Va al fracaso la impuesta reforma educativa
Revista SIEMPRE!!
Fue diseñada bajo criterios neoliberales
Martín Esparza Flores
El secretario de Educación Pública,
Emilio Chuayffet Chemor, lanzó hace unos días su “anatema” oficial de
sancionar a los maestros y los gobiernos de los estados que busquen
aplazar la puesta en marcha de la reforma educativa, reafirmando con
ello el trasfondo intolerante de su origen y la ausencia total de
consensos para aquellos a los que ahora se les busca imponer una
contrarreforma que no impulsará un auténtico cambio en el modelo
educativo a favor de los estudiantes, sino la propuesta privatizadora
dictada por organismos como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico que ocasionará inestabilidad laboral a miles de
maestros y el gradual deterioro en su nivel de vida.
Apoyado en la complicidad de los medios,
Chuayffet insiste en endilgar a los mentores su renuencia a ser
evaluados, pero sistemáticamente evade tocar las propuestas hechas al
respecto en los diez foros regionales celebrados con antelación a la
aprobación de la iniciativa, a instancias del magisterio democrático,
por especialistas en la materia, profesores de todo el país y hasta
padres de familia. Puntos de vista que en la más totalitaria de las
actitudes políticas, sencillamente fueron ignorados.
El gobierno amenaza con imponer
sanciones económicas a los faltistas, pero se guarda de informar al país
sobre su renuencia, el pasado año, a entregar a las “instancias legales
correspondientes para su procesamiento”, los resultados de los foros
regionales a los que sus representantes sólo acudieron para tomarse la
foto, pero no para entablar una discusión de altura que permitiera el
diálogo para llegar a acuerdos con aquellos que sí conocen la
problemática educativa desde sus raíces. La parafernalia oficial incluyó
a maestros indígenas, cuyas propuestas quedaron ahí como testimonio de
la imposición de políticas públicas dictadas desde el exterior que no
tomaron en cuenta la situación particular de cada región del país.
La reforma educativa tampoco emergió de
un consenso ni una consulta social y menos de un diagnóstico de los más
avezados del tema, sino de los dictados de organismos internacionales
que alrededor del mundo, y en base a la aplicación de las políticas
neoliberales, buscan restarles obligaciones y facultades a los gobiernos
hacia la educación pública. Prueba de ello es que en todos los foros se
señaló que la reforma plantea un marco homogéneo para una realidad
compleja y diversa.
Otra muestra palpable del sentido
privatizador es el planteamiento de la llamada autonomía de las
escuelas, bajo cuyo modelo el Estado abandona su responsabilidad de
resolver las necesidades materiales de la educación pública, cargando a
los padres de familia la responsabilidad del financiamiento y
funcionamiento de las escuelas.
Situación de abandono donde van
implícitas la precariedad y la inestabilidad laboral de los maestros, y
que por obvias razones no auguran ningún mejoramiento o futuro
promisorio a la educación de los niños.
Comentarios