el atraco mediante el control del Poder Legislativo. Veamos cómo en los últimos años, los diputados del PRI y del PAN, que se hacen llamar representantes populares, han reformado la Constitución y las leyes para el lucro de unos cuantos y en detrimento de la mayoría del pueblo y de la nación. En mayo—recordemos— de 1989, al inicio del gobierno de Carlos Salinas, el PRI y el PAN, aprobaron el Plan Nacional de Desarrollo (1989-1994) que permitió la venta de las empresas públicas al sector privado. Sólo en ese sexenio, se entregaron 250 grandes empresas paraestatales. Se remató Telmex, Mexicana de Aviación, Televisión Azteca, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Altos Hornos de México, Astilleros Unidos de Veracruz, ingenios azucareros, fábricas de tractores, automóviles y motores, de cemento, tubería, maquinaria, entre muchas otras. El 27 de junio de 1990, el PRI y el PAN, reformaron el Artículo 28 Constitucional para entregar 18 bancos que eran propiedad de la nación.
Un dato: casi todas las empresas y los bancos, quedaron en manos de gente cercana a Salinas, que ahora aparecen en la lista de los hombres más ricos del mundo y forman parte del grupo dominante en el país. El 6 de enero de 1992, el PRI y el PAN, modificaron el Artículo 27 Constitucional para promover la venta de tierras ejidales. Al mismo tiempo, se dejó de fomentar al sector agropecuario y se abandonó el campo. El 6 de mayo de 1992, el PRI y el PAN, cambiaron la Ley Minera para entregar concesiones para la explotación del oro, la plata y el cobre, a particulares hasta por 50 años; se eliminaron los límites de la superficie que podría ser concesionada, se derogó el impuesto a la extracción de minerales y se dio lugar a la privatización de unidades y plantas mineras del sector paraestatal, como fue el caso de la mina de Cananea. Además, en ese sexenio se entregaron 6 millones 600 mil hectáreas de reservas mineras nacionales, básicamente, a tres consorcios del país: Peñoles, Grupo México y Carso. Y esta misma política ha continuado hasta la fecha. En todo este periodo, esto es importante subrayarlo, en 20 años se han concesionado, según un nuevo dato, 52 millones de hectáreas, es decir, 27 por ciento del territorio de nuestro país. Ni durante el porfiriato se había llevado a cabo semejante enajenación de suelo patrio. El 22 de diciembre de 1992, el PRI y el PAN, aprobaron la reforma a una ley secundaria que, violando la Constitución, ha permitido a empresas extranjeras generar energía eléctrica a empresas privadas, fundamentalmente extranjeras, que hoy venden a la Comisión Federal de Electricidad casi el 50 por ciento de la energía eléctrica que se consume en el país, a precios elevadísimos, al mismo tiempo que se mantienen paradas o subutilizadas las plantas del sector público.
Para ello, cada año, las empresas privadas extranjeras reciben 80 mil millones de pesos del presupuesto público. No podemos olvidar que por esta política de privatización, que es sin duda es sinónimo de corrupción y de tráfico de influencias, se han cometido grandes injusticias, como el despido desalmado y doloroso de 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas. El 5 de marzo de 1993, el PRI y el PAN, aprobaron la reforma al artículo tercero constitucional que limitó la gratuidad de la educación pública sólo a nivel de primaria y secundaria, y se dejó al mercado, como si fuese una mercancía, la educación media superior y universitaria. A partir de entonces, cada año se rechaza a 300 mil jóvenes que son excluidos, y para justificar este absurdo, se implantó la mentira de que los jóvenes no pueden ingresar porque no pasan el examen de admisión, cuando en realidad lo que sucede es que no hay cupo en las escuelas públicas por falta de presupuesto. El 18 de marzo de 1995, la mayoría del PRI, en la Cámara de Diputados, aprobó el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento. El 12 mayo de 1995, el PRI y el PAN, reformaron la ley reglamentaria del servicio ferroviario para privatizar los Ferrocarriles Nacionales de México a empresas nacionales y extranjeras. Hubo tanto descaro en este atraco que, al terminar su sexenio, el presidente Zedillo se fue a trabajar como asesor del Consejo de Administración de una de las empresas que se quedó con la mayor parte de la infraestructura ferroviaria del país. El 23 de mayo de 1996, el PRI y el PAN, aprobaron la Ley de los sistemas de ahorro para el retiro que permitió a operadoras financieras privadas nacionales y extranjeras, administrar sin transparencia, con altos costos de operación, con baja rentabilidad, las pensiones de millones de trabajadores que no dejan de vivir en la incertidumbre por el manejo nada seguro de esos fondos. El 12 de diciembre de 1998, diputados del PRI y del PAN, aprobaron el Fobaproa, que convirtió las deudas privadas de unos cuantos empresarios y banqueros en deuda pública. En la actualidad, esta deuda asciende a 1 billón 300 mil millones de pesos. Y de 1995 a la fecha, se han destinado, sólo para pagar intereses, más de 600 mil millones de pesos del presupuesto nacional. Recursos públicos que debieron ser utilizados para impulsar actividades productivas, crear empleos y para el bienestar del pueblo. El 8 de diciembre de 2005, durante el foxismo, el PRI y el PAN, modificaron la Ley del Impuesto Sobre la Renta para conceder el privilegio a las grandes corporaciones económicas y financieras, de diferir el pago de impuestos hasta por 100 por ciento de sus contribuciones. El 22 de marzo de 2007, el PRI y el PAN, modificaron la ley del ISSSTE que entregó las pensiones de los trabajadores al servicio del Estado a los intereses de los banqueros. Los trabajadores pagarán más por sus pensiones y al final, recibirán menos. El 24 de octubre de 2008, el PRI y el PAN, aprobaron la Ley de Petróleos Mexicanos para dar lugar al otorgamiento de contratos incentivados –así les llaman— a empresas privadas, nacionales y extranjeras, para la explotación de petróleo, mediante la asignación de áreas o bloques del territorio, en exclusiva, hasta por 25 años.
Actualmente, ya se están suscribiendo contratos de este tipo para la explotación de yacimientos en Tabasco. Por cierto, la Suprema Corte, que está también al servicio de la mafia del poder, ha rechazado una controversia constitucional presentada por cinco presidentes municipales de ese estado, alegando que “carecen de interés jurídico”. Mediante un acuerdo político entre Calderón y Peña Nieto, el 20 de octubre de 2009, los diputados del PRI y del PAN, aprobaron la Ley de ingresos en la que aumentaron el IVA de 15 a 16 por ciento; incrementaron el Impuesto Sobre la Renta de 28 a 30 por ciento; y autorizaron los aumentos mensuales a las gasolinas, el diesel, el gas y la luz. Por último, hago mención que recientemente logramos detener una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, impulsada por el PRI y por el PAN, en la cual, entre otras cosas, se pretende que a partir del raquítico salario mínimo, diez veces menor al de Estados Unidos, se pueda contratar a trabajadores por hora; es decir, quieren pagar 7 pesos por hora; y por 4 horas, 29 pesos, la mitad del salario mínimo, dinero que no le alcanzaría ni para el pasaje. Además, proponen que se pueda contratar a trabajadores sujetos a periodos de prueba hasta por seis meses y por temporada, dejando que el empleador los despida sin indemnización y sin derecho a ninguna prestación social. Con sólo este recuento general de reformas aprobadas por los partidos de la mafia del poder, nadie debería dudar que el PRI y el PAN, desde hace tiempo, están fusionados y representan a los mismos intereses. Por eso, tampoco, es exagerado sostener que la maniobra o el señuelo del regreso del PRI a la Presidencia, sería como el retorno de ese dictador que fue 11 veces presidente de México, Antonio López de Santa Anna. Si regresara el PRI a la Presidencia, y toco madero, acabarían con todo, entregarían los recursos naturales del país, venderían PEMEX, la industria eléctrica, privatizarían, por completo, la educación, la salud y la seguridad social, y terminaríamos como esclavos en nuestra propia tierra. Ni PRI ni PAN, no más engaños, no más injusticias, no más corrupción, no más saqueo, no más sufrimiento para nuestro pueblo. Vamos por un camino del todo nuevo, digamos no al camino trillado de siempre.
Por todo ello, hay que tener mucha claridad; desde luego, esto de tener claro que el PRI y el PAN son lo mismo arriba, no debe conducirnos a ver y a tratar a los priistas y a los panistas de abajo como enemigos, porque con ellos no es el pleito, ellos también han sido perjudicados y están igual de desinformados y esperanzados, como lo está la mayoría del pueblo. Nuestros adversarios, que quede muy claro, son los arriba, los de la cúpula del poder. Lo que tenemos que hacer es convencer al mayor número de mexicanos, sean del partido que sean y a los que no pertenecen a ningún partido, para que juntos cambiemos este régimen desalmado, de privilegios y corrupción, por una nueva república, más justa, más humana y más igualitaria.
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